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Cómo las alternativas a las pruebas en animales pueden transformar la protección de la salud y del medioambiente

El reciente caso de maltrato animal en un laboratorio español generó indignación en Europa. El desarrollo de métodos alternativos a las pruebas en animales no solo constituye una necesidad ética y moral, sino también una etapa necesaria para una lucha eficaz contra la contaminación, la principal causa medioambiental de enfermedades y de mortalidad en el mundo.

Publicado en 23 abril 2021 a las 14:23

Varias imágenes de actos inaceptables de maltrato y crueldad animal en un centro de pruebas español llegaron recientemente a los titulares y desencadenaron numerosas reacciones.  El 24 de abril es el Día Mundial del Animal de Laboratorio. Este busca promover los métodos alternativos a las pruebas en animales que actualmente revolucionan la toxicología, un campo de investigación para el que la Unión Europea (UE) ha aumentado las ayudas financieras de manera significativa con el fin de mejorar la evaluación de la seguridad de los productos químicos.

Cada año se utilizan aproximadamente 10 millones de animales, en especial roedores, pero también primates, gatos o perros, para experimentos científicos en la UE. En todo el mundo se mata un sinnúmero de mamíferos con el fin de probar diversas sustancias. Los animales de laboratorio están protegidos por la directiva que establece exigencias estrictas en lo que respecta al bienestar animal. Esta cita los principios de Reemplazo, Reducción y Refinamiento (3R) de las perspectivas sobre animales e impone el recurso a métodos alternativos — o “New Approach Methodologies” (NAM) — cuando es posible. 

En 2013, la UE prohibió las pruebas con animales para los ingredientes utilizados exclusivamente en los cosméticos, mostrando así al mundo entero una vía alternativa. Las líneas celulares y tejidos humanos, los organoides en un chip (in vitro) y las técnicas avanzadas de modelización informática (in silico) forman parte de las alternativas disponibles que superan los numerosos límites de la experimentación animal.

Las pruebas en mamíferos, condenadas por las ONG y los ciudadanos, son lentas, costosas y a veces poco confiables para evaluar ciertos productos, lo que puede demorar la detección de sustancias nocivas. Por ejemplo, se ha vuelto evidente que la mitad de las pruebas realizadas en animales para el desarrollo de productos farmacéuticos no son pertinentes debido a las diferencias intrínsecas entre especies. También hay una frustración creciente ante las perspectivas actuales de evaluación de productos químicos, que dependen sobremanera de la experimentación animal para extrapolar con precisión los riesgos para la salud humana.

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Además, la cantidad y la variedad de productos químicos empleados están aumentando considerablemente. Hay miles de millones de sustancias que nunca han sido sometidas a pruebas de toxicidad, y se estima que la producción mundial de productos químicos debería duplicarse para el 2030. Una de cada diez muertes en el mundo se debe a la contaminación, por lo que resulta urgente desarrollar soluciones más rápidas, confiables y éticas para una gestión segura de los productos químicos a escala mundial sin aumentar el recurso a los experimentos en animales.

Para ello, la UE invertirá 60 millones de euros durante los próximos cinco años en tres proyectos internacionales completamente dedicados al progreso de la toxicología reglamentaria sin recurrir a la experimentación animal. Se trata de un presupuesto del programa H2020 que aumentó a más del doble desde el último período financiero.

En marzo, 15 organizaciones dirigidas por la Universidad de Birmingham lanzaron PrecisionTox. Este proyecto se centra en líneas celulares humanas y una serie de modelos de investigación biomédica de organismos, tales como la mosca de la fruta, la pulga de agua, el gusano redondo y embriones de pez cebra y de rana. Estos organismos denominados no sensibles no son considerados como animales por la legislación y comparten numerosos genes con los humanos por evolución. Estos modelos rápidos, conformes a las 3R y poco costosos permitirán trazar los orígenes de la toxicidad en las ramas de la evolución del reino animal, para así predecir los efectos nocivos de las sustancias químicas en todos los animales, incluyendo el ser humano.

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El proyecto ONTOX, coordinado por la Vrije Universiteit Brussels, iniciará el 1 de mayo con el objetivo de crear métodos no animales innovadores capaces de predecir la toxicidad crónica en el ser humano teniendo en cuenta una exposición precisa. Las NAM desarrolladas por los 18 socios se apoyan en la ontología y la inteligencia artificial para medir los efectos tóxicos inducidos por todo tipo de productos químicos (farmacéuticos, cosméticos, alimenticios y biocidas) en el hígado, los riñones y el cerebro. También serán aplicables a otros órganos y sistemas de órganos.

En junio, el proyecto Risk-Hunt3r sustituirá a EU-ToxRisk, un proyecto de cinco años beneficiario de una subvención precedente de la UE de 27 millones de euros que ha llegado a término. El consorcio de 37 socios se basará en su experiencia reciente para promover el progreso de los métodos de evaluación de los riesgos de las sustancias bajo la dirección de la Universidad de Leiden. Risk-Hunt3r combina escenarios de exposición humana, pruebas in vitro y metodologías de cálculo para obtener datos sobre el mecanismo de toxicidad con el fin de identificar las vías de las respuestas tóxicas desde una perspectiva verdaderamente centrada en el ser humano.

El progreso hacia el reemplazo de ensayos con animales dará lugar a nuevas prácticas reglamentarias e industriales con mayor capacidad de proteger a los humanos y los ecosistemas, permitiendo identificar, clasificar y eliminar finalmente las sustancias peligrosas del medioambiente.

La Comisión Europea anunció el propósito de contaminación cero en el Pacto Verde. La Estrategia de sostenibilidad para las sustancias químicas es una de las primeras etapas para crear un ambiente “exento de sustancias tóxicas”, pues deberá conducir a revisiones importantes del marco legislativo europeo, incluyendo el Reglamento sobre cosméticos. Las NAM prometen suplir la falta de datos a la que se enfrentan los evaluadores y los reguladores de riesgos lidiando con el número creciente de productos químicos cuya toxicidad aún se desconoce y mediante soluciones más rápidas, confiables y éticas.


Este artículo está escrito por un miembro de la comunidad Voxeurop. Ha sido revisado por el Consejo Editorial, pero no refleja necesariamente las opiniones de Voxeurop.


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