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Mientras escribo, Vladimir Putin empieza a responder a una serie de preguntas en un evento llamado Pryamaya Linea, o “Línea directa”. Bajo el mandato de Putin, se ha convertido en una tradición que el presidente ruso responda a preguntas de ciudadanos durante varias horas. Obviamente, tanto los ciudadanos como sus preguntas se han seleccionado antes cuidadosamente para que ninguna pille por sorpresa al buen zar.
En 2022, la tradición del coloquio presidencial se interrumpió. A Putin se le había torcido la situación en la agresión a Ucrania y no tenía ningún interés en responder a preguntas al respecto. Por eso, el programa Pryamaya Linea del jueves, esta vez combinado con una rueda de prensa tradicional, es el primero de este tipo desde el ataque de Rusia a Ucrania.
Este año, la sesión de preguntas y respuestas se celebró poco después de que Putin confirmara que se presentaría para un quinto mandato como presidente en las próximas elecciones.
En cuanto a las respuestas de Putin, se pueden resumir en un párrafo: Rusia es fuerte; la economía es estable y no le han afectado las sanciones occidentales (de hecho, le han beneficiado); el nivel de vida de los rusos aumenta y la prosperidad crece; hay dinero, seguirá habiendo dinero y se dará a todos aquellos que lo necesiten; Rusia es un país líder en innovación y desarrolla las últimas tecnologías; no habrá más movilizaciones porque Rusia está ganando la guerra y todo lo que pasa en el frente va según el brillante plan trazado en el Kremlin; Rusia en realidad no está luchando contra Ucrania, porque Ucrania no existe, sino que está luchando contra la malvada OTAN y Occidente; Occidente no es todo el mundo, porque el mundo real está de parte de Rusia; ningún país debe imponer el derecho internacional a otros países; Rusia está a la vanguardia de la lucha anticolonial y ganará, porque pelea por una causa justa; y los territorios ocupados de Ucrania (anexionados unilateral y arbitrariamente a Rusia) están, obviamente, prosperando.
El denominado “cansancio de la guerra”
Putin es como un disco rayado. Pero el problema no es que mienta y que toda la maquinaria de la propaganda del Kremlin sea una mentira. El problema es que algunas personas en Occidente han empezado de nuevo a creerse las mentiras.
Esto sucede con un trasfondo de lo que se denomina cansancio de la guerra y la "decepción" por la falta de éxito de Ucrania. Uso estas frases con cierta burla, pero esencialmente son dañinas.
Apuesto a que hace poco ha leído titulares, artículos y opiniones de expertos exponiendo que hemos subestimado a Rusia, que la economía de Rusia ha resultado inmune a las sanciones occidentales, que Putin acertó al calcular y esperar, y que, en fin, Rusia está ganando la guerra. En mi opinión, se trata de una narrativa peligrosa.
¿Dará Occidente a Ucrania la oportunidad de ganar esta guerra?
En estos momentos, la situación en Ucrania es muy difícil. El presidente Zelenski hizo una aparición en persona en el Congreso estadounidense para pedir que se desbloqueara un paquete de ayuda multimillonario. Por desgracia, no consiguió nada. Kiev se ha convertido en un aval de las disputas internas de Estados Unidos. Aunque Zelenski hubiera hecho el pino durante su visita a Capitol Hill, no habría llegado a ninguna parte. Porque esta historia no tiene nada que ver con Ucrania.
Las próximas elecciones presidenciales en EE. UU. y la posible (los pesimistas dirían probable) victoria de Trump genera ansiedad y tensiones en todos lados. Las mujeres y los hombres en Ucrania están empezando a comprender que es posible que la guerra no acabe rápidamente, que puede que no finalice con el resultado que desean y que en una guerra de desgaste que dure años, Rusia tiene la ventaja de disponer de más recursos, sobre todo recursos humanos.
En realidad, el problema de Ucrania no es que no pueda ganar una guerra con Rusia, ni que pueda mantener un alto nivel de movilización social. El problema fundamental de Ucrania es su dependencia del apoyo militar occidental. Y no solo es el problema de Ucrania, sino también el nuestro.
Si Ucrania es más débil que Rusia, significa que Occidente también lo es
Al creer que Ucrania es débil y que Rusia es fuerte, cometemos el mismo error que antes. Mientras, todo lo que vemos en la intervenida realidad rusa sigue mostrando la misma fachada de siempre. No estamos en una posición sólida para evaluar las condiciones reales de la economía rusa, el estado de ánimo de la población o la estabilidad del sistema político de Rusia. Sin embargo, tenemos indicios de que las cosas no van tan bien como afirma Putin.
Una de esas pistas es el aumento de los precios de los alimentos. Hace poco se ha registró un incremento concreto en el precio de los huevos, lo que está generando clamor entre los consumidores rusos. La mayoría de expertos estima que la inflación es sencillamente resultado de las sanciones occidentales. Los equipos y las materias primas de origen internacional no llegan a las explotaciones agrícolas de Rusia y, si lo hacen, es a través de rutas tortuosas.
Una segunda pista son las redadas más frecuentes de hombres para su reclutamiento militar y las protestas cada vez más audaces de las familias de reclutas que llevan más de un año en el frente.
Es muy posible que Putin no llegue a su elección en marzo o al otoño, es decir, a las elecciones de EE. UU. En lugar de desanimarnos y resignarnos a creer que Ucrania es más débil de lo creíamos y que no ganará, centrémonos en brindarle el apoyo que necesita y en convencer a nuestras sociedades en Occidente de que este apoyo es indispensable. Presionemos para que se endurezca el régimen de sanciones.
En una larga entrevista en el sitio web de noticias Suspilne, el aclamado columnista ucraniano Vitaly Portnikov afirma que la iniciativa en la guerra de Ucrania se basa en Occidente. También señala las posibles consecuencias en la seguridad de todo el mundo por la falta de acción por parte de Occidente.
Orbán hace que la UE se debilite, pero Tusk hace que Polonia sea más fuerte
En cuanto a la cuestión europea, los ucranianos ven una gran promesa en el nuevo Gobierno polaco liderado por Donald Tusk. En su discurso al Parlamento polaco, denunció la retórica del "cansancio de la guerra" y prometió apoyo y compromiso con Ucrania en el ámbito internacional.
Los comentaristas destacan el peso internacional del primer ministro Tusk. Con frecuencia le describen como el político polaco más influyente de las últimas décadas. Existe la esperanza de que estas cualidades (su internacionalismo y su familiaridad con las instituciones, incluida una buena relación personal con una serie de líderes occidentales) impulsarán las oportunidades de Ucrania.
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