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Imagina un futuro en el que 350 millones de europeos disfruten de medios de pago ilimitados y gratuitos, sin tarjetas de crédito ni bancos. Para usar esta nueva moneda, el euro digital, todo lo que haría falta sería un teléfono móvil. Pagar el alquiler, recibir el salario, comprar alimentos: todo en una app.
Al brindar una alternativa segura a los depósitos bancarios, el euro digital abre por completo el paisaje competitivo para pagos y ahorro actualmente dominado por los bancos. Esto reduce, de acuerdo con los partidarios de la nueva divisa, la dependencia de la sociedad respecto al sector bancario, estabiliza la economía europea y llegado el caso haría de las sistémicas crisis bancarias una cosa del pasado.
Vicky van Eyck, directora de Positive Money Europe, un grupo de la sociedad civil que exige una reforma del sistema monetario, dijo esto a los legisladores de la UE durante una comparecencia en noviembre de 2023: “La sociedad necesita dinero público digital”.
Desde el año pasado, los legisladores de la UE han estado trabajando en la ley que dará forma a la versión digital del dinero público, definiendo cómo se podrá usar. El Parlamento Europeo está listo para votar sobre su posición para el 22 de abril de 2024. Si los legisladores y estados miembros dan luz verde, el lanzamiento de la versión digital de la moneda común de la Eurozona se espera para tan pronto como 2026.
Un rival para los depósitos bancarios
Así pues, ¿desencadenará el euro digital una revolución que cambiará el dinero, los pagos y la banca tal como los conocemos? A los proveedores de pagos no bancarios, tales como Stripe, Paypal o Wise, les gustaría mucho que esto sucediera.
"Hoy en día no puede existir igualdad de condiciones porque las instituciones de pago y las instituciones de dinero electrónico no pueden acceder a los sistemas de pago en iguales condiciones que los bancos", afirmó el proveedor de pagos estadounidense Stripe en un documento presentado a la Comisión.
“No va en interés del sector bancario el diseñar un euro digital que sea más atractivo para los consumidores que la actual oferta bancaria”
Dentro del sistema monetario actual, sólo las instituciones bancarias pueden liquidar pagos en "reservas del banco central", la forma digital de dinero del banco central a la que pueden acceder exclusivamente las instituciones con licencia bancaria: si le pagas a tu amigo la cena de anoche con tu app de cuenta en BNP Paribas con cargo a la cuenta ING de tu amigo, BNP transferirá la cantidad correspondiente de reservas del banco central a ING; sólo los bancos pueden hacer eso en este momento.
Según Stripe, al brindar a los ciudadanos y a las empresas no bancarias acceso directo al dinero digital del banco central, la UE podría romper este panorama de mercado cerrado y estimular la competencia y la innovación en el sector de servicios financieros.
Pero esta visión difícilmente es compartida por el sector bancario al que pondría patas arriba.
A lo largo de estos últimos años, los bancos han mantenido una discreta pero muy efectiva campaña de cabildeo para echar al traste a su potencial rival antes de su concepción. De acuerdo con documentos obtenidos por Follow the Money, la Comisión celebró en torno a cuatro docenas de reuniones con el sector financiero a lo largo de dos años, lo que dio lugar a la publicación de su proyecto de ley a mediados del pasado año.
“Si [el] euro digital se puede usar también para pagar impuestos, etc. y su aceptación fuera obligatoria, una cantidad significativa de sus clientes podría gestionar la totalidad de sus finanzas con el euro digital y ya no necesitaría una cuenta en un banco comercial” advirtieron los cabilderos de la banca cooperativa alemana a la Comisión en uno de los documentos.
Los bancos quieren un euro digital que funcione dentro de la infraestructura existente, exigiendo que las personas mantengan sus cuentas en un banco europeo. También han propuesto unos límites muy severos en la cuantía de dinero que una persona puede mantener en euros digitales en un intento por mantener su dinero en el centro de nuestra infraestructura de pagos u ahorro.
