El primer ministro de Islandia Davíð Sigmundur Gunnlaugsson, renunció el 5 de abril, al día siguiente de la publicación de los 'papeles de Panamá'. La investigación periodística sobre lavado de dinero y evasión de impuestos en Panamá ha revelado que su esposa es propietaria de una empresa offshore en las Islas Vírgenes británicas, y que hicieron negocios con los bancos islandeses durante la crisis de 2008.
Poco después de la publicación de dichas papeles, miles de personas se manifestaron frente al Parlamento para exigir la renuncia de Gunnlaugsson. En un comunicado en inglés, este último anunció que proponía al vicepresidente del Partido del Progreso, Sigurður Ingi Jóhannsson, reemplazarle "por un período indefinido de tiempo" y que seguiría siendo presidente del partido. Gunnlaugsson también propuso disolver el Parlamento, informaFrettabladid, pero ni el presidente Ólafur Ragnar Grímsson, ni Bjarni Benediktsson, el ministro de Finanzas y jefe del Partido de la Independencia (que gobierna con el Partido del Progreso) aceptaron dichas propuestas.
Una encuesta publicada el 6 de abril por Morgunblaðið revela que si se votara ahora, el 43% de los encuestados votaría por el Partido Pirata, que se convertiría en el primer partio del país (en las elecciones legislativas 2013, obtuvo 5,1% de los votos), seguido por el Partido de la independencia, con la mitad de los votos. El Partido del Progreso pasaría al quinto lugar (en 2013 obtuvo el 24,4% de los votos). Después de tres días de protestas, que Morgunblaðið tilda como la "protesta política más grande en la historia del país", se trata de
una advertencia a todos los partidos políticos. Una advertencia para respetar la moral pública y la voluntad democrática del pueblo. Los islandeses se están dando cuenta de su poder; un poder que puede garantizar la democracia de forma permanente. Este es nuestro país y es nuestro deber garantizar que los valores fundamentales se mantienen, especialmente en el Parlamento.