La ICE (Iniciativa Ciudadana Europea) Voters without Borders empezó su campaña gracias a un grupo de estudiantes de Erasmus el 1 de septiembre de 2020. ¿Qué es lo que pedimos? Permitir a los ciudadanos móviles de la UE, i.e. aquellos ciudadanos europeos cuyo país de residencia difiere de su país de origen, votar en elecciones regionales, nacionales y referendos en el estado miembro donde residen. Además, hace falta fortalecer su derecho existente a votar y presentarse como candidato en elecciones europeas y municipales.
El trastorno de la política vinculado al Brexit y a la elección de Donald Trump, el cuál ha allanado el camino para futuros líderes populistas, apuntan a una Europa cada vez más expuesta al auge de estas tendencias y gobiernos autoritarios.
Al comienzo de la pandemia la descoordinación en la imposición de medidas sanitarias a nivel nacional resultó en la suspensión de la libre circulación. Frente a un futuro incierto, la ICE (Iniciativa Ciudadana Europea) - a base de defender nuestros derechos electorales – sugiere un fortalecimiento de las democracias europeas para afrontar tales urgencias.
Una iniciativa pro-democrática e inclusiva
El principio de libre circulación, tan apreciado por los ciudadanos europeos, lamentablemente sigue siendo imperfecto. Tanto más hoy en día dado el aumento continuo de ciudadanos de la UE que deciden marcharse a otro país. Pese a que las trabas administrativas y burocráticas a la hora de ejercer el voto impiden el sufragio a expatriados en elecciones municipales y europeas, muchos son forzados a elegir entre ejercer sus derechos electorales o de circulación.
“He pagado impuestos y residido en España durante los últimos 18 años, pero no tengo voz ni voto para decidir dónde se dirige el gasto público. Tengo una casa y un negocio en España y no soy dueño de nada en los Países Bajos, aunque tengo derecho a votar ahí. Así que sí, ya es hora de hacer algo al respecto.” Esta es una de las muchas historias acumuladas por los 14 millones de ciudadanos europeos residiendo en otro país de la Unión.
Pese a que los ciudadanos móviles de la UE pagan sus impuestos, envían sus hijos a las mismas escuelas y usen los mismos servicios públicos como sus vecinos, siguen sin ser miembros plenos e iguales de la sociedad en la que viven. Parecería lógico que gozasen de representación política a nivel nacional y regional, siguiendo los principios ‘no a la tributación sin representación’ o ‘una persona, un voto’ que defiende la iniciativa.
Por lo tanto, el equipo de Voters without Borders cree que la formulación de nuestras libertades políticas en la UE se encuentra obsoleta y debe reformarse y ampliarse. Si éste hubiese sido el caso en 2016, los 3,7 millones de ciudadanos de la UE residiendo en el Reino Unido y los 1,3 millones de ciudadanos británicos en la UE podrían haber parado el Brexit. Cabe recordar que 17,4 millones de ciudadanos votaron a favor del Brexit, y 16,1 millones en contra. Al final, un millón de personas marcó la diferencia mientras que los ciudadanos más afectados por la decisión fueron excluidos de la votación.
Desgraciadamente, el Reino Unido no está solo en este caso: cinco miembros de la UE siguen retirando derechos electorales a sus ciudadanos después de cierto tiempo residiendo en el exterior.
Voters without Borders, como todas las ICEs, tiene un año para recolectar un millón de firmas de ciudadanos europeos para discutir estos tres objetivos principales en la Comisión Europea:
- Reconocer automáticamente a los ciudadanos de la UE como votantes dónde sea que residan y retirar aquellos obstáculos para ejercer el voto y presentarse como candidatos.
- Renovar el sufragio universal como un derecho fundamental y valor fundador de la UE. Los ciudadanos deberían escoger entre votar en su país de residencia o en su país de origen para todo tipo de elecciones y referendos.
- Estudiar el impacto de estas medidas en los ciudadanos de la UE y como incluir a nacionales de terceros países.
👉 La ICE Voters Without Borders