¿Existe algún país que, como ocurre en los Países Bajos, tenga un gobierno que haya formado parte de un escándalo y que, dos meses más tarde, esto no tenga ningún tipo de repercusión en sus resultados en las elecciones? Es la tercera vez que el gobierno dirigido por Mark Rutte se retira tras un «escándalo en las ayudas al cuidado de niños». Aunque el nombre que recibe podría hacernos pensar que se trata de un mero problema administrativo, lo que realmente se denuncia es que la mayoría de los subsidios que recibieron una mala gestión por parte de la oficina de impuestos estaban destinados a familias de inmigrantes.
Siendo honestos, la campaña, si se la puede llamar así, se ha centrado únicamente en el liderazgo y ha dado más importancia al carisma de los candidatos que a la política o a los programas electorales. Los votantes, en su pluralidad, han decidido que un hombre cuyo gobierno ha dimitido tres veces y que ha respondido a la pandemia de manera neutra, sobre todo en cuanto al lanzamiento de la vacuna, es lo mejor que puede ofrecer el país. Es por ello que se decidió apodar a Mark Rutte como «Teflón Mark», una metáfora que resalta la capacidad del político para salir ileso de todos los problemas.
Las elecciones de la semana pasada no fueron un evento como de costumbre por varias razones: no hubo campaña electoral, ni opciones claras, ni se percibieron cambios significativos. Mientras que en las últimas elecciones el Partido del Trabajo socialdemócrata (PvdA, por sus siglas en neerlandés) vió su tamaño reducido, sufriendo la mayor pérdida jamás registrada en cualquier partido neerlandés de posguerra (29 escaños), esta vez, la mayor pérdida que se observó fue la pérdida de 6 escaños que Groenlinks (partido ecologista neerlandés) sufrió por haber presentado un programa y líder mediocres y por haberse negado, explícitamente, a identificarse como partido de la oposición durante los últimos cuatro años. Mientras tanto, Foro para la Democracia (FVD), partido de extrema derecha, regresó de entre los muertos para ganar 6 escaños gracias a una campaña contra el confinamiento al estilo Trump. El FVD fue el único partido que realizó una campaña como si nada ocurriera y a pesar de las estrictas (y débilmente aplicadas) restricciones contra la COVID-19.
De hecho, a pesar de que el Primer Ministro Mark Rutte aseguraba que su «populismo bueno» había acabado con el «populismo malo» de la extrema derecha en 2017, este último tuvo los mejores resultados jamás registrados en elecciones posteriores a la guerra. En total, la extrema derecha ganó 28 escaños, tres escaños más de los que obtuvo la izquierda tradicional. Sin embargo, en consonancia con la extrema fragmentación del sistema de partidos neerlandés (17 partidos estarán representados en el nuevo Parlamento, un nuevo récord), el voto de la extrema derecha se reparte entre tres partidos diferentes: el Partido por la Libertad (PVV) de Greet Wilders, con una ideología bastante islamofóbica y que ha pasado de tener 20 escaños a tener 17 (ha bajado del segundo al tercer puesto); el partido FvD de Thierry Baudet, fuertemente radicalizado y que pasó de 2 a 8 escaños, y el partido Juiste Antwoord 2021 (traducido literalmente como «Buena respuesta 2021» y conocido de manera coloquial como SÍ21).
El partido Juiste Antwoord 2021 (JA21) se ha estrenado en estas elecciones con un total de 3 escaños. Al igual que Baudet, su líder, el veterano de la extrema derecha, Joost Eerdmans, ha disfrutado de una atención mediática excesiva. JA21 está formado principalmente por antiguos representantes del partido FVD, que abandonaron el partido de Baudet tras el último escándalo de antisemitismo de diciembre de 2020, lo que explica que sea el mayor partido de extrema derecha en el Senado, (con 8 escaños), a pesar de no haberse presentado a las elecciones de 2019.
Su tamaño en el Senado, que pese a sus pocos poderes puede retrasar o poner en aprietos al gobierno, explica en parte por qué los principales partidos políticos de derechas se apresuraron a felicitar al partido y por qué los periodistas empezaron a especular sobre la participación en una coalición minutos después de publicarse el primer sondeo a pie de urna. Sin embargo, es bastante improbable, ya que aunque no cabe duda de que el próximo gobierno será dirigido por Mark Rutte, que lleva más de una década integrando y normalizando los partidos y las políticas de la derecha radical, el partido demócrata D66 será su principal socio de coalición, y este partido lleva mucho tiempo haciendo campaña como la antítesis de la extrema derecha.
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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