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Precario y mal pagado: el periodismo freelance (también) es una cuestión de democracia

El periodismo está atravesando una crisis estructural que repercute en la vida de los trabajadores y trabajadoras del sector. ¿Cómo les va a los periodistas freelance en Francia, Italia y España? Spoiler: mal (a excepción de Francia).

Publicado en 5 agosto 2025

Sara* tiene 43 años y trabaja como freelance. Al igual que muchos compañeros suele participar en las convocatorias europeas de propuestas para apoyar el periodismo, como JournalismFund Europe o Investigative Journalism for EU. Sentada ante una mesa en un parque al norte de París, me cuenta un episodio que ilustra bien la situación: mientras preparaba el presupuesto para una investigación con una compañera de otro país europeo, esta última le comentó que quizá había olvidado un “0” en el desglose de costes del reportaje.

Para la compañera de Sara, un reportaje en un medio francés debería pagarse a 500 euros. Pero para Sara solo eran 50. “El mío no es un caso aislado”, me dice. “Me pagan un mínimo de 50 y un máximo de 120 euros por artículo”, tanto si se trata de un reportaje o de un análisis en profundidad. “Un artículo de 50 euros puede incluir viajes, cuatro entrevistas y fotos, por ejemplo”, me dice. “Básicamente, trabajas gratis”, añade.

Sara, como muchos otros, tiene que dar mucha importancia a las becas dedicadas al periodismo. Y esto plantea, además del problema económico, que es central, otra cuestión crucial: la calidad, la relevancia y el formato de la información producida. “Este mecanismo limita drásticamente la elección de temas. Si quieres llevar a cabo una investigación sobre un tema italiano, para participar en estas becas tienes que hacerlo transfronterizo”. ¿Qué significa? Que tienes que integrarlo a un tema europeo más amplio. Esto añade una perspectiva más amplia a los artículos, pero a veces diluye el impacto de lo que se podría hacer centrándose en un solo país. “No puedes pensar en términos de calidad y relevancia, porque tienes que conseguir las becas”, me explica.


“Para poder vender un artículo a menudo hay que pasar por alto temas importantes e investigaciones incómodas porque los periódicos italianos no los quieren o les tienen miedo” - Sara


Esto obedece a que en Italia es prácticamente imposible que un freelance, pueda conseguir que le paguen correctamente una investigación; por no hablar del riesgo jurídico. Sara me dice que los periodistas “están muy preocupados” en Italia. “El verdadero problema es que para poder vender un artículo a menudo hay que pasar por alto temas importantes e investigaciones incómodas porque los periódicos italianos no los quieren o les tienen miedo, y hay que hacer propuestas atractivas en el día a día... esto es lo que tanto incide en nuestra vida como freelance y, en general, en el panorama mediático italiano”. A veces, añade, “tienes la impresión de que tu trabajo es una misión”.

Según los datos de Eurostat en el año 2023 había en Europa 868 700 personas empleadas como autores, periodistas y lingüistas (que forman parte de la misma categoría estadística): Alemania encabezaba la lista (237 600 personas), seguida por Francia (92 800), España (74 200), Italia (72 300) y Polonia (69 600).

Italia, Francia y España son interesantes para comenzar una reflexión comparativa, pues son tres países en los que los periodistas del proyecto Pulse han podido recoger testimonios y datos.

InEn Francia, según los datos de la Commission de la Carte d’Identité des Journalistes Professionnels (CCIJP, que concede cada año el carné de periodista) en 2023 eran 34 444 los periodistas profesionales, número que corresponde a los carnés de periodista concedidos y/o renovados.

En Italia, en enero de 2024 eran 94 086 los periodistas inscritos en la Orden Nacional de Periodistas (de los cuales 26 086 tenían la denominación de “profesionales”, es decir, que ejercían la profesión de manera continuada y 68 000 eran publicistas”, es decir, que la ejercían de manera no continuada) según los datos de la Orden.

En España, sin embargo, no existe un listado oficial de la profesión. Según datos de Eurostat (que, sin embargo, incluyen otros oficios), en 2023 el sector empleaba a 74 200 personas. El país tiene aproximadamente 49 millones de habitantes.

Francia tiene hoy en día cerca de 68 millones de habitantes, Italia cerca de 58. Italia tiene un número de periodistas tres veces mayor que el de Francia.

“Hay que ser claros: los inscritos en la Orden de periodistas son poco menos de cien mil, pero no hay cien mil puestos de trabajo para periodistas en Italia. Por lo que esta situación, de acuerdo con las leyes del mercado de la oferta y la demanda, está empobreciendo el sector”, dice Alessandra Costante de la Federación Nacional de la Prensa Italiana (FNSI, por sus siglas en italiano), el mayor sindicato periodístico, que contaba con 16 000 inscritos en 2023.

