T-dem (Tratado de democratización), cuyo manifiesto se puede leer aquí, es un proyecto que pretende instaurar un nuevo modelo basado en la idea de un presupuesto europeo común (para reducir las desigualdades entre los Estados miembros) y que puede ser votado por una asamblea electa democráticamente por los europeos.
Voxeurop: La reforma del sistema de administración al que usted hace referencia, también aparece en el famoso T-dem, del que usted es líder junto con Antoine Vauchez, Anne-Laure Delatte y Guillaume Sacriste. Que usted sepa, ¿ha habido algún tipo de respuesta de parte del mundo político europeo?
Thomas Piketty: Me gustaría aclarar que, ante la cuestión de la reforma del sistema de administración de la UE, nadie tiene una propuesta milagrosa. Trabajamos con compañeros y ciudadanos, no solo de Francia, sino de muchos países europeos. Ya hemos recolectado más de 100 000 firmas de políticos, de eurodiputados y de diputados nacionales de partidos políticos muy distintos, desde centroderecha y centroizquierda, hasta partidos de extrema izquierda- Eso sí, de extrema derecha hemos recibido muy pocas firmas.
Retomemos el problema desde el principio: es necesario encontrar la manera de deshacerse de la regla de la unanimidad. Actualmente, para poder adoptar un impuesto o un presupuesto en Europa, se necesita que cada país perteneciente al Consejo Europeo (consejo formado por los dirigentes de los Estados miembros) apruebe la totalidad del plan propuesto por el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros (Ecofin). Supongamos que conseguimos llegar al acuerdo de cambiar la regla de la unanimidad por la regla de la mayoría cualitativa. ¿Qué cambios supondría esto? Lo más sencillo sería continuar tomando decisiones en el marco institucional actual, con el Consejo Europeo o el Consejo de la UE (consejo formado por ministros de los Estados miembros) por un lado, y el Parlamento Europeo, por otro. La principal diferencia sería que, en lugar de exigir la unanimidad en el Consejo Europeo o el Consejo de la UE, bastaría con que el 55 % de los Estados representantes del 65 % de la población de los países se pusieran de acuerdo.
Lograr que esto pase ya supondría un gran avance. Sin embargo, seguiría sin ser suficiente, porque aún con la regla de la mayoría cualificada, tanto el Consejo Europeo como el Consejo de la UE siguen siendo unas instituciones democráticas débiles que deliberan a puerta cerrada, algo que no debería ocurrir si queremos que se conviertan en una cámara parlamentaria democrática. Pero, es así, se toman las decisiones a puerta cerrada y no es casualidad. Como en estas instituciones, una sola persona representa a todo un país, resulta bastante difícil tener una deliberación pluralista en un sistema basado en la mayoría y volver a casa diciendo: esta vez he formado parte de la minoría, la próxima vez, con suerte, estaré del lado de la mayoría. Esta situación imposibilita cualquier toma de decisión mayoritaria calmada. La solución sería que cada país estuviera representado por diez, veinte o treinta personas, para que pudieran estar representadas todas las perspectivas de la población, al igual que se hace en los parlamentos de cada país.
“Desde el punto de vista de una Europa federal, resulta mucho más ambicioso implicar a los parlamentos de los Estados miembros, ya que esto transformaría por completo las democracias parlamentarias en segmentos de la democracia parlamentaria europea”
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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