Climate Change Game_ Miguel Morales Madrigal

El Pacto Verde Europeo, cinco años después: una brújula para orientarse hacia la neutralidad en carbono

Herramienta esencial en el corazón de la política de transición verde de la UE, el Pacto Verde Europeo se marca como objetivo la neutralidad en carbono para 2050. Pero ¿cómo saber en qué punto se encuentra la aplicación de los diversos objetivos que permitan alcanzarla? Un grupo de economistas del Observatorio francés de coyunturas económicas ha desarrollado una herramienta que permite a todos seguir los progresos realizados en relación con los objetivos a medio plazo.

Publicado en 25 abril 2024

Cinco años después de su lanzamiento en 2019, el Pacto Verde Europeo se encuentra inmerso en una sorprendente paradoja. ¡Aquí lo tenemos hoy en día como motivo de acalorados debates en numerosos Estados miembros, sin que nadie pueda afirmar en qué punto se encuentra su aplicación!

El fallo, en parte, es la falta de claridad en lo que concierne a los avances del texto: el documento de apoyo de la Comisión Europea que hace balance de los avances realizados hasta ahora mezcla avances institucionales y avances concretos. Los defensores y detractores se encuentran muy incapacitados, bien a su pesar, para poder responder a preguntas esenciales: ¿Consigue realmente el Pacto Verde Europeo alcanzar sus objetivos, más allá de su transcripción formal en propuestas legislativas? ¿Está en la trayectoria correcta? ¿Sufre de deficiencias, debilidades, desequilibrios y, en caso afirmativo, cuáles son?

Con objeto de aclarar esta paradoja, ponemos ahora a disposición de las personas con capacidad de decisión y a la de los ciudadanos de a pie también, una herramienta estadística de fácil utilización, de acceso libre y lo más completa posible: el Radar del Pacto Verde (“Green Deal Radar”). Esta herramienta se compone de 14 indicadores subdivididos en cuatro grandes campos o “pilares” del Pacto Verde: clima y energía, recursos y contaminaciones, agricultura y alimentación, biodiversidad y ecosistemas. Los indicadores que hemos seleccionado tienen en común que aparecen en las mismas palabras en los textos legales europeos.

Son, por tanto, objeto de una evaluación estadística fiable y actualizada por parte de la oficina europea de estadística, Eurostat, que permite comparar su estado actual con el objetivo decidido en común. Tienen la intención de ser completados en los próximos meses y años, pero ya constituyen hoy en día un conjunto de datos suficientemente sólido para permitir un primer análisis de la trayectoria del Pacto Verde Europeo.

Una parte esencial de nuestro enfoque consiste en razonar y medir a escala de toda la Unión Europea, considerando los indicadores en forma de medias de los 27 Estados miembros. Esta elección decididamente europea pretende evitar la tentación de hacer del Pacto Verde un “concurso de belleza” en el que se presente a  los “buenos alumnos” como ejemplo para los “torpes”.

Por un lado, las especificidades nacionales a menudo hacen que estas comparaciones carezcan de fundamento, pero, más fundamentalmente, esta lógica de rivalidad y competencia provoca suficientes daños en materia fiscal, presupuestaria y social como para que no se reproduzca en el ámbito de la transición ecológica. El Pacto Verde es una estrategia común para las próximas décadas y es a nivel de la Unión Europea donde se puede medir su éxito (o su fracaso) de manera más pertinente.

Los cuatro pilares del Pacto Verde se posicionan y comparan sobre una escala de 0 a 100 %, en la que 0 indica que no se ha hecho progreso alguno, mientras que 100 % indica que todos los objetivos se han alcanzado en el horizonte de 2030. 

Dos realidades harto elocuentes surgen de esta figura: la primera es que el Pacto Verde está bien encaminado respecto a los indicadores vigentes, el camino que ya se ha recorrido hacia los objetivos 2030 oscila entre los dos tercios (para el pilar energía-clima) y un cuarto (para el pilar agricultura y alimentación). Pero hay una segunda realidad objetiva: el Pacto Verde está fuertemente desequilibrado a favor de su pilar energía-clima, mientras que los otros tres pilares están comprendidos entre cerca de un cuarto y un tercio del camino recorrido (el pilar menos avanzado es el de agricultura y alimentación, lo que arroja una luz interesante sobre los intensos debates que desde hace varios meses sacuden al mundo agrícola en muchos Estados miembros con relación al tema de la reglamentación medioambiental).

