El cierre definitivo de los altos hornos de Lieja, anunciado el 12 de octubre por el número uno mundial del acero, el fabricante indio ArcelorMittal, se ha convertido en “el detonador del hartazgo social”, titula Le Soir. Alrededor de 600 puestos de trabajo se podrían ver afectados por este cierre, de los 3.000 empleados de Arcelor Mittal en Lieja, una de las cunas de la siderurgia europea. Los sindicatos belgas se movilizan para denunciar“los métodos mafiosos” del grupo, que acumularía más de 3.000 millonesde euros de beneficios este año.
Después del caso Dexia, el cierre de Lieja supone una "dura vuelta a la realidad", advierte la redactora jefe de Le Soir, Béatrice Delvaux : “Esta Bélgica alejada del mundo vivía como si nuestros únicos problemas fueran la separación de un distrito (el de BHV) y la manera para los flamencos de verse protegidos en su convivencia con los francófonos (...). Con Dexia, hemos sido victimas de un capitalismo financiero descarriado que ha sufrido burbujas, mentiras y falsedades y que pierde terreno con frecuencia. Con Arcelor, nos hemos visto afectados por la inversión de los polos de crecimiento en el mundo: un grupo de la India, capitalista a nuestro modo, ha decidido borrarnos del mapa de sus instalaciones. Un país en pleno boom da la espalda a un país en decadencia”.