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Donald Tusk in Brussels on 30 August.

El ascenso de Tusk no es tan increíble

Que Donald Tusk sea presidente electo del Consejo Europeo es una buena noticia para Polonia, pero un inquietante presagio para el destino de su propio partido, escribe un columnista polaco.

Publicado en 4 septiembre 2014 a las 12:23
Donald Tusk in Brussels on 30 August.

El premier de Polonia ha sido uno de los primeros en esta carrera desde que Angela Merkel empezó a preguntarse quién podría sustituir a Herman Van Rompuy. Los credenciales de Tusk como eurófilo inquebrantable son muy sólidos. Sus modales mundanos. Sus destrezas políticas envidiables. Durante los últimos siete años, ha ganado una serie de elecciones en Polonia, a veces saliendo de las situaciones más apuradas. Un maestro de las maniobras políticas y una persona muy estimada por los comentaristas europeos.
La cuestión es cómo utilizará sus destrezas y su experiencia en su nuevo puesto. Puede que intente endurecer la postura de Europa frente a Rusia. Quizá sus críticas a las políticas sobre el cambio climático tengan algún impacto. Sin embargo, también es muy probable que se dé un escenario muy diferente: Tusk podría convertirse en muy poco tiempo en uno de esos funcionarios de la UE aburridos, ineficaces y “profundamente preocupados”, que se enorgullece de su maestría a la hora de utilizar tecnicismos europeos.
Pocos días antes de la cumbre de Bruselas, Tusk obtuvo el respaldo de David Cameron, aunque el primer ministro polaco sea considerado como la antítesis de su homólogo británico. Cameron es una constante pesadilla, mientras que a Tusk le gusta ser alagado y elogiado por los eminentes eurócratas. Cameron es un enemigo egoísta de la UE (como dice el mantra), mientras que Tusk es un defensor europeísta.
Al representar a un país que no pertenece a la eurozona, Tusk nunca tuvo que abordar los temas más espinosos de la UE: el futuro de la moneda común, el papel del BCE, el rescate de los bancos, las políticas de austeridad y otras muchas controversias que han tenido que afrontar los líderes de la eurozona. Por esa razón, le resultó más fácil ganarse la confianza de Angela Merkel, quien le consideró cada vez más como una persona cauta y segura.

Liberal, pero no tanto

Tusk es considerado por los medios occidentales como un “liberal económico” y una persona muy “rigurosa con el gasto”. Al parecer nunca se aliará con los derrochadores y poco disciplinados sureños. Sin embargo, esa imagen puede ser errónea, ya que sus políticas económicas en Polonia han distado mucho de ser liberales. El Gobierno de Tusk aumentó los impuestos, no puso freno al gasto social, y no hizo nada para reducir los trámites burocráticos. Sin embargo, eso contribuyó enormemente (y con bastante éxito) a nacionalizar los fondos de pensiones. De forma significativa, Leszek Balcerowicz, el icónico autor de las reformas de libre mercado a principios de la década de los noventa, es uno de los críticos más encarnizados de los resultados económicos de Tusk.
Hay que admitir que la economía de Polonia funciona mucho mejor que la de Grecia. Durante los últimos años, el crecimiento del PIB ha sido sorprendentemente estable y la deuda pública relativamente baja (debido en gran parte a una contabilidad creativa más que a las restricciones presupuestarias). Sin embargo, esos son los únicos indicadores de los que Tusk puede sentirse orgulloso. El índice de desempleo se mantiene en un 10 por ciento. Polonia va detrás de sus países vecinos en la mayoría de los rankings globales que miden la libertad económica. Los jóvenes talentos abandonan Polonia en masa.
Y los votantes también huyen de Tusk. En las recientes elecciones del Ley y Justicia, el principal partido de la oposición tuvo una clara ventaja sobre Plataforma Cívica. Se cree que Ewa Kopacz, la actual portavoz de la Dieta, leal por completo a Tusk, ocupará su cargo, tanto en el partido como el de primer ministro, lo cual podría ser muy arriesgado, ya que no tiene muchos amigos en la Plataforma Cívica, y mucho menos seguidores. Además, hay muchos miembros descontentos del partido que intentarán frenar la candidatura de Kopacz: Grzegorz Schetyna, el anterior viceprimer ministro y eterno rival de Tusk, será uno de ellos. La lucha inminente por el liderazgo del partido no estará exenta de un baño de sangre. En el escenario más audaz puede que Plataforma Cívica termine desintegrándose.
Quizá esa sea la razón por la que Jarosław Kaczyński, líder del Partido Ley y Justicia ,y anterior primer ministro, esté tan contento al ver al señor Tusk dirigiéndose a Bruselas.

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