Cómo consiguieron los bancos los mejores sitios de la mesa
En contestación a una solicitud de acceso a la información formulada por Follow the Money, el BCE emitió dos docenas de cartas y correos electrónicos que demuestran la forma en que los bancos y las asociaciones sectoriales apalancaron su posición como demostración de su fuerza. Los bancos se presentaron como “un socio de toda confianza del BCE durante más de 20 años”, de acuerdo con una carta enviada por tres grupos del grupo de presión de la banca.
Sus alegatos tuvieron éxito.
“Tomo nota de su sugerencia para intensificar más los contactos con el sector bancario a propósito del diseño y distribución de un euro digital”, escribió, por ejemplo, Fabio Panetta, antiguo miembro del consejo de administración del BCE, al Bundesverband Deutscher Banken, grupo de presión de la banca alemana, en julio de 2022.
El BCE no dio respuesta específicamente al número de reuniones que había mantenido con cabilderos de la banca a propósito del euro digital durante los últimos años.
La campaña de cabildeo del sector bancario, muy bien coordinada, ha hecho saltar la alarma entre los defensores de los consumidores.
“No va en interés del sector bancario el diseñar un euro digital que sea más atractivo para los consumidores que la actual oferta bancaria” dijo a Follow the Money Anna Martin, del BEUC, que es un grupo donde se integran 45 organizaciones de consumidores de toda Europa. En la organización de consumidores vision un euro digital operaría gratuitamente, aseguraría la privacidad del usuario y posibilitaría que este pagara con él en todos los sitios del bloque.
La Comisión y el BCE se mostraron dispuestos a escuchar las voces de fuera del sector bancario, dijo Martin, pero con unos recursos financieros limitados, solo un pequeño número de ONG podría operar con él, reafirmó.
Esto significa que los legisladores que hablan casi exclusivamente con los cabilderos del sector acerca del euro digital corren el riesgo de confundir la posición de los bancos con el “punto de vista de una enorme mayoría de la sociedad”, insistió Martin.
Así pues, ¿por qué cabildearon exactamente los bancos?
La moneda digital podría cambiar fundamentalmente la forma en que los bancos funcionan en la sociedad, o eso es al menos lo que los tres mayores grupos del sector bancario de Europa dijeron al BCE en una carta. Si el euro digital llegara a ser un medio gratuito de pago, competiría directamente con los depósitos bancarios.
Los comerciantes pagan al banco una pequeña tasa sobre toda transacción. Y a los bancos les preocupa llegar a perder esos ingresos.
Los cabilderos temen que una infraestructura de pagos pública e independiente para el euro digital dificultaría aún más el que los bancos ganasen dinero. Para salvar el viejo modelo de negocio, los grupos bancarios dijeron al BCE que debería mantener las manos fuera de la relación con los clientes. En cambio, el BCE debería emitir el euro digital como "materia prima", lo que significa que debería dejar en manos del sector el desarrollo de la infraestructura que permitiera utilizarlo realmente para pagos, escribió la Federación Bancaria Europea en un correo electrónico a Fabio Panetta, a la sazón consejero del BCE.
Pero aun en el caso de que el BCE se mantenga al margen de la gestión directa de los pagos de los consumidores con euros digitales, los bancos tendrían aun que seguir tratando con nuevos competidores de fuera del sector bancario. Los creadores de aplicaciones de tecnología financiera, las empresas de criptomonedas y los proveedores de pagos no bancarios ya establecidos, como Stripe y PayPal, están ansiosos por ganar cuota de mercado a los bancos mediante la creación de sus propias aplicaciones de pago para el euro digital.
Sólo paga, no ahorres
Dado que no hay una alternativa viable para que los consumidores y las empresas guarden sus ahorros de una forma digital segura, todas las personas y empresas siguen obligadas a guardar su dinero –o al menos una parte de él– en un banco comercial, sea cual fuere el tipo de interés que ofrezcan los bancos. Como los bancos no tienen que competir contra gestores no bancarios, estos pueden pagar a sus clientes unos tipos de interés mucho menores que los que pagan por el dinero que toman prestado en otros sitios, lo cual es un gran potenciador de la rentabilidad de los bancos.
