¿De qué le sirve a Ámsterdam ser Patrimonio Mundial?

La UNESCO acaba de inscribir la zona de canales de Ámsterdam en el Patrimonio Mundial de la Humanidad. Pero en opinión de NRC Handelsblad, esta distinción es un título deslustrado que no debe tener consecuencias ni en el turismo ni en la modernización de la capital neerlandesa, ni tampoco en otras ciudades europeas.

Publicado en 6 agosto 2010 a las 14:22

Para los partidarios del nombramiento, entre ellos los políticos de la ciudad y la ultra conservadora asociación Amigos del Centro Histórico de Ámsterdam para la protección del patrimonio, este título concedido por la UNESCO es la distinción suprema.E incluso ven en ello la gallina de los huevos de oro, que atraerá a muchos más turistas,a pesar de que la consultora PricewaterhouseCoopers haya calculado que en 2008, el incremento medio del número de turistas en los lugares destacados por la UNESCO tan sólo fue de unos puntos de porcentaje.Los partidarios también prevén un cambio en la clase de turistas que visitará la ciudad:los "británicos escandalosos" darán paso a adinerados visitantes cosmopolitas.Por otro lado, parece que pocos turistas están al corriente de que los lugares que visitan poseen la etiqueta de la UNESCO.

La UNESCO se convertirá en el Starbucks del patrimonio

Si antes esta distinción se reservaba a los paisajes naturales más amenazados y a las ciudades y monumentos más excepcionales y más vulnerables, actualmente figuran en la lista 900 nombres y cada año se añaden a ella una media de 26 nuevos.Esta proliferación implica una devaluación del título.Los estadounidenses sedientos de emociones culturales pueden cambiar la visita a Países Bajos por Aix-la-Chapelle, Colonia, Bruselas, Brujas o Bath para descubrir el patrimonio de la UNESCO.En breve, la organización se convertirá en el Starbucks del Patrimonio Mundial.

En opinión de sus adversarios, liderados por los agitadores militantes del grupo de acción Ai Amsterdam, este nombramiento será el golpe de gracia para el centro de la ciudad.En su opinión, Ámsterdam se convertirá en un enorme "Begijnhof" [el patio del noviciado donde vivían las monjas laicas o beguins de Ámsterdam], un museo al aire libre con un exceso de normas.Temen que la capital de Países Bajos, termine como Brujas, convirtiéndose en una ciudad-museo desierta, aunque parecen olvidar que la ciudad belga tan sólo lleva inscrita en la lista desde el año 2000, bastante después de que hubiera comenzado su "museificación". También se escucha con frecuencia que la inscripción de Ámsterdam en la lista de la UNESCO es un síntoma de su "aburguesamiento".Con ello se olvida que, en materia de protección del patrimonio, la capital es aún más estricta que la UNESCO.

La UNESCO no es un caballo de Troya

Tampoco está justificado el temor a que la presión de las reglamentaciones vaya en aumento y a que los poderes públicos se inmiscuyan en todo.La UNESCO no es un caballo de Troya que vigile como quien no quiere la cosa que realmente se prohíben los anuncios sobre las fachadas y las construcciones nuevas.El reglamento de la organización destaca por su imprecisión y deja un gran margen interpretativo.Incluso en Venecia, el prototipo de la ciudad-museo donde desde 1950 el número de habitantes ha descendido a más de la mitad, hay cabida para la modernización y el comercio.Por ello, hace dos años, a pesar de las airadas protestas de la población, se inauguró un nuevo puente del vanguardista arquitecto español Santiago Calatrava.Y también desde hace años, grandes carteles publicitarios cubren las más bellas fachadas del Gran Canal y de la Plaza de San Marcos.Y todo ello a pesar de la UNESCO (¿o más bien gracias a ella?) y con el apoyo de los responsables locales del patrimonio.

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¿Y ahora qué?Pues simplemente sigamos viviendo como si la UNESCO no existiera.Realmente hay que rebasar los límites con descaro o ser muy mal jugador para que la UNESCO tache a un lugar de su lista.Cuando se eliminó de la lista a Dresde en 2009 por la construcción de un puente nuevo, el diario Frankfurter Rundschau escribió con razón:"la UNESCO sin duda ha tomado una decisión, pero no ha encontrado una solución".Dresde optó por la innovación a costa de un lugar en la lista.La UNESCO perdió una de sus adquisiciones, pero también perdió el apoyo de parte de sus defensores.

Ámsterdam debe seguir el ejemplo de Dresde y aprovechar su lugar en la lista del Patrimonio Mundial para debatir sobre ello y para demostrar a todos los habitantes de la ciudad, a los turistas y sobre todo a la UNESCO que, aunque sea una ciudad histórica con un "valor universal excepcional", también puede dar muestras de modernidad y determinación.No debe dejarse convencer para no construir rascacielos en el barrio de Overhoeks (al norte de la ciudad), prohibidos según el reglamento de la UNESCO, o un nuevo puente junto al Hotel Amstel.Si los habitantes de París, ciudad que acoge la sede de la UNESCO, hubieran obedecido sus criterios, no existirían ni el Centro Pompidou ni la pirámide de cristal del Louvre, lo que sería una lástima.

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