"Europa suspira aliviada", escribe el columnista del Expresso Daniel Oliveira en su blog.
La victoria de Obama no es la respuesta a todos nuestros problemas. Hay que abordarlos en Europa y especialmente en Alemania. Pero la victoria de un partidario más del salvajismo financiero habría hecho que la resolución de la crisis fuese aún más improbable. Europa, que Romney ve como un predio de los socialistas, no tiene ninguna razón para beber champán. Pero al menos puede suspirar aliviada.
En Berlín, Der Tagespiegel recuerda que hace cuatro años se celebró a Obama en el Viejo Continente "como a un mesías de la Casa Blanca, como al más europeo, el más occidental de los candidatos, como a 'uno de los nuestros'". Pero "cuatro años y una serie de promesas incumplidas más tarde, está claro que se trató de un malentendido", enfría los ánimos el cotidiano, que enumera las decepciones en lo que se refiere al medioambiente y la paz en el mundo, y concluye:
No, cuatro años después de la obamanía, Obama se ha quedado en un mal menor. A él le toca reavivar la llama. Europa haría bien en comprender, y cuanto antes mejor, que en el transcurso de su segundo mandato Obama se centrará aún menos en la marcha del mundo y aún más en el interés nacional de Estados Unidos.
Y precisamente, asevera To Vima, "los alemanes no ven con buenos ojos la reelección de Obama". El diario ateniense afirma que
Obama los molesta. Ha intentado frenar la catástrofe griega, pero no cree que la austeridad pueda salvar los países y las economías. [...] Obama y Merkel, Estados Unidos y la Europa alemana, entran en una nueva fase de sus relaciones. [...] Obama tiene cuatro años para decidir si Estados Unidos impide que Europa sea una colonia alemana, lo que Alemania, en cierta manera, viene intentando que sea desde hace tres años, con la crisis de la deuda. [...] Con las manos ya libres, Obama 2 seguramente no se va a quedar sentando mientras mira cómo Alemania "puede con todos". Lo que vaya a pasar ahora determinará la dimensión más violenta del proyecto geopolítico alemán, que sobrepasa de lejos las fronteras mismas de Europa.
En la página web de Gazeta Wyborcza, Zbigniew Lewicki explica que "Barack Obama no es la mejor opción para el mundo. No ha hecho nada que lo descalifique, pero tampoco ha satisfecho las esperanzas que despertó hace cuatro años". Según el profesor de la universidad Kardynal Stanislaw Wyszynski especializado en Estados Unidos,
Europa ha desaparecido en realidad del radar de Obama. [...] No sé por qué estamos tan contentos. El presidente recién elegido le ha estado dando la espalda a Europa en los últimos años [...] Entiendo que países más grandes, como Francia, Alemania e Italia, estén felices con que el presidente estadounidense no interfiera en su política. Pero países más pequeños, como Polonia, que dependen de la UE y de la OTAN para su seguridad, no tienen motivos para celebrarlo. [...] Rusia, probablemente, estará encantada con la victoria de Obama, ya que este entiende sus necesidades y aspiraciones.
A la mañana siguiente a estas elecciones presidenciales estadounidenses, el politólogo Vicente Palacio señala en El País que los europeos “se desperezan un poco más aliviados con la victoria de Obama”, pues
¡brinda una segunda oportunidad a los europeos! En su primer mandato, Obama ha encontrado una Europa en declive, sin la suficiente fuerza de espíritu como para ponerse al mismo nivel, sin líderes. Hoy parece un poco más fácil que algún mandatario europeo, véase Hollande o Rajoy, traten de sacar mayor provecho a la apuesta por el crecimiento del reelegido presidente. [...] Los federalistas europeos pueden olvidar por un momento la ceguera, la lentitud o la deslealtad de unos y otros, y soñar que en el Obama 2.0. encontrarán un aliado para superar la fragilidad de la UE. Que en los próximos cuatro años podremos cooperar con Washington levantar a su imagen y semejanza un verdadero Banco Central y vasos comunicantes entre Bruselas, Fráncfurt y los más de 27 Estados. En la mañana después, podemos soñar que Obama pondrá a Europa en el centro de su atención y acabará convirtiéndose en un abanderado de nuestra unión política, fiscal, y bancaria. En la última fase de campaña, el repunte del empleo en EEUU ha mitigado los efectos visibles de la austeridad europea. Pero el error de fondo sigue ahí, y está por ver cómo reaccionará en adelante Obama si esa política pone en riesgo a EEUU. En ese caso, los días de la austeridad impuesta por Merkel estarían contados.
"Sobre la mesa del nuevo presidente estadounidense hay cuatro asuntos que no podrá pasar por alto si de verdad se quiere relanzar, como se le ha prometido profusamente al país, el crecimiento interno", escribe el corresponsal Mario Platero en el Sole 24 Ore. Uno de ellos se refiere a Europa:
De nuevo: es inútil perderse en la retórica que hemos escuchado en la campaña electoral: "Europa socialista", "Europa que frena nuestro crecimiento" y cosas por el estilo. Del G20 de Los Cabos en adelante, Europa ha tomado la vía de la refundación; Estados Unidos lo comparte e incluso querría ver que se produce más deprisa. No cabe pensar hoy en una “frialdad atlántica”. La interconexión económica, de los negocios, convierte al Atlántico en una gran cuenca económica. […] Que la nueva administración se preocupe de Europa y le preste atención, que deje de usarnos como pararrayos de los problemas de otros.