El 19 de septiembre, Azerbaiyán lanzó una ofensiva contra Nagorno Karabaj para recuperar esta república autoproclamada. Si bien se logró negociar un nuevo cese al fuego y una rendición de las fuerzas independentistas tras la victoria relámpago del ejército azerbaiyano, el futuro de la población, compuesta en su mayoría por armenios (95 %), todavía es motivo de preocupación.
El asunto de la pertenencia de Nagorno Karabaj — o Artsaj, para los armenios que viven en el territorio — ha sido motivo de disputa desde la disolución de la Unión Soviética, y la naturaleza étnica del conflicto constituye para algunos una amenaza de un posible genocidio. Los habitantes armenios ya han iniciado su éxodo hacia Armenia por miedo al trato que podrían recibir por parte de Bakú.
Por su parte, Armenia instó a las Naciones Unidas a que enviasen una misión para garantizar la seguridad de la comunidad armenia en el territorio, ya que el contingente de mantenimiento de la paz, conformado por 2000 soldados rusos, no intervino en esta última ofensiva.