Monetizar la biodiversidad es un mal negocio para Europa, declaran los expertos en finanzas

Mientras la conferencia COP 15 sobre biodiversidad se lleva cabo en Montreal, las organizaciones ambientales y financieras explican que Europa no debería apoyar la denominada “economía positiva para la naturaleza”, que consiste en contrarrestar la pérdida de biodiversidad y apegarse a su política de conservación y regulación, informa Emanuela Barbiroglio.

Publicado en 15 diciembre 2022 a las 11:02

Las áreas protegidas cubren más de un cuarto de los territorios europeos principalmente en la red de Natura 2000 y las nuevas propuestas buscan expandir su alcance, sin embargo, los expertos difieren en lo que respecta a la economía de la biodiversidad.

Mientras el WWF y el Foro Económico Mundial instaban a los líderes mundiales a aprobar los requisitos obligatorios para evaluar y revelar los impactos y dependencias en la biodiversidad para 2030 con una campaña de “Business for nature” (negocios para la naturaleza), más de 110 expertos del ámbito académico y de la sociedad civil firmaron una carta abierta para rechazar la “economía positiva para la naturaleza”.

“Detrás de este nombre en apariencia inofensivo yace una presión para ‘financiarizar’ la destrucción de la biodiversidad mediante valoraciones económicas sin sentido de los servicios del ecosistema y la compensación por pérdida de biodiversidad”, declaró Frederic Hache, fundador del Green Finance Observatory y uno de los signatarios de la carta.

E l debate filosófico sobre los valores de la naturaleza, el legado de una perspectiva imperialista sobre los ecosistemas, se convirtió en un debate económico.Según los signatarios, el plan de economía positiva para la naturaleza “promueve una valoración económica de la naturaleza sin sentido” y la compensación por pérdida de biodiversidad. No obstante, según escribieron, “por lo general, es poco probable” que la compensación “sea factible en plazos razonables”.

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También suele ser “excesivamente cara”. “No contiene la destrucción, sino que, en el mejor de los casos, la desvía”, y “en muchos casos ha resultado en acaparamiento de tierras, conflictos sobre el uso de la tierra y abusos contra los derechos humanos”. Además, “podría transferir decisiones de conservación críticas para nuestro futuro a los mercados financieros y a sus conocidos cambios de humor irracionales”.

“Si bien solo hay seis gases de efecto invernadero, existen millones de especies con redes de interdependencia increíblemente complejas, por lo que los críticos temían la llegada de una nueva ola de lo que sucedió con los mercados de carbono hace 15 años.

“Los créditos de compensación de carbono tienen un historial deplorable con un fracaso de un 85 % según un estudio de la Comisión Europea de 2017, y esto probablemente nunca tendrá arreglo, ya que – en las palabras del antiguo director del organismo regulador de mercados de carbono en Australia Andrew Macintosh – “cuando se corrige la integridad, los precios se disparan”, explicó Hache.

“La compensación por pérdida de biodiversidad ha demostrado tener peores problemas de integridad ambiental que la compensación de carbono, creando, sin embargo, los mismos riesgos de acaparamiento de tierras y conflictos sobre el uso de la tierra”.

La carta llamó a la Comisión Europea a “implementar en su lugar normas ambientales más estrictas que exijan una disminución en la pérdida de biodiversidad” en vísperas de la cumbre COP15 de las Naciones Unidas en Montreal.

La estrategia de la UE

Como parte de su nueva Estrategia sobre Biodiversidad, la Unión Europea aprobó una propuesta para una Ley de Restauración de la Naturaleza en junio.

Esto debería ayudar a lograr los siguientes objetivos vinculantes:

  • restaurar las especies y los hábitats protegidos por la legislación sobre naturaleza de la UE;
  • revertir el declive de polinizadores para 2030;
  • lograr que no haya una pérdida neta de los espacios verdes urbanos para 2030 y que haya como mínimo un 10 % de cobertura forestal en las ciudades europeas;
  • mejorar la biodiversidad en las tierras agrícolas, por ejemplo, con las mariposas de pradera, las aves de campos de cultivo, los elementos paisajísticos de gran diversidad;
  • restaurar las turberas drenadas;
  • tener bosques más saludables y con una biodiversidad mejorada;
  • llegar como mínimo a los 25 000 km de ríos de caudal libre para 2030;
  • restaurar las praderas marinas y el fondo marino.

Una hoja de datos que presenta la ley señaló que “cada 1 euro invertido en la restauración de la naturaleza suma entre 8 € y 38 € euros más de beneficios”.

