Ahora que ya no negamos la posibilidad de solicitar un rescate a la UE, quizás deberíamos empezar a pensar en el momento en que se debe hacer, algo que podría resultar de vital importancia. Puesto que ya hemos decidido que nos arriesgaremos a pedir ayuda, cuanto antes, mejor, aunque vaya en contra de la filosofía del Gobierno de dejar todas las decisiones importantes para el último minuto.
Lo ideal es que hubiéramos solicitado la ayuda al mismo tiempo que España, ya que se nos habría tratado de un modo similar. Seguiríamos teniendo que adoptar una serie de medidas, probablemente nos obligarían a recortar la plantilla en el sector público, pero por lo menos todo se habría hecho de un modo controlado y medido.
Al haber perdido esa oportunidad, el Gobierno necesita solicitar la ayuda antes de las elecciones parlamentarias en Grecia del domingo, tras lo cual la eurozona podría acabar sumida en el caos, ya que la victoria del partido de izquierda Syriza, en contra del rescate, plantearía la posibilidad de la salida de Grecia del euro y sembraría el caos en los mercados. Es una posibilidad que nadie puede descartar, ya que las encuestas de opinión demuestran que Syriza y el partido Nueva Democracia están tan igualados en intención de votos, que es difícil pronosticar quién será el ganador.
Los bonos basura del Gobierno
Entonces ¿a qué espera el Gobierno? Todo el mundo sabe que la emisión de acciones del Laiki Bank que financió el Gobierno no llegará ni por asomo a los 1.800 millones de euros necesarios para la recapitalización del banco. También sabemos que el BCE no puede considerar aceptables con fines de recapitalización los bonos que emitió el Gobierno (algo inevitable cuando los bonos del Estado tienen el estatus de bono basura), lo que significa que la solicitud de un rescate para finales de mes es ya una certeza.
¿Realmente el Gobierno cree que logrará un préstamo de otro país antes de finales de mes y evitará el mecanismo de ayuda, tal y como ha dado a entender el portavoz? Ya debería haber perdido la esperanza de conseguir un préstamo de otro Gobierno, haber empezado a prepararse para entrar en el mecanismo de ayuda y haber concretado ya el paquete de medidas que adoptaría. También le ahorraría el bochorno de negociar las condiciones del rescate cuando asuma la presidencia de la UE el 1 de julio.
Según se informa desde Bruselas, el Gobierno supuestamente ya ha informado a la Comisión de su intención de acceder al mecanismo de ayuda, pero no está claro cuándo se presentará la solicitud. Esperamos que, por una vez, el Gobierno demuestre un sentido de urgencia y que sea lo más pronto posible.
Rescates
La moda está en hacerlo a medida
El rescate de Chipre, cuyo sector bancario representa 7,5 veces el volumen total de la economía del país, no debería seguir el recorrido “clásico” por el que se optó en el caso de Grecia, Irlanda o Portugal, señala el NRC Handelsblad. Según el diario holandés, “existen dos precedentes que indican que esta operación se hará de manera diferente a lo que desean muchos de los Estados miembros”.
El primero, el caso de España, que ha logrado obtener ayuda europea sin tener que vérselas con los “Men in Black” de la troika UE-BCE-FMI, que sí intervinieron en Grecia, Irlanda o Portugal. El segundo es el de Irlanda que, al igual que Chipre, tiene un régimen impositivo muy atractivo para las empresas (del 12,5% y del 10%, respectivamente), y que ha negociado con la troika que se mantenga así.
Estos precedentes, en los que hemos visto cómo los deudores discutían con firmeza las condiciones de los préstamos, podrían alentar a que Grecia, por su parte, renegocie su plan de rescate si la izquierda radical gana las elecciones del 17 de junio.
Si Chipre muestra la misma actitud para obtener los 4.000 millones de euros de ayuda que se calcula que necesita, podría generar descontento entre los irlandeses, ahonda el NRC:
Porque los irlandeses se han visto sometidos a una tutela completa, mientras España, de momento, se vale de un rescate que en gran parte deja a Madrid tranquila.