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Las consecuencias de los resultados de las elecciones europeas se han analizado esencialmente en clave nacional en cada uno de los 27 países miembros de la UE, pero donde desaparece el equilibrio preexistente es en la política comunitaria desarrollada por los eurodiputados en las dos sedes del Parlamento Europeo: Bruselas y Estrasburgo. Esto se debe a la reafirmación del PPE en el primer puesto, a la menor presencia del PSE en el segundo lugar, a la consolidación en el tercer puesto de los Liberales de ALDE, al avance de los Verdes y al estancamiento del partido de derechas UEN y del partido de izquierdas IUE. Así pues, prácticamente todo vuelve a estar en tela de juicio.
En la legislatura que empieza el próximo 14 de julio podrían alterarse las mayorías, como la del PPE y el PSE, a las que estamos acostumbrados, los acuerdos transversales para el desarrollo de Directivas económicas y el reparto de los puestos europeos, también en la nueva Comisión Europea. Hay que prestar mucha atención a lo que suceda, porque el Parlamento Europeo ha demostrado ser un laboratorio político de referencia.La alianza entre los Populares y los Socialistas en Estrasburgo hasta llegó a favorecer la gran coalición entre el CDU y el SPD en Alemania.
El PPE no cabe en sí de gozo por la victoria obtenida, que confirma la expansión del centro derecha en Europa a pesar de la decepción parcial del PDL en Italia. El descenso del PSE y de la extrema izquierda ha desbaratado la mayoría laica que formaban, haciendo un cuarteto con ALDE, los Verdes y GUE y de la que echaba mano siempre que necesitaba que los democristianos estuviesen en minoría a la hora de votar cuestiones éticas como la unión entre personas del mismo sexo o la utilización de células madre. No obstante, el PPE se ha quedado a más de cien escaños de los 369 que necesitaría para tener la mayoría (de un total de 736 parlamentarios).
Un primer contratiempo para el PPE sería la pérdida de la presidencia de la Eurocámara, ya que Populares y Socialistas habían decidido seguir compartiendo el mandato entre los dos.Schulz y el polaco Jerzy Buzek, o el italiano Mario Mauro del PDL, eran los candidatos a hacer el relevo, pero el líder de ALDE, el británico Graham Watson, se ha unido a la carrera hacia la cúspide afirmando que “los resultados animan por fin al PPE a echarle un poco de imaginación al asunto”.
Watson vaticina una mayoría PPE-ALDE con el partido de derechas UEN o con los Verdes, un liberal como presidente del Parlamento Europeo y que Barroso continúe en su puesto para compensar. Pero el partido de Daniel Cohn Bendit, victorioso en Europa, ya ha anunciado que se opone rotundamente a la reelección de Barroso, hasta ahora también objeto de duras críticas de parte de los socialistas.
Otro bloque sólido es el compuesto por los conservadores británicos, que dejaron el PPE siguiendo las órdenes de su líder, Cameron. Confían en las nuevas alianzas para recuperar al electorado euroescéptico británico que le quitaron el UKIP y el recién llegado partido de extrema derecha BNP.Los diputados que se queden fuera de un grupo y desarrollen su labor como no inscritos tendrán poco o ningún peso en las actividades institucionales.
