El 2 de octubre, la Comisión Europea presenta un documento de trabajo sobre la "limpia de la legislación europea", informa Die Welt, que ha tenido acceso al texto. Se trata de hacer más fluido y lógico, y menos sensible a los presiones de los lobbies, el proceso de elaboración y el contenido de las normas emanadas desde Bruselas. Esta "desburocratización" es, para el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, una forma de reacciones a las persistentes críticas contra las regulaciones excesivas, y sobre todo, al éxito de los partidos euroescépticos en numerosos países. Para el diario alemán, la Comisión "quiere hacer limpieza a partir de ahora y distinguir entre lo que supone para la misma una regulación adecuada y una burocracia sin sentido, de otra parte".
Un "vasto proyecto" sin precedente, que sin embargo suscita resistencias en las filas de la institución presidida por Barroso, prosigue el diario:
sin precedentes y de una loable ambición, este proyecto rompe con la larga tradición de la autoridad legislativa de regular todo lo posible a escala europea, y de ahí procede la controversia actualmente en curso. El proyecto de "desburocratización" de José Manuel Barroso ha desencadenado una serie de pulsos: entre los comisarios europeos, entre la dirección política de la Comisión [el gabinete de comisarios] y los funcionarios influyentes, y entre el jefe de la Comisión y algunos grupos del Parlamento Europeo. Desde hace varios meses, se demanda a los diferentes servicios que identifiquen todo aquello que consideran superfluo en su ámbito de competencias. A principios de agosto, se presentaron los primeros informes. Tras un examen de sus resultados, los responsables del proyecto han elaborado una lista que ha levantado ampollas: la práctica totalidad de los comisarios y de las direcciones generales están afectadas, y habrá que desengrasar en todos los ámbitos de la legislación europea. Sin embargo, la regulación es el trabajo fundamental de la Comisión, y para un cierto número de personas, sería un error que se declararan como "superfluos" algunos proyectos que están en la base de su acción.
Por otra parte, algunos comisarios han hecho saber ya a Barroso que no comparten su proyecto, escribe Die Welt, según el que "en caso de oposición sobre una propuesta, esta será sacrificada.Queda por saber", añade el diario, "lo que permanecerá a fin de cuentas de la larga lista de ámbitos para "desburocratizar".