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Europa en Italia, un asunto interno

Las elecciones europeas del próximo junio no han suscitado ningún debate de fondo sobre cuestiones que afectan a la Unión Europea y se resolverán como una prueba electoral para los partidos.

Publicado en 29 marzo 2024 a las 19:27
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Las elecciones europeas del próximo junio en Italia se consideran poco más que un asunto político interno y, por tanto, una oportunidad para redefinir el equilibrio del poder político nacional en función del resultado obtenido en Europa. Y esto, aunque las últimas elecciones nacionales se celebraron en otoño de 2022 y dieron a las derechas una mayoría aparentemente sólida. No se habla de nada más, si bien hay muchos temas pendientes en el orden día.

La guerra en Ucrania, por ejemplo, o la crisis en Oriente Medio, que han dividido y siguen dividiendo incluso internamente a la coalición de derechas que ahora gobierna y a la oposición de centroizquierda. O las dificultades del mundo agrícola, que atrajeron la atención de los políticos solamente durante el tiempo necesario para apagar las protestas de los trabajadores del sector.

En cambio, se debatió mucho sobre la posible candidatura de la primera ministra, Giorgia Meloni, y de la secretaria del Partido Demócrata (PD), Elly Schlein, para encabezar las listas de los respectivos partidos. Y se discutió también sobre nuevas alianzas o la redefinición de las ya existentes.

Menos mal que, en definitiva, se ha hablado de las cuestiones tácticas.

Hay que decir, sin embargo, que más allá del conflicto típico del sistema político italiano, la actitud de los partidos en esta ocasión ha estado incentivada por el hecho de que las elecciones europeas se producen tras un crescendo de importantes consultas regionales, lo que ha favorecido un clima de campaña electoral permanente. Si bien Italia no es un Estado federal, las regiones tienen un peso considerable desde el punto de vista político e institucional, ya que disponen de poder legislativo.

Por eso no es casualidad que las elecciones regionales siempre acaben repercutiendo también a nivel nacional. Se podrían comparar a las elecciones generales norteamericanas a mitad del mandato, consecuentemente útiles para evaluar también la tendencia en el agrado con que el electorado juzga al gobierno nacional. Así se interpretaron, por ejemplo, las elecciones celebradas el 25 de febrero en Cerdeña y el 10 de marzo en Abruzos. La primera la ganó el centroizquierda, la segunda las derechas.

Además, para las elecciones europeas de junio se votará con un sistema electoral proporcional y esto empuja a cada partido a competir con todos los demás, ya sean adversarios o aliados. Este es especialmente el caso de la coalición de derechas compuesta por Forza Italia (FI), Lega y Fratelli d'Italia (FdI). Detrás de una aparente armonía, el eje entre FdI y Lega se ha visto debilitado durante mucho tiempo por una intensa competencia, alimentada por la crisis de consenso y liderazgo en Lega y el contemporáneo e impetuoso fortalecimiento electoral de FdI.

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