El mercado de la biodiversidad

Con el Marco Global para la BiodiversidadPost-2020 , el Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas esperaba salvar por lo menos un 30 % de las áreas terrestres y marinas a nivel mundial para 2030 “mediante sistemas de áreas protegidas eficaces, administrados de manera equitativa, representativos en el aspecto ecológico y bien conectados”.

Los conservacionistas también buscaban “reorientar, reutilizar, reformar o eliminar incentivos dañinos para la biodiversidad de una manera justa y equitativa, reduciéndolos en por lo menos 500 000 millones de dólares [aproximadamente una cantidad similar en euros] al año”.

Por otra parte, el convenio solicitó un “aumento de 200 000 millones de dólares en los flujos financieros de todas las fuentes hacia los países en vías de desarrollo”.

Un estudio de 2017, centrado en los mecanismos de compensación de la biodiversidad en Europa, mostró que “hasta la fecha, la mayoría de las actividades de mitigación con propósitos de compensación ha sido impulsada por compensaciones aisladas, lo que representa más de un 90 % del total de áreas terrestres protegidas a partir de 2015”.

“En comparación con 2017, cuando el tema no era convencional, ahora tenemos un contexto político maduro pese a la actual crisis energética, por lo que hay muchos motores para desarrollar un mercado de compensación” declaró Alessandro Leonardi, investigador en la Universidad de Padua (Italia) y cofundador de la compañía de consultoría Etifor. “Un marco para el sector privado está apareciendo lentamente”.

Los Objetivos para la Naturaleza Basados en la Ciencia (SBTN) buscan definir cómo las compañías pueden evaluar, priorizar, medir, abordar y monitorear sus impactos y sus dependencias en la naturaleza. Cuando un impacto en la biodiversidad es inevitable, estos objetivos establecen reglas para crear o restaurar un hábitat del mismo tamaño.

Colonialismo anticuado

De acuerdo con Fiore Longo, activista del movimiento indígena Survival International, este plan no tiene beneficios científicamente demostrados e incluso podría causar daños. “Los términos como ‘restauración’ y ‘resilvestración’ pueden acarrear injusticia, ya que presumen que todo lo que existe sobre el terreno es un problema”, afirmó.

“Creo que necesitamos ser extremadamente cuidadosos con conceptos como ‘resilvestración’ o ‘restauración’, dos conceptos diferentes que están relacionados”, agregó Longo.  “En vista de que la mayoría de los ecosistemas del planeta han sido modificados por los humanos durante un largo tiempo, la decisión sobre a qué condición de qué época se debería restaurar o resilvestrar un ecosistema es algo bastante discutible, y arbitrario”.

En cambio, los científicos han observado efectos más positivos cuando las poblaciones indígenas o las comunidades locales tienen derechos sobre las tierras y están involucradas en las decisiones sobre conservación.

La nueva Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) encontró que “de acuerdo con la revisión sistemática de alrededor de 15 000 fuentes científicas y gubernamentales, pese a que la naturaleza administrada por poblaciones indígenas y comunidades locales está afrontando una presión creciente, su declive es menos rápido que en otras tierras.

La IPBES señaló que “tres cuartos del ecosistema terrestre y alrededor de un 66 % del ecosistema acuático se han visto significativamente alterados por acciones humanas”, pero, “en promedio, estas tendencias han sido menos graves o se han evitado en áreas pertenecientes a o administradas por poblaciones indígenas y comunidades locales”.

El ecologismo moderno, cuyo origen tuvo lugar en la década de los sesenta, con la publicación de Primavera Silenciosa de Rachel Carson como indicador clave, podría estar obsoleto. Una profesora titular de la Liverpool John Moores University, Céline Germond-Duret, explicó que “es necesario que haya un régimen de conservación poscolonial”.

En su opinión, las negociaciones del Marco Global para la Biodiversidad Post-2020 ofrecieron una oportunidad para iniciar un cambio sistémico.

“La conservación de la naturaleza es una causa noble e importante, una emergencia, inclusive, conforme nos dirigimos a una época de daños irreversibles”, concluyó Germond-Duret. “En última instancia, los conservacionistas y las poblaciones indígenas tienen un interés común: la protección de la biodiversidad, si bien esta está respaldada por valores y concepciones diferentes respecto a la relación entre las personas y la naturaleza”.

Este reportaje forma parte de la serie “The Green Veins of Europe: eco corridors and the European Green Deal”, con el apoyo de Journalismfund.eu mediante la subvención de Investigation Grants for Environmental Journalism.


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