Un año después…seguimos igual

El 13 de junio de 2010, los belgas acudían a las urnas y otorgaban al país una doble mayoría: en el norte, los nacionalistas flamencos; en el sur, los socialistas. 365 días después y a pesar de numerosas tentativas, el país se encuentra todavía sin Gobierno y la prensa belga celebra sin alegría este primer aniversario.

Publicado en 13 junio 2011 a las 14:30

Hace exactamente un año, Bélgica recibía lo que el Soir califica como "la gran bofetada": por primera vez, los nacionalistas flamencos ganaban las elecciones parlamentarias. Por un lado, el 27,8% de la Nieuwe-Vlaamse Alliantie (Nueva Alianza Flamenca, N-VA) de Bart de Wever, primer partido en Flandes; por otro, el 37,6% del Partido Socialista (PS), que domina Valonia. El país se encontraba dividido entre dos partidos y dos concepciones comunitarias del Estado. Un año después, no se ha podido alcanzar ningún acuerdo de Gobierno — a pesar de las numerosas misiones de "conciliación", "mediación" y de "exploración" — y mientras el Ejecutivo queda reducido a la gestión de los asuntos corrientes. Los belgas por su parte, si están muy hastiados y contrariados por una situación que juzgan inextricable, paradójicamente confían todavía en la capacidad de sus líderes de encontrar por fin una salida a la crisis.

Para el autor del artículo de opinión del Soir, Bélgica sobrevive, pero "es simplemente… un poco menos belga:

De hecho, en un año, los francófonos han acabado compartiendo al menos una convicción con el norte del país: somos dos pueblos que viven bajo el mismo techo pero que tienen pocas cosas en común. ¿Verdadero o falso? Desde ahora ya no se plantea la cuestión, se ha aceptado. […]

Bélgica no vive ya como un matrimonio sino en cohabitación. Un año después, los francófonos han terminado por aceptar lo que los flamencos les repiten continuamente desde hace meses: debemos gestionar las cosas de manera distinta, porque nuestra situación, nuestros deseos, nuestros políticos son diferentes. […]

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La larga duración de las negociaciones además ha instaurado en la vida cotidiana esa certeza de que, en el fondo, cada uno podría vivir feliz en su casa. Los Gobiernos regionales se afirman, toman las decisiones que hacen que funcione el día a día. Es ilusorio, evidentemente, puesto que numerosos problemas que dependen del sistema federal no se solucionan ahora o ni siquiera se solucionan. […]

¿Qué lo obstaculiza? Una negociación con un partido nacionalista cuyas exigencias fluctúan y son muy altas. Y que impide al resto de los partidos flamencos 'hundirse'. Y, sabiendo desde ayer que la N-VA ostenta el 33 % de la estimación de voto y que De Wever alcanza el 53 % de la cota de popularidad, se mantiene que no hay razón alguna para que eso cambie. Fatigante, inquietante y desesperante".

Desde el punto de vista flamenco, el articulista de opinión del Morgen, Yves Desmet, explica que para él, un año después de las elecciones, las negociaciones no se encuentran sólo en punto muerto, sino que también lo están las relaciones de fuerza entre los políticos:

"El campo de juego sigue siendo el mismo, las mismas formaciones políticas, dos, permanecen como fuerzas directrices: el PS y la N-VA ganan incluso partidarios gracias a su inmovilismo y a su testarudez".

A pesar de este impasse, Desmet recalca que la confianza de los ciudadanos en la política de su país se ha visto incluso reforzada: "aunque no se llegue a conclusiones, se considera que están haciendo un buen trabajo". Existen dos razones que sirven para explicar esta paradoja:

"Por primera vez en mucho tiempo, la política no se ocupa de 'nada' o de vilezas, sino de cuestiones instrumentales y de peso que urgen. […] No obstante, al mismo tiempo, un falso sentimiento de seguridad se hace presente. Porque incluso después de un año sin Gobierno, este país continúa funcionando, la economía se recupera y a nadie le da la impresión de que en su entorno habitual se viva en un ‘failed state’ ["Estado fallido", en inglés en el texto original]. Si parece que todo funciona de manera automática, ¿por qué no mantener ese enconamiento y ese inmovilismo un poco más?"

Y mientras laLibre Belgique consagra su portada al líder nacionalista flamenco, De Staandard, ha pedido a personalidades flamencas que envíen un mensaje a Bart De Wever y a Elio Di Rupo. Estas misivas, escribe el autor del editorial, muestran que no hay

"sino incomprensión y frustración ante la incapacidad de los dos líderes de moderar sus pretensiones. Hay miedo ante lo que se avecina y por la irritación de la inmovilidad de quienes estaban llamados a otorgar otro cariz a la historia". De hecho, señala De Staandard, los lectores nos dicen que "nosotros debemos pagar entre todos el alto precio de un año ‘listos para desenvainar’".

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