El sector bancario teme que el euro digital vaciará sus depósitos minoristas que representan una “fuente de financiación valiosa y estable”, de acuerdo con una carta enviada por la red de gestores financieros de los 27 bancos europeos de mayor tamaño.
En la carta, enviada a los máximos gestores del BCE y a la Comisión, la Red Europea de Directores financieros aboga por introducir un máximo de euros que una persona puede mantener en su cuenta en euros digitales. Para asegurarse de que los euros digitales no se conviertan en una "reserva de valor", un lugar donde se pueda guardar el dinero de forma segura durante un período de tiempo más largo, instan a la Comisión y al BCE a limitar la cantidad, preferiblemente entre 500 y 1000 euros. Además de este límite de tenencia, los bancos exigen que, a diferencia de los depósitos bancarios, las cuentas en euros digitales no abonen intereses.
Los altos ejecutivos de los bancos enumeran una serie de razones en defensa de su razonamiento. Dicen que si no se atienden sus peticiones, eso podría "tener importantes consecuencias no deseadas para la estabilidad financiera". También amenazan con que sus mayores costes de financiación se trasladarían a los prestatarios y podrían reducir la provisión de crédito a la sociedad. Sostienen que esto perjudicaría sobre todo a los "clientes vulnerables".
Según los banqueros, esto podría incluso "cuestionar la transición verde", al hacer menos atractivo para los bancos invertir en proyectos de sostenibilidad y "obstaculizará gravemente la innovación y reducirá la competencia en el sector europeo de pagos".
Cómo tomó partido la Comisión
Por ahora parece que los bancos van ganando la batalla. En su propuesta, la Comisión contempla el euro como medio de pago, no una reserva de valor. La Comisión se aparta de la cuestión del tamaño que debería tener el límite de tenencia y delega en el BCE la determinación de los límites de tenencia.
De acuerdo con Dirk Niepelt, profesor de economía en la Universidad de Berna, la investigación hecha al respecto no respalda el razonamiento de que la provisión de crédito a la sociedad se vería perjudicada por el euro digital. “Una lógica simplista de balance de situación parece sugerir que el crédito debe caer, pero la investigación ha demostrado que también podría suceder lo contrario. Sencillamente, no sabemos lo que pasaría”, dijo Niepelt.
Yendo un paso más allá, Christian Hofmann, profesor de la Universidad Nacional de Singapur, cuestiona la necesidad de imponer en aras de la estabilidad financiera general un máximo a la cantidad de dinero que la gente pueda mantener en sus carteras de euros digitales.
Y razona, por el contrario, que “un enfoque que permita a la gente un acceso ilimitado a los euros digitales” fortalecería la competencia y en último extremo mejoraría la estabilidad financiera. Incluso aunque los bancos pudieran ofrecer menos crédito, esto se podría ver contrarrestado por las instituciones no bancarias que podrían ofrecer más.
“Los bancos tendrían que competir con este nuevo sector financiero”, dijo. “El resultado podría ser menos concentración del riesgo en unos pocos bancos sistémicamente importantes”.
El BCE se alía con los bancos
Niepelt y Cyril Monnet, otro profesor de economía en la Universidad de Berna que también recibió del Parlamento el encargo de realizar un estudio por separado, acusan al BCE de tener “un objetivo implícito: proteger a los bancos y su modelo de negocio”.
Llegan a la conclusión de que “en vez de optar por una reconsideración del asunto, parece que el BCE ha decidido aferrarse al status quo”. Esto es, razonan en un artículo de opinión, lo mismo que “sacrificar el euro digital en el altar de la banca tal como la conocemos”.
Preparándose para la lucha
Con las negociaciones en marcha, el futuro del euro digital está todavía por determinar.
Los documentos de trabajo que ha obtenido Follow the Money mediante una solicitud de Libertad de Información dan a entender que las cuestiones clave están todavía sujetas a debate en el Consejo. Algunos estados miembros, por ejemplo, han expresado sus preocupaciones acerca del gran poder discrecional que la propuesta de la Comisión concede al BCE. Un documento de trabajo indica que los estados miembros “han expresado puntos de vista divergentes sobre este asunto fundamental”.
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