La playa de Sperlonga (Italia), en 2012.

¿Menos vacaciones para un mayor crecimiento?

Para superar la crisis, muchos países europeos se plantean de un modo más o menos serio reducir los días de vacaciones pagadas. Una idea tentadora, pero que resultaría contraproducente.

Publicado en 5 agosto 2013 a las 15:59
La playa de Sperlonga (Italia), en 2012.

En pleno verano, el Gobierno francés decide eliminar las vacaciones de agosto y adelantar un mes la vuelta a la actividad para llenar las arcas del Estado. Es el contexto de una reciente película de Antonin Peretjatko, La Fille du 14 juillet (La chica del 14 de julio).

Hay pocas posibilidades de que el Gobierno de Jean-Marc Ayrault, o cualquier otro Gobierno, tome una decisión tan repentina y drástica. Pero la idea de reducir las vacaciones para favorecer la economía no es exclusiva de los directores de cine.

En 2010, dos federaciones de pequeñas y medianas empresas alemanas propusieron reducir una e incluso dos semanas el número legal de días de vacaciones pagadas "para mantener la reactivación" económica. Más recientemente, el secretario de Estado italiano de Economía propuso reducir una semana los días de vacaciones pagadas para que el país saliera de la recesión, afirmando que una medida así tendría "un impacto inmediato de alrededor de un punto sobre el PIB".

La idea no siempre surge en las altas esferas: en marzo de 2012, el 66,5% de los electores suizos rechazaron en un referéndum federal de iniciativa popular la propuesta de instaurar dos semanas de vacaciones pagadas adicionales, pues temían que tuviera unas consecuencias nefastas en la economía.

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Beneficios teóricos

Con la crisis económica que sufre Europa, los países europeos intentan aumentar su competitividad reduciendo los costes de producción y sobre todo los costes del trabajo. Para llegar a ese objetivo, pueden por ejemplo reducir los sueldos, como hizo España en 2010. Una política cuanto menos impopular y que entraña importantes riesgos.

Reducir el número de vacaciones pagadas en teoría es otra solución. Se pueden incluso calcular los efectos teóricos de una medida así. "Se estima que un día laboral de más aporta entre un 0,07 y un 0,08 de crecimiento adicional", explica Ronan Mahieu, responsable del departamento de cuentas nacionales en el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE). “El efecto en el crecimiento anual sigue siendo bastante reducido". Reducido pero real.

A pesar de los beneficios teóricos de los días de trabajo adicionales, todos los países de la Unión Europea ofrecen al menos 20 días de vacaciones pagadas a sus trabajadores. [[Al otro lado del Atlántico, muchos opinan que los 20 o 30 días de vacaciones pagadas que conceden los países europeos son una aberración económica]], al igual que consideran que otros beneficios sociales son demasiado generosos.

Un trabajador contento es más productivo

Sin embargo, el impacto negativo de las vacaciones pagadas en la economía nunca se ha demostrado y algunos incluso sostienen lo contrario. “Desde el punto de vista teórico, cuantas más vacaciones tenga un trabajador, más contento estará y más aumentará su producción en el trabajo”, explica Francesco Vona, economista del Observatorio Francés de Coyunturas Económicas. “También existe una explicación cognitiva: nuestra capacidad de concentración es limitada y nuestra creatividad está relacionada con la capacidad de ver las cosas desde el exterior, algo que es difícil de conseguir cuando se trabaja demasiado".

Pero cuidado, pues si se conceden demasiadas vacaciones pagadas, también se corre el riesgo de que aumente el ritmo de trabajo en sectores como la industria para compensar la pérdida de tiempo de trabajo efectivo de los trabajadores. Y un ritmo demasiado intenso puede tener los mismos efectos nefastos en la salud (estrés, fatiga, enfermedades) que la falta de vacaciones.

Por lo general, cuanto más próspero es un país, menos horas se trabajan al año, aunque eso no quiere decir obligatoriamente que si un país desea enriquecerse rápidamente tenga que reducir el número de horas trabajadas, reduciendo el tiempo de trabajo, por ejemplo. Corea del Sur y México, que trabajan muchas más horas anuales que Grecia, registran un crecimiento mucho mayor que Francia.

Por un enfoque más flexible

Existen razones sólidas para pensar que un mayor número de vacaciones implica un aumento de la productividad de los trabajadores, pero lo que interesa a un país ante todo es el crecimiento económico, es decir, la producción de riqueza adicional con respecto al periodo anterior. Ahora bien, la idea de que un mayor número de días de vacaciones pueda mejorar la producción total en un año y por lo tanto crear crecimiento es mucho menos evidente: si fuera así, la mejor forma de aumentar al máximo la producción sería tener únicamente vacaciones pagadas durante todo el año.

“Resulta muy difícil calcular el impacto real de un día de vacaciones más o menos en la economía” resume Ronan Mahieu del INSEE, que recuerda que no todos los trabajadores se toman todos los días de vacaciones a los que tienen derecho.

[[¿Existe un número ideal de días de vacaciones pagadas para la economía? En absoluto]], sobre todo porque el número legal mínimo de días de vacaciones no se corresponde con los días de vacaciones que realmente se toman los trabajadores, teniendo en cuenta los que no disfrutan de todas sus vacaciones y los que trabajan en sectores en los que las empresas proponen el doble del mínimo.

La solución quizás esté en un concepto mucho más flexible de las vacaciones y más en general del tiempo de trabajo. O bien podemos imaginar un futuro con un número ilimitado de días de vacaciones, como en las empresas IBM o Netflix. El principio es el siguiente: dejar que los empleados se tomen tantas vacaciones como deseen, siempre que el trabajo se realice.

Visto desde Gran Bretaña

Contra las sagradas vacaciones

The Economist cree que “las vacaciones pagadas en Europa siguen siendo sagradas” y señala que es “así de cierto tanto en los países anglosajones y germánicos como en los latinos”.
La revista ahonda en que el aumento de productividad no siempre corresponde a un aumento de horas de trabajo. Lo argumenta con datos históricos pues, durante la Segunda Guerra Mundial, las horas de trabajo, que podían ser de hasta 100 horas a la semana, se redujeron y se produjo un repunte de la producción.
Cualquier esfuerzo por recortar el número de días de vacaciones pagadas tiene escaso éxito, pues según el diario:

Cuando Italia trató de cambiar algunas festividades que caían en mitad de la semana, los creyentes en Nápoles dijeron que el milagro de san Jenaro, el santo patrón cuya sangre se licua el 19 de septiembre (y al menos otros dos días fijados), no podía retrasarse vía decreto administrativo. Ni siquiera a los jefes parece entusiasmarles la idea de hacer que los empleados trabajen más. Business Europe, la federación de patronales europea, dijo que no había abordado una reducción de los días de vacaciones pagadas. La presidenta de la federación, Emma Marcegaglia, no estaba disponible para realizar declaraciones. Estaba de vacaciones.

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