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¿Hacia una EUROTAN?

Ante una OTAN minada por una profunda crisis, varias voces proponen una “europeización” progresiva de la Alianza para instaurar una “hegemonía condescendiente” de Europa en el mundo. Pero para lograrlo, aún hace falta que la UE desarrolle una verdadera política de defensa común, escribe un analista polaco.

Publicado en 21 diciembre 2010 a las 15:38

Hoy en día, resulta evidente que europeos y americanos discrepen acerca de la situación de Afganistán. La actual estructura de la OTAN impide su desarrollo y hace necesaria una profunda reforma. Su principal defecto es la ausencia de una visión clara acerca de cuál es la amenaza común, lo que proporcionaría una razón de ser al vínculo entre América y Europa, tal y como sucedió en tiempos de la Guerra Fría.

En la actualidad, los aliados podrían basar su alianza en la visión común de un orden mundial en el que los Estados Unidos, al proporcionarle seguridad, detentarían el control del mundo occidental, valiéndose para ello de la OTAN. Sin embargo, las guerras de Irak y Afganistán han puesto de manifiesto el fracaso de la estrategia americana, basada en servirse unilateralmente de la alianza para hostigar a Occidente en la guerra global contra el terrorismo islámico; una guerra que se suponía iba a proporcionar un nuevo impulso a la OTAN.

El remedio para esta incompatibilidad de intereses entre los aliados podría ser la progresiva “europeización” de la OTAN, junto con la emancipación militar de la Unión Europea. El espacio, liberado de este modo por la retirada americana, podría dar lugar a una “hegemonía condescendiente” de Europa, que emplearía su potencial para establecer la paz y un nuevo orden moral en el mundo, en igualdad de condiciones con los Estados Unidos.

La retirada de Estados Unidos desestabilizaría el planeta

Tal y como pone de manifiesto el reciente acuerdo de cooperación militar franco-británico, esta es una visión que nace en Europa. No obstante, la rápida retirada de los Estados Unidos de la OTAN tiene, por el momento, pocas posibilidades de convertirse en realidad. La retirada de los Estados Unidos conllevaría un golpe a su supremacía mundial, que resultaría dañino para el equilibrio mundial y peligroso para Europa, que necesita tiempo para construir un pilar militar a fin de poder ejercer el papel de líder mundial.

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En la actualidad, la hegemonía americana en el mundo descansa sobre dos pilares, Europa y Japón, ambos dependientes de la economía americana; dependencia perfectamente ilustrada y que se deja sentir con la crisis financiera.

Tanto la Unión Europea como Japón se hallan, además, bajo el protectorado militar de los Estados Unidos, hecho que permite a Washington intervenir, como quien no quiere la cosa, en los procesos de toma de decisiones de sus protegidos, señalando principalmente la amenaza. Una amenaza que a veces es china y otras, rusa (soviética).

Cualquier intento de emancipación militar por parte de Japón resulta imposible en virtud del artículo 9 de su Constitución, que impide tanto el uso de la fuerza como medio para solventar las discrepancias internacionales, como el establecimiento de un ejército. Por lo que respecta a la posible búsqueda de autonomía militar por parte de la Unión Europea, también es improbable debido a la propia estructura de la OTAN, dominada por los Estados Unidos.

Una Europa errante y sin defensa común

Mientras la OTAN siga manteniendo su forma actual, la Unión Europea seguirá estando militarmente fragmentada y no podrá alcanzar el estatus de socio ni de América ni de Rusia, eso sin hablar de China, ya que la fuerza militar continúa siendo una parte integrante de la política extranjera llevada a cabo por Washington y por el Kremlin, lo que, por desgracia, no es el caso de Bruselas. De hecho, resulta chocante ver como Rusia, mucho más débil que la Unión Europea en materia económica, adquiere peso diplomático frente a Bruselas, con tan solo evocar su apabullante ejército y su arsenal nuclear.

Sin ejército y desprovista de una política de defensa común, la Unión Europea deambulará sin dirección política precisa entre los Estados Unidos y Rusia, yendo a la deriva como si de un náufrago se tratase. Mientras se siga manteniendo este estado de cosas, todos los países (como Polonia) buscarán protección más allá de las fronteras del Viejo Continente.

La emancipación militar de Europa y la construcción de un ejército que apoye la “hegemonía europea” podría dar lugar a una nueva división del mundo occidental en dos potencias con poderes similares. Al compensar el poder americano con la Unión Europea, la civilización occidental tendría la posibilidad de mantener su puesto en la lucha por el liderazgo mundial.

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