No hay justicia climática sin comercio justo

En vísperas de la COP27, la ONG Fairtrade vuelve a instar a los gobiernos a realizar acciones concretas. Pero el tiempo se está acabando, y aquellos que producen la menor cantidad de carbono son los más afectados por el impacto del cambio climático.

Publicado en 6 octubre 2022

En la comedia Atrapado en el tiempo, de 1993, Bill Murray encarna el papel de Phil Connors, un meteorólogo misantrópico y cínico de Pensilvania condenado a vivir el 2 de febrero una y otra vez hasta corregir completamente su brújula ética. Esta película es una comedia dirigida por lo absurdo. Pero también constituye una advertencia sobre los peligros del estancamiento – sobre cómo la inacción puede triturar los mecanismos de la vida hasta frenarlos por completo.

De una manera muy similar, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022, o COP27, se avecina con una sensación de déjà vu. Si bien el escenario ha cambiado una vez más – este año, los Estados miembros, los activistas climáticos y los actores de la sociedad civil se dirigirán a la ciudad balneario egipcia de Sharm el-Sheij – el propósito de la reunión es el mismo: acercarse a una resolución climática que mantenga las temperaturas globales por debajo del límite de 1,5 C°. Cada año la misión es la misma; cada año el nivel de emergencia aumenta.

Para Fairtrade y el movimiento Fair Trade (movimiento de comercio justo), la COP27 también será un día más de este escenario preso del tiempo. Siguiendo los pasos de nuestro compromiso en la COP26 el año pasado en Glasgow, Escocia, el movimiento Fair Trade reitera nuevamente la necesidad apremiante de reformar nuestro sistema de comercio mundial y busca facilitar la entrega de ayudas financieras críticas a los pequeños agricultores y a los trabajadores agrícolas de todo el mundo que se están viendo afectados por la crisis climática mundial.

Comercio injusto

Desde la producción hasta el consumo, el comercio internacional sigue siendo uno de los principales contribuyentes del cambio climático. Primero que todo, opera de manera injusta al distribuir los impactos del cambio climático entre las personas más vulnerables a este y menos responsables del statu quo del clima.

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Exactamente – los pequeños agricultores, las pequeñas y medianas empresas (pymes) y los trabajadores de países de bajos ingresos donde se producen productos de comercio justo son los que menos contribuyen a las emisiones de gas de efecto invernadero y sin embargo sufren con frecuencia los impactos catastróficos del cambio climático.

Pero este no es el futuro que deseamos, y tampoco es el futuro por el que estamos trabajando. Por lo tanto, para la COP27, hacemos nuevamente un llamado en nombre de más de dos millones de agricultores de más de 70 países para instar a los Estados miembros y a sus líderes a tomar medidas.

Llamamos a los países ricos a cumplir con su promesa de destinar 100 000 millones de dólares a la ayuda climática para finales de 2022 y desarrollar estrategias críticas para ayudar a las comunidades vulnerables a superar las pérdidas y los daños causados por el cambio climático. De esos 100 000 millones destinados al financiamiento para el clima, menos del 2 % están llegando a los pequeños agricultores. Esto es inaceptable.

También llamamos a los Estados miembros a apoyar, permitir e incentivar alianzas sostenibles. De acuerdo con nuestra experiencia, estas alianzas son más efectivas cuando los agricultores y las pymes son quienes se encargan de tomar las decisiones.

Técnicas de adaptación y mitigación

Nuestro trabajo climático para el proyecto Sankofa, una asociación con Coop, la Secretaría de Estado de Economía de Suiza (SECO), la Plataforma Suiza de Cacao Sostenible (SWISSCO) y la Agencia Danesa de Desarrollo Internacional (DANIDA), ha obtenido resultados impresionantes al seguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 13 y 17 y busca proteger la biodiversidad plantando diversos tipos de árboles y cultivos alimentarios con el fin de mejorar la salud del suelo y reducir las emisiones de CO2.

El secuestro del carbono mediante estas acciones significa que los agricultores ganarán e intercambiarán créditos de carbono de árboles en el futuro. Además, para Fairtrade y nuestros socios, el desarrollo de alianzas similares significa tener un impacto profundo y benéfico en las comunidades agrícolas.

Pero no nos detendremos ahí. Sabemos que los impactos de la crisis climática ya se están percibiendo en comunidades locales de países de bajos ingresos mediante olas de calor sin precedentes, sequías calamitosas, huracanes intensificados y chubascos destructores. Por ende, el movimiento Fair Trade recordará a los líderes mundiales que la política de comercio debe permitir a las comunidades vulnerables invertir en técnicas de adaptación y mitigación esenciales y a su vez trabajar en el apoyo de resultados de desarrollo, la integración regional y un mayor acceso a los mercados.

Asimismo, insistiremos en que la política de comercio debe desempeñar un papel crucial en asegurar que los agricultores, las pymes y los trabajadores obtengan más ganancias que se puedan transformar en ingresos vitales y salarios dignos. 


Es injusto obligar a las comunidades más vulnerables del mundo a cargar con los costes de nuestra crisis climática


Además, todos los acuerdos de comercio deben demostrar un compromiso incondicional para con los derechos humanos, las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los ODS y el Acuerdo de París mediante requisitos vinculantes y exigibles. Solo así podremos unir el comercio, el desarrollo y el medioambiente como partes correspondientes de la solución para abordar la crisis climática.

Finalmente, también insistiremos en la introducción de medidas firmes para penalizar a las empresas que no cumplan con las normas climáticas y asegurar que los pequeños agricultores, las pymes y los trabajadores reciban apoyo financiero para cubrir el coste del cumplimiento de las medidas de diligencia debida. No es posible dejar que se enfrenten ellos solos a los costes de una crisis climática de cuyo origen no son responsables.

Se deben diseñar y aplicar condiciones vinculantes de carácter jurídico de manera tal que promuevan una perspectiva sostenible sobre la realización de negocios, prevengan la competencia injusta, pongan un alto a la explotación de comunidades y de la naturaleza y garanticen la protección de los derechos de los afectados y su acceso a recursos legales.

No hay justicia climática sin comercio justo

Es injusto obligar a las comunidades más vulnerables del mundo a cargar con los costes de nuestra crisis climática. Por eso es que el movimiento internacional Fair Trade está solicitando el cumplimiento de los compromisos públicos para el clima y que los actores comerciales rindan cuentas de sus promesas climáticas. 

También sabemos que los pequeños productores, los trabajadores y las pymes forman parte de la solución climática. Asimismo, estamos conscientes de que el futuro de nuestro planeta depende de la adopción de alternativas comprobadas a los patrones de producción actuales, la priorización de inversiones para transiciones más justas y el aumento de las opciones de adaptación y mitigación climáticas en esta década. 

El 6 de noviembre, Fairtrade y el movimiento Fair Trade llegarán a Sharm el-Sheij con el propósito de romper con el ciclo de estancamiento y discutir y conseguir resultados climáticos clave de parte de los Estados miembros y sus líderes para los pequeños agricultores y trabajadores agrícolas de todo el mundo. Solo una acción concertada de las naciones más adineradas del mundo nos liberará de este eterno bucle temporal y nos permitirá abordar por fin los desafíos climáticos existenciales de los más vulnerables.    

Debemos actuar juntos, y debemos hacerlo ahora, porque no hay justicia climática sin comercio justo.

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