Las tensiones entre Rusia y Ucrania aumentaron después de que un ciberataque de gran magnitud afectase a Ucrania en la noche del 13 al 14 de enero. Kiev acusa a Moscú, que reunió a varias decenas de miles de soldados cerca de la frontera este de Ucrania, de haber planeado el ataque, dirigido a páginas web del gobierno ucraniano.

El ataque se dio mientras el diálogo entre Rusia y la OTAN se tambaleaba, ya que Moscú está exigiendo a la Alianza Atlántica un acuerdo formal de no integrar a Ucrania ni a otros países del antiguo bloque soviético. Los occidentales temen que un fracaso en las negociaciones se convierta en un pretexto para el Kremlin para invadir a Ucrania.

Otro aspecto le echó más leña al fuego: el regreso al país, el 17 de enero, del expresidente ucraniano Petró Poroshenko, acusado sobre todo de alta traición por su supuesta ayuda a los separatistas prorrusos en 2014.


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