2024: el año de la migración para bien y para mal

Ahora que se acercan las esperadas elecciones europeas, la migración debería ser uno de los “grandes” temas de este año electoral en un debate público protagonizado por la extrema derecha en pleno auge.

Publicado en 16 enero 2024 a las 17:08

La predicción acapara desde hace meses los titulares de muchos de los principales medios de comunicación: la migración será el gran tema de 2024. Hay que admitir que esta profecía un tanto autocumplida se hace eco de una tendencia real, a juzgar por las encuestas: según un estudio del Eurobarómetro publicado en diciembre de 2023, el 28 % de los europeos encuestados consideran la inmigración como uno de los dos desafíos principales a los que se enfrenta la Unión Europea actualmente, además de la guerra en Ucrania. Es cierto que este asunto es de actualidad todos los años electorales, pero las tan esperadas elecciones europeas de junio, que se celebrarán a la sombra de un avance de la extrema derecha en el continente, deberían contribuir a que este asunto estuviera mucho más omnipresente. 

Una obsesión europea 

El año pasado, pocos asuntos tuvieron tanta influencia en el debate público como la inmigración”, expone Lucia Schulten para el medio alemán Deutsche Welle (DW). “Probablemente vuelva a dominar la agenda de la UE durante el nuevo año”, prosigue. Según la periodista, esto se debe al aumento de las solicitudes de asilo que reciben algunos Estados europeos y a los numerosos acuerdos firmados por el bloque con otros países responsables de limitar la migración en el Mediterráneo, como Túnez, Libia o Turquía. Y, sobre todo, la reforma de la política europea de acogida sobre la que los Estados miembros se pusieron de acuerdo a mediados de diciembre y que deberá adoptarse en el primer semestre de 2024. El apetito de Europa por la cuestión migratoria también parece seguir una lógica diferente: “Extraoficialmente, en Bruselas se habla de que es necesario un acuerdo sobre la política de asilo para frenar el ascenso de los populistas de derechas”, informa Schulten. “Las elecciones al Parlamento Europeo se celebrarán en junio y la inmigración ha desempeñado a menudo una función política importante en las elecciones de muchos Estados miembros”, prosigue, antes de concluir que “los expertos [...] dudan de que las nuevas normas de asilo contribuyan a hacer menos explosiva la cuestión, porque la realidad es que la inmigración continuará”.

El miedo a la extrema derecha parece cimentarse en la cúpula de Europa. “Tras la victoria sorpresa de [Geert Wilders] en Países Bajos, las élites europeas observan nerviosas el panorama político en busca de señales de alerta, como nuevas victorias por sorpresa de candidatos de extrema derecha”, como confirman Clea Caulcutt y Nicholas Vinocur para POLITICO. Sus preocupaciones no son infundadas: “En casi una docena de países europeos, entre ellos Francia y Alemania, los partidos más duros contra la inmigración, algunos de ellos más extremistas que Wilders, encabezan actualmente las encuestas o se sitúan en segunda posición”, resumen los autores. Los partidos de extrema derecha están cosechando los frutos de un largo trabajo de normalización en la opinión pública, pero no solo eso. “Para varios analistas, la inmigración, la guerra entre Hamas e Israel, el cansancio con los partidos tradicionales y la inseguridad relacionada con la guerra de Ucrania se convierten en una alineación de estrellas sin precedentes para los partidos de extrema derecha europeos, muchos de los cuales intentan captar al centro”, explican Caulcutt y Vinocur. Los dos periodistas concluyen poniendo en tela de juicio la estrategia empleada por algunos: “Los partidos de centro proeuropeos hasta ahora no han encontrado la respuesta adecuada [al ascenso de la extrema derecha], bien evitando las cuestiones difíciles, o bien intentando imitarla”. 


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Copiar al vecino 

Imitar a la extrema derecha para salvar el cuello no es una estrategia nueva, pero sí contraproducente y peligrosa, como explica la experta en migración Zoe Gardner en The New European. Pone como ejemplo a Reino Unido, donde el primer ministro conservador Rishi Sunak ha hecho de la lucha contra la inmigración ilegal su principal batalla, aunque sea promoviendo las medidas más extremas y los discursos más alarmistas. “[El 16 de diciembre], Sunak pronunció un discurso que produjo escalofríos en una concentración política de derechas en Italia”, escribe Gardner. “Advirtió de que Europa se vería ‘inundada’ por la inmigración si no se adoptaban sus medidas radicales”.

Según la experta, se trataba de un tono deliberadamente catastrofista que considera que presentar la inmigración como una amenaza existencial para Occidente sirve sobre todo para justificar todas las políticas, incluso las más abusivas. “Cuando se trata de nuestra supervivencia como civilización, el fin justifica todos los medios”, resume Gardner. 

Una estrategia peligrosa 

¿Recorrer el terreno de los reaccionarios para derrotarlos? Se trata de un planteamiento que da mucho que pensar. En materia de inmigración, la derecha y la extrema derecha tienden a converger, como demuestra en Francia el proyecto de ley sobre el asunto debatido en diciembre de 2023. Este proyecto, muy criticado por endurecer drásticamente las condiciones de acogida en territorio francés, algunos lo consideran una victoria de los radicales de Marine Le Pen (Rassemblement national, RN, extrema derecha) que se han volcado en la votación del proyecto. “Vergüenza, desgracia, naufragio... No hay palabras suficientemente fuertes para describir el batacazo del proyecto de la ley de inmigración, cuya versión ultrarradical se votó finalmente el 19 de diciembre en el Senado y, posteriormente, en la Asamblea Nacional”, declara Sandrine Foulon, redactora jefa del medio francés Alternatives Economiques. Afirmar que se lucha contra la extrema derecha no impide trabajar con ella, como confirma el ejemplo francés según algunos observadores.

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Es poco probable que los llamamientos al sosiego y a la racionalidad tengan cabida en este contexto político al rojo vivo. Ahora que se acercan las elecciones europeas, las tragedias migratorias que han salpicado el año pasado y las condiciones de vida que soportan los migrantes en todo el continente sirven para recordar la urgente necesidad de un debate público sobre la cuestión de la acogida en Europa. Pero la connivencia con temas reaccionarios, los discursos alarmistas y el auge de la extrema derecha no auguran nada bueno para el resultado de estos debates. 


Sobre migración y asilo

El camino de vuelta 

Olena Yermakova | Eurozine | 11 de diciembre | EN

Para los emigrantes ucranianos que abandonaron su país tras la invasión rusa, la salida al extranjero supone una dosis de tranquilidad... y también plantea muchas preguntas. Las relaciones de los exiliados con las comunidades de acogida, otros refugiados y familiares que se quedaron en su país han cambiado profundamente desde el inicio de la guerra. Con ellos, toda la sociedad ucraniana está abocada a evolucionar, como sostiene Olena Yermakova. 

¿Por qué Europa sigue buscando una “cooperación igualitaria” con regímenes africanos dudosos? 

Evelyn Groenink | Mondiaal Nieuws | 6 de diciembre | NL

Esta es la pregunta tan de actualidad que se plantea Evelyn Groenink. Mientras se cierra lentamente una jaula en el continente africano, los Estados miembros europeos se asocian cada vez con más frecuencia con regímenes de prácticas antidemocráticas en los que delegan la tarea de controlar la migración. 

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