Boiko Borísov y los líderes de los partidos principales: Kornelia Ninova (BSP), Hristo Ivanov (DB) y Kiril Petkov (PP). En la puerta: Instituto Nacional de Seguros. Nuevos pensionistas.
El 2 de octubre, los búlgaros eligieron a los miembros de la Asamblea Nacional en las elecciones legislativas anticipadas. Como era de esperar, los resultados indican que el partido Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB, centroderecha) de Boiko Borísov sale victorioso, con un 24,5 % de los votos y 67 de los 240 escaños.
De esta manera, los proeuropeos superan a sus adversarios principales, el antiguo primer ministro Kiril Petkov y su partido Continuamos el Cambio (PP, centro), que tan solo obtuvieron un 20,2 % de los votos (53 escaños). Estas elecciones – el cuarto escrutinio en dos años – se presentan en un contexto de crisis política en Bulgaria y de cansancio de la población, después de la caída del gobierno anterior de Petkov, la guerra en Ucrania y el alza de los precios de la energía y de los bienes de consumo. Con una tasa de participación inferior al 40 %, estas elecciones legislativas evidencian el agotamiento de la población del país más pobre de la UE.
Pese a un antiguo mandato marcado por una corrupción desenfrenada, Borísov ha logrado encabezar el escrutinio otra vez. Sin embargo, este no es el fin de los desafíos: ahora el GERB debe formar una coalición, una tarea bastante compleja para un partido considerablemente aislado en el Parlamento: los partidos principales han aceptado entablar negociaciones con el GERB con la condición de que Borísov no forme parte del gobierno.