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La crisis humanitaria continúa en el Mediterráneo. En el momento en que tres cuartos de la humanidad se confinaban para combatir la covid-19, hombres, mujeres y niños han seguido huyendo en pateras de lo que incesantemente se denomina “el infierno libio”. En Libia abundan las redes criminales que torturan, extorsionan, esclavizan y abusan de la manera más bárbara de los migrantes atrapados.
Durante estos tres últimos meses de pandemia, los barcos humanitarios como el Ocean Viking han permanecido amarrados. Y por si aún hubiese que demostrar que la teoría del efecto llamada no se sostiene, los intentos de cruzar el Mediterráneo han continuado. De hecho, se han producido más que el año pasado. Con 373 víctimas contabilizadas en lo que va de año, el Mediterráneo sigue siendo la ruta migratoria más mortífera del mundo.
Protocolos muy exigentes
El 22 de junio, el Ocean Viking salió de Marsella con una nueva tripulación de socorristas y personal médico. Para evitar una posible propagación del virus, se implementaron unas medidas estrictas: una cuarentena preventiva de 14 días antes de embarcar, equipos de protección obligatorios, una cámara de descontaminación, zonas diferenciadas en la embarcación, etc. Unos protocolos exigentes y obligatorios que los socorristas deben aplicar durante las operaciones de salvamento en el mar y en el reducido espacio del barco.
Cuando el Ocean Viking llegó a la costa de Lampedusa, las alertas y salvamentos de embarcaciones en peligro se han producido desde el 25 de junio. Algunos de los náufragos, deshidratados y exhaustos, llevaban cinco días a la deriva antes de ser rescatados.
180 personas a la espera de un puerto seguro. La solidaridad europea escasea
Nueve días después, el Ocean Viking sigue bloqueado. Las 180 personas rescatadas por el equipo de SOS MEDITERRANEE en el transcurso de cuatro operaciones están a la espera de poder atracar en un puerto seguro. De acuerdo con el derecho internacional, el desembarco debe producirse inmediatamente. De las cuatro operaciones de rescate, tres se han producido en la región de búsqueda y rescate maltesa, y la cuarta se ha llevado a cabo en la región común entre Italia y Malta. A pesar de las siete peticiones que se han enviado a las autoridades competentes para que se les asigne un puerto seguro, no hemos recibido ninguna respuesta positiva. Tampoco ha habido rastro de solidaridad europea: el mecanismo de solidaridad europeo, firmado en La Valeta en septiembre, está paralizado.
Una situación intolerable e inadmisible
Desde hace una semana, el Ocean Viking está en alta mar, la espera se eterniza y la desesperanza invade a los supervivientes. Estas personas están traumatizadas, exhaustas y con los nervios a flor de piel. Se ha solicitado la evacuación médica de 44 personas con angustia psicológica aguda. El viernes un hombre intentó ahorcarse. El día anterior, dos personas desesperadas se tiraron al agua. Fueron rescatadas por nuestro equipo, pero las tensiones a bordo están en aumento. En total, seis personas han intentado quitarse la vida. La situación es intolerable.
Y Europa, ¿qué está haciendo? ¿Habrá que lamentar una muerte a bordo para conseguir que se abran los puertos? ¿Dónde quedan las lecciones aprendidas durante la pandemia? En tierra o en alta mar, ¿no habíamos aprendido que cada vida cuenta y que todas tienen el mismo valor?
Europa debe respetar la ley y asumir su responsabilidad. Ante el incumplimiento de los Estados miembros, tanto hoy como hace cinco años, pedimos ayuda urgente a los ciudadanos, para que transmitan nuestra señal de alarma y nos ayuden a continuar nuestra misión.
Más del 90% de SOS MEDITERRANEE está financiada por donaciones privadas. Para ayudar a la asociación a continuar su misión, haz una donación en www.sosmediterranee.fr
