Análisis Deporte y crisis climática

Mundial de fútbol, JJ. OO., Olimpiadas de Invierno… cuando el deporte mundial es una amenaza climática

Esquí en el desierto, estadios de un solo uso… El Mundial de fútbol en Catar no es la única competición deportiva que tiene un impacto medioambiental. Nuevas bombas climáticas del mismo tipo están en fase de desarrollo. En un mundo sacudido por el calentamiento global, ¿es deseable seguir organizando este tipo de eventos deportivos?

Publicado en 8 diciembre 2022 a las 11:52

Estadios climatizados y de un solo uso, "lanzaderas" aéreas para asistir a los partidos… La Copa Mundial de Fútbol en Catar arroja a la luz las derivas ecológicas del negocio del deporte y sus mayores lugares de culto, las competiciones a nivel continental e internacional. "Estos eventos reúnen a cientos de miles de personas procedentes de todo el mundo quienes, durante unas semanas, viajan y consumen en lugares en ocasiones creados ad hoc", observa la geopolitóloga Carole Gomez, experta en el impacto del deporte en las relaciones internacionales.

A su paso, las emisiones de gases de efecto invernadero se disparan, en especial debido a los desplazamientos por aire. La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) evalúa las emisiones de CO2 del Mundial en Catar, que ascienden a 3,6 millones de toneladas, una cantidad similar a las emisiones anuales de Islandia y Montenegro. Las ediciones anteriores en Rusia, Brasil y Sudáfrica ya fueron desastrosas, con emisiones de CO2 superiores a 2 millones de toneladas. Estas cifras, subestimadas y difíciles de entender, representan una contribución concreta y tangible al cambio climático.

La preparación y celebración de estas competiciones viene acompañada de destrucciones directas. Las infraestructuras (estadios, hoteles, autopistas, aeropuertos, etc.) se construyen en detrimento de espacios naturales. Para los Juegos Olímpicos de Invierno en Rusia, organizados en 2014 en una localidad turística costera, la empresa pública Olympstroy construyó una autopista a través de los bosques del Cáucaso, parte de los cuales son patrimonio mundial de la UNESCO. En Corea del Sur, cuatro años más tarde, el bosque del Monte Gariwang, formado por árboles milenarios y considerado sagrado, se destruyó para construir unas pistas de esquí. Cuando los atletas volvieron a sus casas, la provincia de Gangwon no sabía qué hacer con las instalaciones.

Soplan vientos de revueltas

De la manera en que se organizan, "estas competiciones suponen un despilfarro para un mundo al borde del abismo, en el que la temperatura media en Francia podría ser 3,8 °C superior a la de principios del siglo XX", declara Jérôme Santolini, uno de los coordinadores del colectivo Rebelión Científica, formado por científicos de todas las disciplinas que se movilizan contra la inacción climática. "En este momento no sabemos nada con certeza, salvo que la magnitud de la catástrofe dependerá de las decisiones que tomemos ahora. Las competiciones deportivas no pueden sacarse de la ecuación." 

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Si los disparates climáticos se concentran, ¿puede el Mundial provocar un gran sobresalto? "Estamos viviendo un momento importante", opina el economista deportivo Christophe Lepetit. Soplan vientos de revueltas, en un aire de "nunca más". Los rechazos, incluso por parte de los futbolistas, se multiplican. Los ciudadanos se comprometen a boicotear los partidos para privar a la FIFA de su principal beneficio: los derechos televisivos, organizando eventos alternativos durante todo el mundial.

Este rechazo "menoscaba la estrategia de Catar, que pretende ampliar su influencia regional e internacional valiéndose de la utilidad de un gran evento deportivo", explica la geopolitóloga Carole Gomez. "El país subestimó la extensión del frente que se levantaría, especialmente con la creciente sensibilidad de las poblaciones hacia las catástrofes medioambientales y los derechos humanos. ¿De ahí a amenazar la celebración de estas competiciones? "Podríamos pensar que a fuerza de ver cómo se va manchando su reputación, ningún país querrá acoger estos eventos. Ya observamos un fenómeno de rechazo de las ciudades sede de los Juegos Olímpicos, cuyas candidaturas cada vez son más escasas", continúa.

Los Juegos Asiáticos de Invierno en el desierto saudí

Los responsables de tomar la decisión, es decir, órganos internacionales como el Comité Olímpico Internacional (COI) o la FIFA, siguen como si nada. Qatar 2022 es el árbol que no deja ver el bosque de torneos inmundos. Por ejemplo, la próxima edición se disputará en 2026 entre 48 equipos, y no 32, con los partidos repartidos entre Canadá, Estados Unidos y México. 

