Tras haberse propagado por numerosos países del mundo árabe-musulmán, las protestas contra la película Inocencia de los musulmanes se extienden a Europa, y más concretamente a Francia, que posee la comunidad musulmana más numerosa del continente (de 4 a 6 millones de personas), y a Bélgica. “Los islamistas quieren manifestarse en Paris", anuncia Le Figaro, mientras un llamamiento se difunde por las redes sociales para salir nuevamente a la calle el próximo 22 de septiembre en París y manifestarse en contra de la película producida en Estados Unidos y que ridiculiza a Mahoma y al Islam. La primera manifestación, no autorizada, tuvo lugar el 15 de septiembre junto a la embajada de Estados Unidos en París. 152 personas fueron identificadas, principalmente salafistas (una rama del islam radical).
En su editorial, el diario conservador considera que:
Tenemos la obligación de reaccionar con firmeza para que no nos supere. Los poderes públicos deben prohibir, por cualquier medio, que se celebren las nuevas manifestaciones que los salafistas pretenden organizar, y deben condenar a sus instigadores. Francia no puede dejar que le pisoteen.
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Al comentar, sin citarla, la portada del semanario Charlie Hebdo que muestra a un musulmán en silla de ruedas, que podría ser Mahoma, empujado por un judío ortodoxo, Le Figaro advierte:
No caigamos en su trampa al responder a sus intimidaciones con burdas provocaciones. Publicar caricaturas del profeta es tan fácil como irresponsable.
En Bélgica, también pervive cierta agitación: “Los extremistas amenazan a los ciudadanos de Amberes de origen marroquí que se muestran críticos”, titula De Morgen tras las manifestaciones violentas de jóvenes extremistas fomentadas por el grupo radical Sharia4Belgium, celebradas el 15 y el 16 de septiembre en el barrio de Borgerhout, en Amberes, y durante las que se detuvo a 230 personas.
Para evitar nuevas confrontaciones, el alcalde de la localidad flamenca, el socialista Patrick Janssens, ha prohibido cualquier tipo de concentración en Borgerhout a partir del 19 de septiembre. Para el redactor jefe de Morgen, Wouter Verschelden, el debate con la vista puesta en las elecciones municipales del 14 de octubre se centra ahora en “ese pequeño grupo marginal, Sharia4belgium y compañía”,
Un puñado de jóvenes que apenas tiene edad para dejarse barba y para exhibir un lenguaje provocador y cargado de odio. Un lenguaje que parece tener especialmente éxito entre el rango de edad de 12 a 15 años, jóvenes que tienen mucho tiempo libre y que carecen de una autoridad parental.
Verschelden no piensa solo que la minoría musulmana no sabe cómo actuar frente a estas amenazas de algunos “agitadores marginales”, sino que también critica la atención que los medios de comunicación prestan a estos jóvenes, porque eso es precisamente lo que los extremistas buscan. Para él, no se debería poner en tela de juicio a los instigadores sino al contexto urbano y al multiculturalismo.