En Italia, 50 euros por un artículo

“El periodismo en Italia no es cada vez más pobre y más viejo, sino que también es más precario. La precariedad es la mayor de las mordazas contra la libertad y la independencia de la información y contra el artículo 21 de la Constitución que las garantiza”, dice Alessandra Costante.

El periodismo sufre mucho en Italia. Sufre estrés, sufre precariedad y, en consecuencia, sufre también en cuanto a calidad. La encuesta más completa a día de hoy sobre estos argumentos (558 participantes) fue publicada en IrpiMedia el año 2023, con la firma de Alice Facchini. “Los factores identificados como de mayor impacto en el bienestar psicológico son la inestabilidad y la inseguridad laboral, seguidas por las bajas retribuciones, la necesidad constante de estar conectado y localizable, y un ritmo frenético”, afirma.

¿Quiénes son estas personas? “El 46 %tiene entre 18 y 35 años, el 31 % está en la franja de los 35-45, el 14 % en la banda de los 45-55, el 6 % en la de los 55-65 y solo el 2 % tiene más de 65 años”. Más de la mitad de los encuestados (65 %) se definen como freelance. La encuesta de IrpiMedia destaca un problema aparentemente banal: “Los salarios demasiado bajos se consideran el factor que más impacta en el bienestar psicológico de la profesión”. 


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En Italia, “seis de cada diez periodistas ganan menos de 35 000 euros brutos al año” escribe La Via Libera (datos de INGP, Informe sobre la dinámica del empleo en el sector del periodismo) y “casi la mitad de los periodistas freelance –que a menudo son colaboradores precarios o autónomos con su correspondiente número de identificación fiscal [N. d. T.: en Italia existen formas de colaboración freelance que no necesitan darse de alta como autónomo]– ganan menos de 5000 euros al año, y el 80 % no gana más de 20 000 euros”.

Alessandra Costante (FNSI) explica que “existía una lista de precios emitida por la Asociación de Periodistas (Ordine dei Giornalisti) que indicaba los salarios mínimos para quienes ejercen la profesión por cuenta propia. A partir de 2007, la Autoridad Garante de la Competencia y del Mercado (Autorità Garante della Concorrenza e del Mercato) ha solicitado su eliminación. Con la renovación del convenio colectivo nacional firmado por la FNSI y la FIEG (Federación Italiana de Editores de Periódicos) en 2014, se introdujo un acuerdo específico sobre el trabajo autónomo, que establece ciertas garantías mínimas, tanto en términos de remuneración como de protección y derechos, para los periodistas con contratos de colaboración coordinada y continua [una forma de relación laboral parasubordinada que forma parte de los denominados contratos flexibles].

De hecho, los salarios en Italia son los que cada periódico decide aplicar.

Lo spioncino del Freelance [la mirilla del freelance] es un sitio web inspirado en el proyecto francés Paye ta Pige [Paga la colaboración], diseñado para aportar transparencia al mundo de la prensa. Lo spioncino del Freelance trata de analizar los salarios de los periodistas freelance en Italia. Francesco Guidotti, uno de sus fundadores, explica: “Es un poco complicado establecer una media que represente eficazmente a todo el sector a partir de nuestros datos; recopilamos colaboraciones heterogéneas y, en ocasiones, muy dispares. Un importe frecuente son los 50 € brutos, que se pueden pagar por análisis en profundidad que pueden requerir varias horas de trabajo. También noticias cortas que se pagan entre 2 € y 10 € brutos. Muy de vez en cuando se declaran retribuciones de entre 200 € y 600 € brutos, pero suele tratarse de reportajes o artículos extensos para los que los periodistas deben viajar, investigar y trabajar durante varios días”.

Lo spioncino del Freelance, explica Guidotti, se limita a “hacer transparentes las remuneraciones”.

“Pensamos que el sindicato debería intervenir, y lo está haciendo en cierta medida, aunque un movimiento de base que exija salarios más dignos sin duda ayudaría. Nos gustaría intentar organizar algo en este sentido, pero requiere tiempo y energía, cualidades que escasean para los freelance. Mientras tanto, creemos que es responsabilidad de cada autónomo negociar, rechazar tarifas humillantes, etc. y esperamos que la transparencia en las remuneraciones pueda brindar un instrumento adicional para la concienciación. Luego podrán decir que los jóvenes no tienen ganas de trabajar, pero al menos quedará claro que hay un problema”, afirma.

“No he encontrado un medio de comunicación español que pague más de 100 euros por un reportaje.”

En España la situación no parece mejor que la de Italia y las tarifas para los freelance parecen similares: hay diarios nacionales que pagan entre 35 y 40 euros por artículo, como muestra esta conversación en X.