Quizás entonces se quiera detallar la dinámica específica de cada uno de estos pilares para comprender mejor la evolución en curso (a la luz de los indicadores existentes que, recordémoslo, aún son parciales). El pilar energía-clima es el que tiene más indicadores objetivamente mensurables incluidos en los textos europeos (seis en total), lo que no sorprende porque es el corazón de la estrategia definida en diciembre de 2019 con la ambición de “ser el primer continente neutro para el clima”. Pero, precisamente, esta ambición de neutralidad de carbono choca con una realidad que los datos permiten desvelar.

Si bien la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero es innegablemente fuerte para el conjunto de la Unión Europea, con más de la mitad del camino recorrido hacia el objetivo de 2030, la tendencia post-COVID no es buena: las emisiones repuntaron con fuerza en 2021 (y no se han visto compensadas por la bajada de 2022) y su reducción sigue siendo demasiado lenta, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.


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Pero sobre todo la neutralidad de carbono adoptada por la UE supone que las emisiones brutas restantes (que no se reducirán a cero) sean absorbidas por los sumideros de carbono. Sin embargo, el indicador de absorción de emisiones por parte de estos últimos ha disminuido fuertemente durante la última década como consecuencia de la crisis climática (gigantescos incendios forestales, destrucción de ecosistemas, etc.). Por lo tanto, nuestra “brújula del Pacto Verde” saca a la luz un fallo grave, insuficientemente conocido, de la estrategia europea centrada en sus objetivos en materia de energía-clima, pero no suficientemente atenta a la vitalidad de los ecosistemas, que sin embargo condiciona su éxito a largo plazo. 

El análisis del pilar “Recursos y contaminación” revela otro desequilibrio: al igual que las emisiones de gases con efecto invernadero, el consumo de recursos naturales no disminuye desde hace diez años. La economía europea está lejos de ser sostenible. De igual modo, los indicadores de conservación de las tierras y los espacios marítimos comprendidos en el pilar “Ecosistemas y Biodiversidad” dejan ver los progresos reales y alentadores hacia los objetivos 2030. Pero el retroceso del número de especies de aves (que evidencia una erosión bastante mayor de la biodiversidad en la Unión Europea, especialmente de las poblaciones de insectos o de anfibios) viene siendo continuo desde principios de la década de 1990 y se ha acelerado en el curso de los dos últimos decenios. Evidentemente existen además otros desequilibrios cuya medición no permite nuestra herramienta, empezando por la falta de ambición social del Pacto Verde, tal como existe hoy en día.

Pero el retroceso del número de especies de aves (que evidencia una erosión bastante mayor de la biodiversidad en la Unión Europea, especialmente de las poblaciones de insectos o de anfibios) viene siendo continuo desde principios de la década de 1990 y se ha acelerado en el curso de los dos últimos decenios. Evidentemente existen además otros desequilibrios cuya medición no permite nuestra herramienta, empezando por la falta de ambición social del Pacto Verde, tal como existe hoy en día.

La “Brújula del Pacto Verde” es, por lo tanto, un instrumento de evaluación imperfecto, que necesita ser perfeccionado y completado a medida que los indicadores del Pacto Verde vayan siendo más precisos y numerosos. Permite sin embargo aclarar de manera objetiva un cierto número de debates actualmente en curso y nos permite dar una respuesta clara a la pregunta planteada al inicio de este artículo: “¿Alcanza sus objetivos el Pacto Verde europeo?”

El Radar permite decir que sí, aunque de manera desequilibrada; lo que rápidamente podría poner en tela de juicio su éxito, todavía frágil.

Eloi Laurent, Jérôme Creel y Emma Laveissière, serán los invitados a nuestro Live en directo del 2 de mayo, a las 13.30 horas (CEST). Inscríbase aquí.
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En colaboración con European Data Journalism Network.

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Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.

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