Análisis Sociedad civil y extrema derecha | Alemania

Un despertar masivo pero tardío de las conciencias y de la acción democrática en Alemania

En una oleada sin precedentes, decenas de miles de ciudadanos alemanes se han manifestado contra el ascenso de la extrema derecha. Un movimiento popular inesperado, que hurga en los cimientos de la AfD, sin desplazarlos, y que podría sacudir el panorama político alemán.

Publicado en 19 mayo 2024 a las 17:40

A principios de 2024, la extrema derecha alemana y su punta de lanza política, Alternativa para Alemania (Alternative für Deutschland, AfD), se vieron sorprendidas por un movimiento popular tan masivo como inesperado. Desde mediados de enero, millones de personas de todo el país salieron cada fin de semana a las calles de las metrópolis, ciudades y pueblos de Alemania para protestar pacíficamente contra el discurso xenófobo y los objetivos antidemocráticos de la AfD. Incluso hoy en día el movimiento continúa, aunque con menor intensidad. 

El detonante de esta explosión ha sido el descubrimiento por la opinión pública de una especie de renovación de la famosa “Conferencia de Potsdam”. Revelada el 10 de enero por la plataforma de investigación Correctiv, esta reunión secreta que tuvo lugar cerca de Berlín en noviembre de 2023 ha reunido a personas que fingían no reunirse nunca. Tales como varios miembros del partido conservador (CDU), diputados y dignatarios de la AfD, un retoño de la familia von Bismarck, algunos ciudadanos afortunados y, también, neonazis y activistas identitarios. Martin Sellner, portavoz principal del movimiento identitario austriaco (Identitäre Bewegung Österreich) acudió a la cita para detallar un plan de “remigración” consistente en expulsar de Alemania a dos millones de extranjeros enviándolos al norte de África. También se consideró la expulsión de ciudadanos alemanes “mal asimilados” y que plantearan problemas.  

“El fantasma de la ‘remigración’ existe desde hace ya bastante tiempo. Es muy conocido en los círculos que trabajan en la extrema derecha, pero hasta ahora no había llamado mucho la atención. Por eso nos tiene sorprendidos la fuerza de la reacción popular”, recuerda Lorenz Blumenthaler, investigador y portavoz de la Fundación Antonio Amadeu (AAS), una ONG que está en el centro de la lucha contra el racismo y la extrema derecha en Alemania. Las razones de esta resonancia increíble son múltiples. Citaremos la revelación de conexiones políticas pero también el carácter conspirativo de una reunión que propone un plan de acción tan concreto como anticonstitucional.  

“Sé desde hace mucho tiempo que algunos líderes de la AfD están desarrollando un discurso racista cargado de referencias nazis. ¡Pero de repente nos enteramos de que se están reuniendo con personas que tienen importantes medios económicos para hablar de planes de expulsiones masivas de extranjeros! Es espantoso. Es la gota que colma el vaso”, explicó la berlinesa Wiebke Brenner, con la que nos encontramos durante una gran manifestación en Berlín el 3 de febrero último. 

Al manifestarse ruidosamente contra la incendiaria narrativa de la AfD, según la cual Alemania está al borde de la ruina económica y la desintegración identitaria, las protestas han frenado el progreso de la AfD en las encuestas. Independientemente del instituto y de la encuesta realizada a partir de febrero, las intenciones de voto a favor de la AfD están estancadas. Bajaron nuevamente a una horquilla del 16 % al 19 % después de haber alcanzado un 24 % a nivel nacional. En los Länder orientales, donde la AfD está fuertemente arraigada, tales como Sajonia, Turingia y Brandeburgo, el descenso también es visible, ¡pero la AfD sigue evolucionando en torno al 30 %!

“La primera enseñanza es que ha sido posible movilizar a muchísimas personas en poco tiempo. Y que han constituido las mayores manifestaciones después de las convocadas en defensa del clima. Además hemos visto una movilización acrecentada con muchas personas de edad madura que jamás se habían echado a la calle concretamente contra la extrema derecha. Por último, las concentraciones han tenido lugar por todas partes, tanto en las ciudades pequeñas del este donde la extrema derecha es fuerte, donde hay que echarle mucho valor para dar la cara por tal causa”, analiza M. Blumenthaler.

El papel del movimiento climático Viernes para el Futuro (Friday for Future), principal organizador junto con la ONG Campact, ha sido crucial. Gracias a su conocimiento de las redes sociales, a su implantación nacional y a su capacidad para cooperar rápidamente con actores locales, las susodichas organizaciones consiguieron que las manifestaciones pudieran ser el movimiento de enorme amplitud que hemos visto. “También han enseñado a numerosos militantes que tantos años de trabajo sobre el terreno no habían sido esfuerzos baldíos; y enseñaron a numerosos no militantes hasta qué punto puede ser eficaz la dedicación”, añade Pit Terjung, uno de los portavoces. Desde la Fundación Antonio Amadeu hasta “Abuelas contra la extrema derecha”, todos confirman un entusiasmo militante fortalecido.

“El movimiento ha generado alianza y ha activado bastante bien unos pequeños engranajes democráticos” añade Lorenz Blumenthaler. El empresariado alemán, que por lo general evita tomar partido, ha publicado junto con la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB), un llamamiento común contra la extrema derecha y la estrategia de remigración. Las Iglesias se han posicionado muy claramente contra la AfD. En cuanto a los medios de comunicación, han reforzado las aclaraciones y los temas de análisis sobre los mecanismos de funcionamiento de los proyectos de la nebulosa de extrema derecha. Por ejemplo, el dominio de las redes sociales por parte de AfD, especialmente en Tik Tok. O la manera en que la AfD de Turingia, que está muy bien posicionada para llegar en cabeza a las elecciones regionales de septiembre, prevé recurrir a ciertos engranajes constitucionales y políticos para hacer del Land un laboratorio de la extrema derecha con una resonancia nacional.

Tres meses después de que se desencadenara el movimiento, el número y la frecuencia de las manifestaciones han bajado notablemente. De varios cientos de miles de manifestantes por fin de semana, pasamos a unas pocas decenas de miles: “No es sorprendente. Para ir más allá de los tiempos iniciales de protesta, necesitamos un relato común que movilice, lo que no es el caso. Y los partidos políticos clásicos, todos los cuales declararon su intención de apoyar un movimiento bienvenido, pero que ellos no iniciaron, no han hecho gran cosa”, afirma Lorenz Blumenthaler. 

Ante las elecciones europeas y luego regionales, los grandes grupos políticos en tres Länder del este del país, tales como los socialdemócratas (SPD) y especialmente los conservadores (CDU), tienen dificultades para imaginar futuras alianzas contra la extrema derecha y adoptar posiciones claras, todas ellas capaces de trazar una línea roja contra la extrema derecha, sin rechazar al electorado que protesta en las calles. 

Cuando menos, las manifestaciones han reavivado el debate sobre la vigilancia que se ha de ejercer sobre un partido clasificado como de “extrema derecha” por los servicios de información nacionales en varios Länder, así como los preparativos para iniciar un posible procedimiento de inhabilitación del partido, como lo prevé la Constitución alemana si hay “indicios reales” de que un partido pretende atacar y eliminar el orden constitucional liberal y democrático.

Con el apoyo de Heinrich Böll Stiftung European Union

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