Esperanza* tiene 36 años y trabaja como periodista desde hace 11 años: “No he encontrado un medio de comunicación español que pague más de 100 euros por un reportaje, independientemente del tiempo que se le dedique. La mayoría paga entre 50 y 70 euros. Por ejemplo, en 2016 he seguido la ruta de los refugiados en los Balcanes y un gran medio me pagó 70 euros por el reportaje”.

Antes, cuenta Esperanza, “trabajé durante siete años en la Cadena SER . Durante los dos últimos años pedí a mis superiores un cambio de sección, debido al incorrecto comportamiento de mi jefe (gritos, comentarios inadecuados, escarnios). Todo esto se produjo en un ambiente en el que solamente nos pagaban 600 euros al mes como falsos autónomos. Allí era normal pasar 10 años o más como falso autónomo, en espera de un contrato normal. Dado que no conseguí un traslado dentro de la empresa ni tuve tiempo para buscar trabajo en otro sitio, acabé por marcharme sin ninguna perspectiva”.


“La inseguridad laboral es la principal característica de los trabajadores de los medios de comunicación en España” - Ana Martínez, Comisiones Obreras


La retribución media de un periodista en España es de 22 000 euros al año. Los datos proceden del Instituto Nacional de Estadística (INE). Un problema adicional es que muchos periodistas están incluidos en la categoría de falso autónomo, es decir, trabajadores autónomos que se utilizan para cubrir puestos que deberían ser fijos. Esta situación permite a muchas empresas captar colaboradores, pero sin llegar a contratarlos. Según el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), entre septiembre de 2022 y 2023, se registró un aumento de entre el 6 % y el 14 % de estos falsos autónomos en comparación con 2022.

En el diario especializado Cuadernos de Periodistas, Cristina Puerta escribía en 2022 que en España hay más de 73 500 personas inscritas en el régimen de trabajadores autónomos que trabajan como freelance. Puerta cita el informe de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) según el cual el 69 % de los periodistas autónomos ha elegido esta opción por necesidad, no por propia voluntad: “En España, la tutela de los derechos y de las condiciones de trabajo o el acceso a las prestaciones sociales dentro de un marco jurídico son prácticamente inexistentes, muy por detrás de las medidas reguladoras de otros países europeos, como Francia”, escribió Puerta. “Hasta 2022, los profesionales que ejercían como autónomos debían registrarse en la categoría de ’artesanos’ del impuesto sobre actividades económicas. El 1 de enero de 2022, finalmente entró en vigor el artículo 863 […] que reconoce a los periodistas y a los comunicadores autónomos en el censo de actividades económicas de la Agencia Tributaria”.

“Se ha intentado regular el problema de los periodistas autónomos, pero siguen siendo el eslabón más débil. Muchos llegan a su primer empleo sin conocer sus derechos y sin las herramientas para defenderse de los abusos laborales, pues la patronal se aprovecha de la vocación y el entusiasmo por esta profesión”, afirma Beatriz Lara, secretaria de la Sección de Prensa y Comunicación de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT).

Según Ana Martínez, del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), “La inseguridad laboral es la principal característica de los trabajadores de los medios de comunicación en España. Desde la crisis económica de 2008, los periodistas, cámaras, fotógrafos y personal técnico vinculado a los servicios de información han perdido entre un 25 % y un 30 % de su poder adquisitivo: los sueldos no han aumentado al mismo ritmo que la inflación”.

Una investigación de 2016, La precariedad en el periodismo: una historia de largo recorrido, afirma que “La situación de precariedad en la profesión, que ha dado lugar al término ‘precariodismo’, ha conllevado un aumento del interés del mundo académico por la situación laboral del periodista”. Otro estudio de la misma universidad explica: “Esa precariedad que impregna el periodismo español constituye un problema que va más allá de la situación particular de cada uno de los periodistas que la padecen, ya que [...] afecta a las rutinas profesionales y, en última instancia, a la calidad de la información que los medios de comunicación hacen llegar a la sociedad”.

¿Es Francia un caso aparte?

En Francia, el Observatoire des métiers de la presse, que analiza la evolución de la profesión, publica un informe sobre las retribuciones de los periodistas, sobre la base de los datos de la CCIJP, el órgano que emite el carné de periodista. Estos datos se refieren solamente a los titulares del carné. En el año 2023 el 69,8 % de los periodistas trabajaba en Francia con un contrato indefinido con un salario medio bruto de 3650 euros, el 23 % lo hacía como freelance (lo que en francés se conoce como la pige) con una retribución media de 1951 euros brutos y el 2,2 % tenía contrato temporal con una retribución de 2958 euros brutos.

La remuneración para los freelance franceses está regulada en 60 euros por página (de 1500 caracteres). Pero luego cada medio aplica sus tarifas de manera independiente.

