El futuro de Europa

“Hacia donde Bélgica va, Europa va”

Publicado en 19 julio 2014 a las 10:06

“Si quiere saber a qué se parecerá la UE en cinco años, debería mirar hacia Bélgica hoy”, escribe el ex eurodiputado belga Derk Jan Eppink en De Volkskrant. Ambas son “sitios en permanente construcción, en los que los tejados son reconstruidos para esconder un problema en los fundamentos”, y comparten un resultado similar tras las elecciones del 25 de mayo [que fueron generales en Bélgica y al Parlamento Europeo también en el resto de Estados de la UE), así como el mismo problema fundamental: las diferencias entre el norte y el sur.

La formación de un Gobierno belga nunca es fácil (tras las elecciones del 2010 tomó 541 días), pero esta vez puede ser incluso más difícil: los electores en Flandes votaron por el partido nacionalista N-VA, y en Valonia los votantes “se escoraron a la izquierda: el gobernante Partido Socialista perdió muchos votos a favor del Partido Comunista local. Los flamencos votaron más a la derecha, los valones a la izquierda”. Eppink se pregunta si será posible formar un Gobierno federal tras dichos resultados.

Las elecciones para el Parlamento Europeo mostró una pauta similar: “En la Europa mediterránea ganó la izquierda, en el norte, la derecha”. Eppink cree que estos resultados complicarán la distribución de los más altos cargos europeos: “La UE se dirige hacia una conferencia intergubernamental para la renovación institucional‘a la belga’.”

Eppink defiende que el problema en la UE y en Bélgica reside en los fundamentos del desarrollo socio-económico. Ambas tienen que manejar una creciente distancia entre el norte y el sur. “El norte cree que el sur debería darse prisa con las reformas estructurales y el sur cree que el norte es egoísta y anti-social. Esto ha causado polarización en Bélgica durante décadas, y ahora lo está produciendo de forma creciente en la UE.”

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Los políticos europeos y belgas pueden atrincherarse “tras sus líneas Maginot contra el malvado mundo exterior", como hicieron cuando el N-VA fue dejado fuera del Gobierno federal por otros partidos, pero esto suele producir efectos no deseados: Bart de Weber, líder del N-VA, resultó vencedor en las últimas elecciones generales. Lo mismo ha ocurrido en el Parlamento Europeo: en 2009 alrededor de un quinto era euroescéptico, pero “los grupos políticos establecidos ignoraron toda crítica”. Ahora un tercio del Parlamento Europeo es “de crítico a extremo-anti”.

Eppink recomenda que la UE debería estudiar en detalle el caso belga:

Hacia donde Bélgica va, Europa va. Si la UE continúa siguiendo el camino belga, las consecuencias serán globales. Resulta útil para los políticos europeos mirar a la débil formación del Gobierno belga.

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