Ya hace más de doscientos días que la clase política belga intenta desesperadamente constituir un nuevo gobierno. ¿Puede arreglárselas el país sin un poder central? ¿Podremos ocultar tranquilamente el vacío de poder en Bruselas, en plena crisis financiera? ¿Tomará las riendas la monarquía? Nada de eso.
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Alberto II
El monarca más poderoso de Europa
Los últimos tres años y medio de caos institucional en Bélgica han convertido al rey Alberto II en “el único monarca con poderes de gran alcance en Europa”, en opinión de El Mundo. Ante la ausencia de un gobierno permanente siete meses después de las elecciones, el rey Alberto II pidió recientemente al primer ministro provisional Yves Leterme que redujera el déficit presupuestario de 2011. Este “gesto sin precedentes” coincide con el aumento de la presión de los mercados sobre la incapacidad de Bélgica de gestionar su alta deuda pública, aunque en la crisis política de larga duración del país, el rey previamente ya “había mediado entre los grupos políticos, había nombrado gabinetes de transición, había dado instrucciones a los políticos y había convencido a los líderes para seguir negociando”. El Mundo explica que Alberto II “ya tenía experiencia en reinar sin gobierno”, porque en 2007 Leterme tardó nueve meses en convertirse primer ministro, aunque ahora “las misiones que encarga son más precisas y más políticas”. El diario concluye que el rey belga “ha visto cómo sus poderes se han reforzado en la práctica con la parálisis de un país incapaz de negociar la conciliación entre las poblaciones de habla flamenca y de habla francesa”.