El primer ministro saliente, Mark Rutte, y el candidato laborista, Diederik Samson (con la rosa).

Una prueba superada

El primer ministro liberal Mark Rutte, vencedor en las elecciones legislativas, se verá obligado a formar una coalición con los laboristas. Por ello tendrá que atemperar sus críticas hacia la UE, para gran alivio de Bruselas... y de Berlín.

Publicado en 18 septiembre 2012 a las 11:25
El primer ministro saliente, Mark Rutte, y el candidato laborista, Diederik Samson (con la rosa).

En Bruselas, los diplomáticos y los funcionarios europeos sintieron alivio con el resultado de las elecciones legislativas del 12 de septiembre en Países Bajos. "Es formidable comprobar hasta qué punto se han superado en Países Bajos. Ha vuelto la sensatez, ha prevalecido la razón", concluyó uno de ellos. "Ya era hora de que volviera la normalidad a Países Bajos", declaró otro alto funcionario.

De momento, en Bruselas se ha disipado un temor: el odio hacia la UE no se propagará hacia el resto de Europa desde Países Bajos, un Estado fundador de la UE y miembro que conserva la calificación AAA. La coalición probablemente estará integrada por el VVD [Partido Popular por la Libertad y la Democracia, liberales] y el PvdA [Partido Laborista, social-demócratas] y no dará la espalda a la UE. Desde que Diederik Samsom se encuentra al mando del PvdA, este partido ha retomado su rumbo tradicional sobre Europa.

Comportarse como buitres

En los próximos meses, la nueva coalición tendrá varias ocasiones para afirmar su posición en la Unión. En octubre o en noviembre, habrá que plantearse inevitablemente la pregunta de si es necesario volver a ayudar a Grecia o a España, recurriendo a los fondos europeos. En los últimos dos años, en parte bajo la presión del PVV [el partido populista de Geert Wilders], Mark Rutte y Jan Kees De Jager, ministro de Finanzas procedente del CDA [partido cristiano-demócrata], se han comportado como buitres sobre la cuestión de la concesión de préstamos de urgencia a los países con dificultades en la eurozona.

Una coalición que incluya al PvdA adoptará otro tono con respecto a Bruselas. Su postura de conceder un sí crítico probablemente no cambie, porque el Gobierno actual, constituido por el VVD y el CDA, ya se apoyaba en el PvdA para dar su consentimiento a las ayudas de urgencia. Sin embargo, podemos esperar un giro mayor en lo relativo a los proyectos de Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, que prevé dotar a la UE de una arquitectura totalmente nueva. Antes de las elecciones, Mark Rutte afirmaba con un tono burlón que no necesitaba perspectivas europeas, sobre todo si iban acompañadas de una delicada transferencia de poder a Bruselas. Con Diederik Samsom a su lado, Mark Rutte ya no podrá repetir esta frase asesina.

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Herman Van Rompuy y José Manuel Barroso, el presidente de la Comisión, estiman que es inevitable una mayor integración si los Estados miembros de la UE pretenden mantener la prosperidad y el bienestar. En la práctica, esto se traduce en normas europeas aún más rigurosas en materia de disciplina presupuestaria, unos acuerdos aún más exigentes sobre la aplicación de la política económica y social, una mejor armonización de la fiscalidad y una mayor influencia del Parlamento Europeo. El PvdA está abierto a una perspectiva así y el primer ministro Mark Rutte, cuando haya que tomar decisiones a finales de este año, se verá obligado a decir "Sí, con la condición de que" en lugar de "No, jamás".

Un desenlace más realista

También cabe esperar una posición más flexible en las negociaciones sobre el nuevo marco financiero plurianual de la UE. La congelación del presupuesto de la UE que defendieron Mark Rutte y Jan Kees De Jager se sustituirá por un argumento que prevé una modesta subida de dicho presupuesto. Un desenlace que de todos modos resulta más realista, a menos que Países Bajos esté realmente dispuesto a torpedear el presupuesto presentando su veto.

Parece que ha llegado a su fin la función de Mark Rutte como incordio en Europa, según la opinión de los diplomáticos de la UE. En lugar de buscar alianzas con los euroescépticos de Londres y de Helsinki, un Gobierno integrado por el VVD y el PvdA se acercará como antes a los que plantean una crítica constructiva en Berlín. Después de las elecciones, el primer ministro neerlandés volverá a ser un poco más alemán en Europa.

Opinión

Los alemanes, una referencia

Los “debates públicos intensivos” en Alemania tras la decisión del Tribunal Constitucional de Karlsruhe son un ejemplo a seguir para los holandeses, cuya actitud hacia los eventuales atropellos a la democracia es “más desenfadada", afirma Ton Nijhuis en De Volkskrant. Para el director del Instituto Alemán de los Países Bajos,

En los Países Bajos deberíamos tomarnos en serio el descontento y las inquietudes de la población alemana y aminorar en la mayor medida posible su sentimiento de aislamiento, por ejemplo, tomando en serio el deseo de Angela Merkel para llegar a una unión política [...] Debemos aclarar lo que esperamos de Europa. Si tomáramos iniciativas en lugar de quejarnos, aumentaríamos nuestra oportunidad de tener verdadera influencia [en Europa]. Si compartiéramos las inquietudes alemanas y formuláramos respuestas, podríamos intentar evitar que Alemania se desviara poco a poco [del proyecto europeo], y al mismo tiempo podríamos animar y dar una dirección al debate europeo en los Países Bajos.

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