Alemania volverá a poner en funcionamiento tres centrales eléctricas de carbón inactivas, escribe Bloomberg. Esta noticia recordó al periodista ucraniano autor de este artículo su conversación con una figura pública de Japón que le dio un "recorrido" por la protección del medio ambiente en Tokio, en el verano de 2022.
Junichi Kowaka es un especialista en seguridad alimentaria y salud pública japonés. Dijo: "Si la industria del carbón en la Unión Europea invierte en una campaña para limpiar el humo de la combustión del carbón, el medio ambiente no sufrirá ningún daño. Pero sí para el Estado agresor". Por supuesto, el señor Kowaka se refería a la agresión de Rusia en Ucrania, que ha desencadenado una guerra a gran escala en el continente europeo y ha provocado que Rusia sea objeto de sanciones económicas.
Detrás de este consejo aparentemente sencillo se encuentra un estudio basado en las decisiones y acciones prácticas de una importante empresa carbonífera japonesa interesada en resolver problemas energéticos. Junichi Kowaka estaba convencido de que los europeos deberían prestar atención a algo que podría facilitar el apoyo a Ucrania en tiempos de guerra. Kowaka reside en Saitama, una ciudad de un millón de habitantes en el área metropolitana de Tokio, y es editor de la publicación mensual "La seguridad de nuestros alimentos y de nuestra vida" (publicada únicamente en japonés).
Después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte del ejército ruso, Moscú fue sometida a sanciones punitivas en su comercio de energía. Y después de los ataques a las centrales nucleares ucranianas, la humanidad civilizada, al menos en el Viejo Mundo, está regresando lentamente "de la era del gas a la era del carbón", aunque solo sea temporal o parcialmente. Este cambio forzado debería librar al mundo de su dependencia de los recursos energéticos de un estado que comete crímenes de guerra, opina el experto japonés. De esta manera, podemos dejar de utilizar gas con seguridad, incluso para la generación de electricidad, en favor de otros combustibles fósiles que los europeos han ido abandonando en los últimos años por razones medioambientales.
Alemania está reanudando la explotación de varias centrales eléctricas alimentadas con carbón y petróleo desde 2022 y seguirá explotando otras, a pesar del plan del gobierno de Olaf Scholz para reducir las emisiones de carbono internas. El Reino Unido, Austria, Polonia y varios otros países también están considerando la extracción y quema de carbón, dada la importante reducción del suministro de gas desde el este. Se sabe que la quema de este mineral genera productos de combustión peligrosos como plomo, azufre, formaldehído, etc. Pero por ahora, los actos de los incendiarios de la guerra son claramente una amenaza mayor para la supervivencia de la humanidad.
Humo… sin humo
En un momento dado de nuestro recorrido hacia Tokio, Junichi Kowaka me dijo que observara un edificio de color gris claro con una chimenea muy alta. "Esto es una incineradora de residuos", afirmó. Nos bajamos del coche para caminar por las instalaciones, que se encuentran en medio de una densa zona residencial.
Inmediatamente pensé en la central Energia, una empresa muy conocida de Kiev, en las afueras de la zona residencial de Pozniaky. Allí también hay una chimenea muy alta y se quema basura todos los días. Pero cuando la instalación está en funcionamiento y el viento sopla hacia la capital, las personas tienen grandes dificultades para respirar el aire contaminado. Debido al hedor, los vecinos del barrio cierran bien las ventanas y procuran no salir a la calle.
Fuimos con el coche hasta la incineradora japonesa y verifiqué personalmente que las instalaciones estaban en pleno funcionamiento, con trabajadores atendiendo a sus quehaceres y un camión maniobrando. Afuera, cerca del parque infantil, no percibí ningún olor desagradable. Di varias vueltas por la manzana colindante con la planta, pasando por una instalación deportiva adyacente (con piscina), y el aire allí era del todo normal a pesar del día abrasador y soleado. Hice varias fotografías de la chimenea de la factoría y pregunté a mi guía por qué no había humo. ¿Podría ser que las emisiones nocivas se produjeran durante la noche, cuando las personas estuvieran durmiendo?
“Las incineradoras de residuos y las centrales eléctricas alimentadas con carbón en Japón no emiten humo de una forma que se pueda ver”, me explicó Junichi Kowaka. “Las emisiones se filtran muy concienzudamente usando la tecnología más avanzada. Por esta razón, cualquier posible ‘humo’ blanquecino que salga de las chimeneas de las factorías no es nada más que vapor de agua. A partir de 1968, Japón cuenta con una ley sobre el control de la contaminación del aire. Regula no solo la generación de energía alimentada con carbón, sino también cualquier actividad industrial que genere residuos. Y las exigencias al respecto no han dejado de ser más estrictas desde entonces.
Solicité más información acerca de la central, que se construyó hace más de un cuarto de siglo. Quema basura, genera electricidad y canaliza su exceso de calor, por ejemplo, para calentar unas piscinas locales. Su autorregulación de las emisiones de gas es incluso más estricta de lo que exige la ley. La contaminación por partículas del incinerador ni siquiera llega a alcanzar una quinta parte del límite nacional. Si la cantidad supera una cuarta parte del límite, la planta deberá cerrarse, afirman desde el organismo que la explota. La contribución de la planta al calentamiento global es mínima.
Ningún daño al medio ambiente, pero sí al agresor
Entonces mi colega japonés pronunció las palabras por las que se escribió este artículo. Si la industria del carbón de la Unión Europea invierte en una campaña para limpiar el humo de la quema de carbón, el medio ambiente sufrirá menos daños y el estado agresor se verá más perjudicado debido a las sanciones. En su opinión, las centrales eléctricas de carbón deberían modernizarse y no desmantelarse.
El carbón se utiliza en muchas industrias, por lo que es importante regular las emisiones y eliminar las partículas nocivas. La República Popular China, por ejemplo, sufrió muchos problemas por culpa del carbón, especialmente hace unas décadas. Sin embargo, Japón puede proporcionar tecnologías de mitigación adecuadas para cualquier país del mundo. Estas pueden, por ejemplo, mejorar significativamente la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades respiratorias y alérgicas y que viven cerca de centrales eléctricas y fábricas.
"Cuando viaje al aeropuerto de Haneda, haga una fotografía de todas las chimeneas que vea desde la ventanilla del tren; no hay humo en ellas. Muestre la situación real de esta industria; así habrá menos críticas a la quema de carbón. Y las contramedidas de la Unión Europea, es decir, su negativa a comprar energía a Moscú, servirán para salvar a Ucrania".
La conclusión de nuestra conversación fue natural y no tan inesperada. Las negras fechorías del Kremlin son peores que el negro carbón. Es este régimen criminal el que ahora plantea una amenaza significativa a la civilización. No debería haber lugar en la tierra para la ideología que los ucranianos identifican correctamente como odioso racismo. Sin racismo, el mundo será un sitio más limpio.
Este artículo se actualizó en diciembre de 2023. Se publicó una versión anterior en VectorNews.
Este artículo forma parte del proyecto Voces de Ucrania, en colaboración con European Centre for Press and Media Freedom.
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