Uno de los titulares más llamativos de los últimos meses apareció en el medio de Bari Weiss, The Free Press: "Cómo el aborto se ha convertido en el 'Defund the Police de los Republicanos'". Durante el auge de las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter en 2020 en Estados Unidos, el movimiento "Defund the Police" [Desmantelar la policía] simbolizaba los excesos de una clase alejada de la población general y de las vidas negras que parecían importar solo como attrezo de ciertos objetivos políticos; objetivos que suelen empañar la imagen del partido Demócrata para el votante medio. Como Olivia Reingold explica en su artículo, el partido Republicano estadounidense está siendo arrastrado hacia una posición peligrosa sobre el aborto desde un punto de vista electoral.
Si transportamos esta imagen al centro y los márgenes del contexto europeo, podríamos decir que ese conservadurismo social o religioso es para la derecha populista lo que la inmigración es para la izquierda. Esta es al menos la conclusión que podemos sustraer del profundo y extenso análisis del politólogo Olivier Roy en Le Grand Continent, "El gran replanteamiento", en el que Roy explica los nuevos parámetros del centrismo político europeo. Mediante una evaluación de las diferentes victorias y derrotas de los populistas europeos en los últimos años, Roy indica que los partidos más conservadores desde un punto de vista social, como Vox en España (en contra del matrimonio igualitario y el aborto), o el PiS en Polonia, han tendido a obtener peores resultados que social-liberales como Geert Wilders en los Países Bajos o incluso, Marine Le Pen en Francia.
Sobre esto, Roy escribe: "El populismo que está ganando es un populismo libertario. [...] Marine Le Pen lo ha entendido claramente, definiendo la identidad de Francia en términos de laicidad en lugar de cristianismo en su programa de campaña presidencial de 2017. No cuestiona el derecho al aborto ni el matrimonio para todos. Está subiendo en las encuestas, mientras que Marion Maréchal no despega. Geert Wilders, ganador de las elecciones neerlandesas de diciembre de 2023, tiene un programa decididamente liberal en materia de moral".
Por otra parte, mientras la derecha populista sigue ganando terreno en vísperas de las elecciones europeas 2024, la excepción se encuentra en Dinamarca, donde el gobierno de izquierdas de Mette Frederiksen se caracteriza por una postura inusualmente estricta (según estándares europeos) en materia de migración y asilo. "Para mí está cada vez más claro que las clases más bajas están pagando el precio de la globalización no regulada, la inmigración masiva y la libre circulación de trabajadores", citó The Guardian a Frederiksen, justo antes de la derrota decisiva del gobierno de derechas de Dinamarca en 2019. Para Roy, el gobierno danés tipifica el nuevo centro de la política europea. "El caso más típico de este movimiento", escribe Roy, "se encuentra en Dinamarca, donde el partido socialdemócrata ha aplicado la política de exclusión y asimilación forzosa más restrictiva de toda Europa, precisamente en nombre del modelo social y de los valores liberales". Roy también incluye la Francia de Emmanuel Macron en este movimiento: "En Francia, el aborto se consagra en la Constitución al mismo tiempo que se aprueban las leyes de inmigración más estrictas".
Sobre el tema de Macron y el centro político, cabe recordar el artículo de Didier Fassin para London Review of Books de 2019, en el que Fassin argumenta que Macron (un "centrista extremo") es en realidad una especie de populista. "El populismo se suele entender como una estrategia discursiva que enfrenta al pueblo y a la élite, y los populistas afirman que representan al primer grupo contra el segundo. Sin embargo, la teórica política belga Chantal Mouffe, una defensora del populismo de izquierdas, opina que también conlleva una forma de poder vertical y que requiere un líder carismático. Macron, que saca mucho provecho de este rechazo a las élites políticas tradicionales (tanto de la izquierda como de la derecha) y de su deseo de una relación directa con el pueblo, es sin ninguna duda un populista."
Otro caso atípico de la izquierda europea, y una política que sin duda coincide con el análisis de Mette Frederiksen sobre la migración masiva es Sahra Wagenknecht en Alemania. Julia Kaiser, en un artículo para The Parliament, un medio bruselense centrado en normativas y políticas de la UE, señala la ironía del hecho de que la mayor amenaza electoral de la AfD (más allá de los esfuerzos para prohibir el partido por completo, por supuesto) viene de una figura política que aparentemente se sitúa en el lado contrario del espectro político. En una charla con Kaiser, un miembro del comité del instituto alemán de pronósticos electorales Forschungsgruppe Wahlen señala el solapamiento electoral entre la AfD y el BSW de Wagenknecht: "Si miramos los grupos simpatizantes, podemos observar que el mayor potencial está en quienes apoyan a la AfD: el 43 % de los simpatizantes de la AfD se está planteando votar al BSW". Fabio De Masi, el cabeza de lista del BSW para las próximas elecciones europeas, es franco sobre los intentos del partido de aprovechar las frustraciones de los votantes de la AfD: "Queremos ofrecer una oferta seria a quienes votan a la AfD motivados por la frustración y el miedo porque piensan que es la mejor manera de expresar su descontento".
No obstante, Wagenknecht no pertenece al nuevo centro europeo definido por Olivier Roy por diversas razones. Algunas de ellas son su claro euroescepticismo, o su rechazo a proporcionar ayuda militar a Ucrania. Aunque Frederiksen, o incluso el recién elegido Donald Tusk han roto el consenso liberal o de izquierdas en temas de migración, están fervientemente a favor de la OTAN y de Ucrania, y no tienen un pelo de euroescépticos. Sería inconcebible que el EU Observer publicase un artículo donde afirma que alguien como Wagenknecht debería ocupar la presidencia del Consejo de la UE, pero a nadie le sorprende que publiquen un artículo en el que opinan que Mette Frederiksen debería ocupar dicho puesto.
El investigador de EUROPEUM Hugo Blewett-Mundy escribe que Frederiksen es la candidata ideal para remplazar a Charles Michel al término de su mandato en el futuro próximo, y que es precisamente su postura directa sobre Rusia lo que debería otorgarle el cargo. Dinamarca es "el segundo país que más contribuye de manera individual con Kiev en relación con su Producto Interior Bruto (tras Estonia) [...]. A pesar de las repercusiones económicas de la guerra, Dinamarca ha asignado 60 400 millones de coronas (8100 millones de euros) a un fondo nacional para Ucrania. Frederiksen también ha liderado personalmente varias iniciativas conjuntas para incrementar la inversión en defensa". Asimismo, Blewett-Mundy también destaca el talento de la primera ministra danesa para construir consenso: su gobierno llevó a cabo con éxito una campaña de referéndum en junio de 2022 para revocar la exclusión voluntaria de la política de defensa de la UE de Dinamarca, "una decisión valiente para un país tradicionalmente euroescéptico".
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