El 27 de junio Europa dio un paso más hacia la unión bancaria cuando los ministros de Finanzas de la UE llegaron a un acuerdo sobre cómo realizar las quitas en los acreedores de bancos en dificultad, publica The Financial Times.
Se calcula que los contribuyentes europeos han concedido 1,6 billones de euros para sanear los bancos que quedaron expuestos con la crisis financiera de 2008. El diario económico señala que el acuerdo se mueve hacia “una unión bancaria de la eurozona que podría compartir los costes de los futuros rescates de bancos”.
A pesar de que todavía tiene que ser sometido a votación en el Parlamento Europeo antes de entrar en vigor en 2018, el acuerdo hará que se “obligue a accionistas, a titulares de bonos y de algunos depósitos a contribuir a sufragar los gastos que ocasiona el banco en dificultad”, pero se excluye a los individuos, a las pequeñas empresas y a los depósitos con garantías de menos de 100.000 euros.
Para El Periódico, la decisión que ha tomado el Ecofin:
es clave para reforzar la solidez del sistema bancario europeo e impedir que los errores de los banqueros vuelvan a pagarlos los ciudadanos mediante inyecciones de fondos públicos y recortes sociales.
La directiva, prosigue el diario, "fija con claridad" el orden en que deben producirse las contribuciones si hay que sanear un banco: “primero, los accionistas; segundo, los titulares de preferentes y deuda subordinada; tercero, los titulares de bonos; y cuarto, si aún hicieran falta más fondos en casos extremos, los depósitos de más de 100.000 euros”. Se contempla que los Estados miembros tengan una cierta “flexibilidad”, pues podrán decidir intervenir directamente, aunque de manera limitada y con la autorización previa de la Comisión Europea:
Alemania y sus aliados impusieron que el coste de esa flexibilidad deberá financiarse con fondos nacionales (del sector o públicos) y que sólo cuando un país tuviera dificultades podrá recurrirse a una ayuda europea con la garantía del Estado, como en el caso español. La recapitalización directa a través del fondo de rescate europeo queda como último recurso.