La acogedora república digital

Pionera de la administración en línea, la república báltica ha introducido desde principios de mes la e-residencia, que proporciona a los extranjeros acceso a una vasta gama de servicios públicos en Internet, allí donde se encuentren.

Publicado en 5 diciembre 2014 a las 15:47

Con su tarjeta de identificación inteligente,informa el New York Times, los estonios

Tienen acceso a unos 4.000 servicios, de los depósitos bancarios hasta las licencias de pesca. Pueden ver sus registros médicos y medicamentos recetados a través de su teléfono inteligente. Casi todo el mundo formaliza su declaración de impuestos en línea en cuestión de minutos, y alrededor de un tercio de los votantes vota ahora en línea.

Desde diciembre, todos los ciudadanos de la Unión Europea y de terceros países pueden pedir una tarjeta de e-residente en Estonia explica Eesti Päevaleht, a condición de "ir al menos una vez a Estonia con el fin de demostrar su identidad en una institución nacional". Seguidamente, pueden acceder a los servicios a través del portal [e-estonia.com] (https://e-estonia.com/). El diario también precisa que

La tarjeta de e-residente es un documento similar a la tarjeta de identidad. Pero a diferencia de esta última, que los ciudadanos estonios y los residentes permanentes de este país llevan en su bolsillo, la fotografía no figura en la misma. Esta tarjeta no permite por tanto demostrar la identidad en el mundo real. Sin embargo, puede ser utilizada en el mundo virtual, para conectarse a los servicios electrónicos estonios y usar la firma digital.

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La e-residencia no da derecho de voto a los extranjeros, porque este derecho, indica Eesti Päevaleht, está "reservado para los ciudadanos estonios y los residentes permanentes". El diario añade que

La e-residencia beneficiará principalmente a los empresarios, trabajadores o estudiantes que tienen un vínculo con Estonia. Actualmente, las personas que no viven en Estonia de forma permanente, pero que viajan con frecuencia al país, se ven privados de los servicios electrónicos.

Pero, añade, la posesión de un carné de identidad digital "cuya seguridad está garantizada por el Estado estonio" también puede ser útil para las personas que no tienen relación directa con Estonia, y "de ahí la prisa por obtener por e-residencia".

La transformación de Estonia en punta de lanza de la administración electrónica ha podido lograrse "con un presupuesto reducido", escribe The New York Times:

el país gasta unos 50 millones de euros al año en tecnologías de la información. [...] La mayor parte del dinero va a las empresas locales, las mismas que se vieron la luz en los centros de investigación puestos en marcha durante el período comunista. En gran parte, [[la decisión de Estonia de volver la vista al mundo digital fue dictada por el hecho de que no tenía otra opción.]] Cuando el Telón de Acero cayó, Estonia tenía pocos recursos financieros y una población reducida para relanzar su economía. Los dirigentes estonios se dieron cuenta que no podían ofrecer servicios de tipo occidental, sin nuevas tecnologías, como Internet, para mantener los costes bajos.

El sistema se basa en dos pilares, señala el diario neoyorquino:

A los 15 años, todos los estonios reciben una tarjeta de identificación, cuyo chip contiene datos personales y da acceso a los servicios públicos y comerciales. Para proteger los datos, cada usuario tiene un código personal que debe ingresar en cada operación. El segundo pilar es la infraestructura, llamada X-Road, que une las bases de datos públicas y privadas a los servicios digitales. Todos los datos personales se almacenan en servidores separados protegidos por puertas de seguridad controladas por los organismos gubernamentales. Pero el sistema permite que el Estado y las actividades comerciales tales como bancos intercambien los datos si los usuarios les autorizan.

En esto, concluye el diario, "la voluntad de los estonios en utilizar los productos digitales les distingue de los franceses y alemanes", que son hostiles a la conservación de datos en línea. Los estonios los han adoptado más fácilmente puesto que

los sistemas informáticos han tenido muy pocas violaciones de seguridad capaces de socavar la confianza de los ciudadanos. Y mucha gente dice que los servicios en línea son más seguros y más baratos que los métodos tradicionales de relación con el gobierno.

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