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Cyril Tuschi parece nervioso, habla deprisa. El 14 de febrero, su documental sobre el opositor ruso Mijaíl Jodorkovskiva a proyectarse en la Berlinale[que se celebra entre el 10 y el 20 de febrero] para su preestreno mundial. Sin embargo, desde hace algunos días el realizador tiene la impresión de ser, muy a su pesar, el protagonista de una película. “Es como si estuviera dentro de una mala película de cine policiaco”, declara Tuschi. Por el momento se aloja en casa de unos amigos y declara: “Tratan de darme miedo, y debo reconocer que lo han conseguido”.
La noche del 4 de febrero se produjo un robo en los locales de su productora berlinesa. Dos ordenadores y dos portátiles que contenían la versión definitiva de la película de 111 minutos fueron robados. La policía dice que fue obra de “unos ladrones extremadamente profesionales”. Es la segunda vez que roban los ordenadores de Tuschi. El primer incidente de este tipo tuvo lugar unas semanas atrás en Bali, donde el realizador pretendía dar los últimos toques a su contribución a la Berlinale en una habitación de hotel.
"Cometiste un error"
“Estoy realmente afectado”, prosigue Tuschi. Al parecer, en Rusia reina un clima de “histeria a pocos días del estreno”. El 5 de febrero, el periódico económico Kommersant aseguraba en portada que la película tendría consecuencias judiciales para los que intervienen en ella. Elena, la ex esposa de Jodorkovski, una de las personas que toma la palabra en el documental, envió una carta a Tuschi para expresarle sus inquietudes: “Cometiste un error al conceder una entrevista a periodistas rusos”.
Durante cinco años, Cyril Tuschi ha reunido 180 horas de entrevistas realizadas en Moscú, Tel-Aviv, Londres, Nueva York, Siberia y Berlín. Su película consigue atravesar la cortina de humo de la máquina propagandística de Putin para mostrar el proceso que convirtió al hombre más rico del país en un opositor, para luego enviarlo a la cárcel. En el documental participan también la madre de Jodorkovski y su hijo, que vive en el exilio en Nueva York, así como Leonid Nevzlin, antiguo accionista mayoritario del grupo petrolero Yukos, y Joschka Fischer, antiguo ministro [alemán] de Asuntos Exteriores. Este último comenta un extraño encuentro en Hamburgo con Putin, entonces presidente de Rusia, quien habría proclamado que el Estado engulliría sin problemas a Yukos.
¿Para cuándo una película sobre Julian Assange?
También se entrevista al preso, condenado a permanecer tras barrotes al menos hasta 2017. Se trata de la única entrevista auténtica con el ex oligarca en siete años. Sólo se le autoriza a comunicarse por escrito. Pero durante su juicio, la ministra de Justicia [alemana] Sabine Leutheusser-Schnarrenberger pudo hablar durante diez minutos con Jodorkovski, y Tuschi pidió inmediatamente una entrevista a los jueces. Se le concedieron diez preciosos minutos. El diálogo muestra a un hombre que quiere dar la impresión de fortaleza, pero que a pesar de todo reconoce: “Yo creía ingenuamente que existía una justicia en Rusia”.
Según Tuschi, los servicios secretos rusos no estarían en el origen de los robos. “Eso sería demasiado grosero”. Sea como sea, al parecer sus socios rusos le han aconsejado que reclame a partir de ahora una escolta personal en Alemania. No lo dicen de broma. Ellos mismos han decidido no ir a Berlín para asistir al estreno mundial. Un preestreno que va a poder realizarse según lo previsto: sólo unas horas antes del robo, Tuschi había enviado una versión anterior de su película a la sección Panorama del festival. Cyril Tuschi, cuyos padres han nacido igual que él en Alemania, a pesar de ser de origen ruso, es hoy más prudente. “De hecho, yo quería hacer una película sobre Assange, pero de momento lo voy a dejar correr. Me gustaría rodar una película de género fantástico”.