"La FIFA ha impuesto un gigantismo tal, que los países ya no quieren asumir individualmente la organización de un Mundial", destaca Pierre Rondeau, economista deportivo. Según el diario británico The Times, tras el dúo España-Portugal y el cuarteto Uruguay-Argentina-Paraguay-Chile; Arabia Saudí, Egipto y Grecia se preparan para presentar una candidatura común para organizar el Mundial en 2030.

Por si fuera poco, Catar acogerá la Copa Asiática de fútbol en 2023. Esta vez, la competición tendrá lugar en junio y julio, cuando el termómetro alcance los 50 °C y la climatización funcionará a máxima capacidad. Y a pesar de las imágenes de las sedes de los JJ. OO. de Pekín, con pistas cubiertas de nieve artificial en una zona industrial devastada, Arabia Saudí ha conseguido los Juegos Asiáticos de Invierno 2029, que organizará en Neom, una megalópolis futurista que se está construyendo en pleno desierto. Los promotores aseguran que las temperaturas descienden "por debajo de los 0 °C en invierno", pero han guardado silencio sobre la escasez de precipitaciones —y, por tanto, de nieve— en esta zona desértica. La ciudad incluirá pistas de esquí abiertas todo el año, un lago artificial de agua dulce, chalets, mansiones y hoteles de lujo.

Francia, que organiza regularmente competiciones internacionales y se prepara para acoger los JJ. OO. de 2024 en París, ¿está por encima de la controversia? No precisamente, a pesar de una comunicación cada vez más centrada en la ecología. La Copa Mundial de Rugby 2023, de la que es país anfitrión, es un escaparate para la compañía aérea Emirates, o incluso TotalEnergies, uno de los mayores emisores de CO2 del mundo. El Tour de Francia sigue yendo precedido por su "caravana" de patrocinadores (unos 160 vehículos) que arrojan una avalancha de regalos por las carreteras de Francia, a los que les siguen un montón de coches (miembros del equipo, médicos, organizadores, medios de comunicación, oficiales…). Como mostró una encuesta reciente de Reporterre, las regatas como la Ruta del Ron son responsables de la muerte de decenas de cetáceos, debido a los cortes que producen los alerones de las embarcaciones cada vez más rápidas.

Expulsiones y especulaciones para los JJ. OO. de París

Los Juegos Olímpicos que se organizarán en París al año siguiente, se presentan como el "primer gran evento deportivo con una contribución positiva para el clima": "El Comité de Organización se ha comprometido a reducir a la mitad las emisiones derivadas de los Juegos Olímpicos de Verano, y a compensar una cantidad mayor al CO2 que emitamos", explica a Reporterre la directora de la excelencia medioambiental París 2024, Georgina Grenon. "Que los juegos de 2024 resulten mejores que otros, por qué no… pero no evitará que se sacrifiquen espacios naturales para organizarlos, ni que la ecología saldría mejor parada si no se celebrasen", lamenta Yun, militante del colectivo Saccage 2024, para quienes los Juegos Olímpicos son  "un acelerador-catalizador" del Gran París, el proyecto de expansión urbana de la metrópolis.

Los 13,4 millones de espectadores previstos durante la duración de los juegos vendrán principalmente en avión. En Sena-Saint Denis (el departamento que acogerá los juegos), o en el cercano Valle del Oise, varios colectivos denuncian que los proyectos de destrucción, contaminación, expulsión y especulación están en aumento. Una parte de los jardines comunitarios de Aubervilliers, una comuna de Sena-Saint Denis,  se han destruido para construir una piscina de entrenamiento y un solárium.

En Taverny (Valle del Oise), las obras de una piscina olímpica ya han destruido 30 000 m2 de espacios verdes. El tribunal administrativo de apelación de París desestimó a los demandantes, sin posibilidad de recurso, porque este proyecto estaba protegido por la Ley de excepción de los Juegos Olímpicos, cuyo objetivo es acelerar los trámites. En Elancourt (Yvelines), se han talado árboles para construir una pista de BTT. Numerosos trabajadores sin papeles son explotados en las obras.

"La trampa de ver la Copa del Mundo en Catar como el mayor de los males sería relativizar la capacidad nociva de las competiciones posteriores", añade Yun. "Con cada nueva adjudicación, nos decimos que será la última. ¿Hasta cuándo? Si consideramos seriamente la urgencia climática, hay que revisar todo el modelo". Compensación de carbono, decrecimiento, desaparición… 

👉 Artículo original en Reporterre

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