Pauline, de la asociación Profession : Pigiste (Profesión: freelance) explica que en Francia “las tarifas varían enormemente. Hay mínimos, pero no siempre se respetan. A veces los artículos se pagan por trabajo completo, pero en comparación con el pago por página, terminan pagándose de 20 a 25 euros por página. En el sitio Paye Ta Pige he visto una tarifa de 18 euros por página, que se pagan contra factura y no como salario, tal como está previsto en la ley francesa (lo que significa que no solo la tarifa es muy baja, sino que el periodista ni siquiera cotiza para la sanidad, el desempleo, las pensiones, etc.). En cuanto al límite máximo, que yo sepa, ronda los 150 euros brutos por página. Quizás otros ofrezcan tarifas incluso más altas. Pero este límite máximo rara vez se aplica”. En general, los casos de tarifas extremadamente bajas, aunque sí existen, son poco frecuentes.

El sistema de pige está reservado a los periodistas freelance en Francia. De hecho es un “minisalario”; su estatus es el de un empleado, ya que el cliente paga también las cotizaciones a la seguridad social. Está definido por la Ley Cressard (1974).

¿Una situación europea?

Para Alessandra Costante (FNSI) la situación en Italia es “comparable a la de otros países europeos. Durante más de veinte años, la web ha crecido sin reglas por todo el mundo, lo que también ha provocado distorsiones en el mercado laboral y en el sector de la información. La paradoja es que, mientras la demanda de información crece constantemente en todas partes, el periodismo profesional ha entrado en crisis, a veces suplantado por el uso del copia/pega y por creadores de contenido que no cumplen las normas deontológicas de la profesión periodística”.

Jana Rick es doctoranda e investigadora adjunta en el Departamento de Medios y Comunicación de la Universidad Ludwig Maximilian de Mónaco. Ha trabajado en un proyecto de investigación financiado por la Fundación alemana para la investigación (DFG), Prekarisierung im Journalismus [Precarización en el periodismo] que se desarrolló entre 2019 y 2024 con la intervención de mil periodistas en Alemania.

Según el estudio, el 43 % de los periodistas percibe como precaria su propia situación laboral, tres de cada cinco indican que sus condiciones de trabajo se vieron perjudicadas por la pandemia del coronavirus y más de la mitad (58 %), piensa que las condiciones precarias ponen en peligro la calidad del periodismo. No obstante, más de dos tercios (69 %) de los encuestados se muestran, en general, satisfechos con su profesión. El sindicato alemán de periodistas, Deutsche Journalistinnen- und Journalisten-Union (dJU), comenta que aproximadamente dos tercios de sus miembros se identifican como periodistas freelance.

“Algunos de ellos admiten que la precariedad afecta a su trabajo: las amenazas existenciales pueden tener consecuencias negativas para la creatividad, y la falta de tiempo da lugar a una investigación menos profunda. Las precarias condiciones de trabajo también pueden afectar negativamente a la gama de temas elegidos por los periodistas, que tienden a preferir asuntos que requieran menos tiempo”, explica Rick.

La World Association of News Publishers (WAN-IFRA, organización con presencia en aproximadamente 100 países y que representa a más de 18 000 medios de comunicación) publicó una encuesta en abril de 2025 que revelaba que el 60 % de los periodistas encuestados había experimentado agotamiento profesional, mientras que el 62 % se veía obligado a complementar sus ingresos con otros trabajos para llegar a fin de mes. El sondeo, realizado por Taktak Media/Display Europe, se basa en cerca de 400 entrevistas en 33 países de la UE, hechas en 13 idiomas.

“Si la industria periodística continúa su transición hacia un modelo dominado por los freelance, necesitaremos invertir mucho más para proteger a estos trabajadores”, comenta Jeff Israely, director de Taktak. “El auge del periodismo freelance en Europa representa un cambio estructural en el sector de los medios de comunicación: la reducción de los presupuestos asignados a las redacciones ha obligado a los medios a depender en mayor medida de periodistas independientes”.

Este artículo se ha realizado en el ámbito del proyecto PULSE, una iniciativa europea para sostén de las colaboraciones periodísticas transfronterizas. Los datos no siempre son coherentes ni comparables debido a las diferentes situaciones de los medios de comunicación que han aceptado participar, así como a las diferentes situaciones nacionales. Por lo tanto, este trabajo debe entenderse como una panorámica del malestar generalizado que existe en la profesión en Europa, especialmente entre los periodistas autónomos, y abre el debate sobre la regulación común de los diferentes estatutos.
Quiero agradecer su trabajo (y paciencia) a Lola García-Ajofrín, Ana Somavilla (El Confidencial, España), Harald Fidler (DER STANDARD, Austria), Dina Daskolopoulou (Efysn, Grecia), Krassen Nikolov (Mediapool, Bulgaria) y Petra Dvorakova (Denik Referendum, República Checa) por haber contribuido a la realización de este artículo.

* los nombres son ficticios

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