En Novi List, el editorialista Neven Santic se alegra por el “‘sí’ histórico” a la adhesión pronunciado por sus conciudadanos, “a pesar de los esfuerzos de los adversarios de la integración europea y de las pesadillas en las cabezas de un buen número de votantes”. Para Santic,
Croacia se convertirá en el miembro número 28 de la Unión Europea. El sueño democrático del pueblo optimista de finales de los ochenta y del comienzo de los noventa se convirtió a lo largo de las dos décadas siguientes en una serie de dudas ante una realidad nada idílica, debido a los problemas a los que se han enfrentado Croacia y la UE, cuyo funcionamiento está lejos de ser perfecto. Desde ayer, este sueño se ha convertido en la realidad con la que habrá que vivir. Es cierto que hay que ser realista. Después del referéndum y sobre todo después del 1 de julio de 2013 [cuando se hará efectiva la adhesión], Croacia no será jauja. La UE no es la solución a todos nuestros males. Está lejos de ser la personificación del Bien o una comunidad idílica de Estados y naciones. Sufre sus problemas y sus métodos a menudo son pesados y dolorosos de aplicar. Croacia debe encontrar su verdadero lugar en esta “comunidad de intereses”. No faltarán los conflictos que sin duda proporcionarán un terreno propicio para los euroescépticos. Pero de momento, hay algo claro: la adhesión de Croacia a la UE es un gran paso para el país. No pierde nada, sobre todo no pierde su soberanía. En esta situación, sólo puede salir beneficiada.
Por su parte, Senol Selimovic, editorialista del diario de Split Sloboda Dalmacija, destacael “récord histórico de abstención en un referéndum sobre la adhesión a la UE” que han batido los croatas este 22 de enero:
la participación del 43,6% es la más baja jamás registrada en este tipo de consulta a nivel europeo. Es incluso inferior al porcentaje registrado por los húngaros (45,62%) que participaron en el referéndum de 2003 sobre el futuro europeo de su país. Si el Gobierno croata no hubiera cambiado la ley constitucional sobre el referéndum, habría sido un fracaso, debido a la falta de una participación suficiente. Pero la élite política croata ha evitado a tiempo este escollo y hoy puede brindar por el resultado de sus grandes esfuerzos para convencer a los ciudadanos sobre el futuro del país. No obstante, la baja participación deja un sabor amargo. Revela que los argumentos de los dirigentes políticos a favor de la UE no han sido convincentes y que no han logrado instar a los ciudadanos a que participen en una votación de tanta importancia histórica. El poder croata incluso ha traicionado a una parte de la opinión democrática y a favor de Europa, que había denunciado que las organizaciones y los grupos que se oponían a la adhesión a la UE no habían recibido un tratamiento igualitario desde el punto de vista financiero y mediático para poder exponer sus argumentos. Por lo tanto, en lugar de una campaña de información, hemos asistido a una campaña de propaganda; en lugar de celebrar un referéndum histórico similar al de 1991 (sobre la independencia), en el que participó un 83,5% de la población, el referéndum del 22 de enero pasará a los anales de la historia europea por su índice de abstención.
Augustin Palokaj, del diario Jutarnji List, se concentra en el suspiro de alivio que Bruselas ha emitido tras conocer el “sí” croata:
Al votar a favor del sí, los ciudadanos croatas han demostrado que la adhesión no era únicamente un proyecto de las élites políticas, sino un objetivo que también cuenta con su apoyo. Sin embargo, la baja participación en una votación popular de tanta importancia no puede pasar desapercibida. De hecho, el número de participantes, al igual que el número de los que han votado “sí”, nos transmiten un mensaje claro: los ciudadanos croatas quieren formar parte de la UE, pero no esperan gran cosa de ella. La UE no es una institución ideal; podemos reprochar bastantes cosas a su funcionamiento, pero a pesar de todo, más vale ser miembro incluso de una Unión así, en cuyo seno debemos luchar por nuestros intereses. En definitiva, los croatas no se hacen ilusiones sobre la UE; no hay motivos para desatar la euforia y es algo positivo.- […] Teniendo en cuenta la difícil situación en la que se encuentra actualmente la UE, el “sí” croata es igualmente un gran consuelo para la UE, ya que un no habría constituido un fracaso patente para la Unión.