El coronavirus ha afectado al fútbol no solo en Italia, sino en toda Europa. Algunas ligas se están retomando, pero algunos campeonatos siguen paralizados y el destino de otros aún es incierto. Es posible que muchos clubes tengan problemas para sobrevivir y quiebren. Por eso, parece que ha llegado el momento de concebir un campeonato de fútbol verdaderamente europeo. Un proyecto más inclusivo que la Super Champions, propuesta desde hace tiempo por bastantes clubes de alto nivel.
Ha llegado el momento de organizar un campeonato europeo. Incluso antes de la pandemia de la covid-19, muchos campeonatos nacionales ya mostraban signos de fragilidad y falta de interés por parte del público. Concretamente, porque las diferencias entre los equipos son cada vez más importantes. En el momento en que terminó la actividad futbolística, el Paris Saint-Germain tenía (con un partido menos) 12 puntos de ventaja con respecto al segundo y 55 con respecto al último de la clasificación. El Liverpool tenía 25 puntos más que el Manchester City y 59 más que el Norwich City. Desde hace un tiempo, los partidos más reñidos son una excepción y solo afectan a unos pocos equipos que se desmarcan del resto de la categoría.
Si la situación continúa así, es posible que el sueño de los grandes equipos de formar una súper liga europea cerrada (es decir, sin posibilidad de acceso para el resto de clubes) y basada únicamente en las cifras resurja y se haga realidad. Este campeonato estaría impulsado solo por motivos económicos, en particular por la de los derechos de emisión en televisión.Por esta razón es necesario adelantarse y crear un campeonato europeo de clubes basado exclusivamente en criterios deportivos y que dé una oportunidad a los equipos dignos de competir.
Asimismo, la creación de un campeonato europeo de clubes responde a una lógica histórica. En el nuevo mundo de las macro regiones, la tendencia a la europeización de nuestras sociedades es una tendencia subyacente, ya que los medios modernos (más televisiones, nuevas tecnologías, campañas publicitarias) hacen posible este proceso a largo plazo. Hoy en día, es posible ver un partido que se está jugando en Inglaterra, España o Alemania, algo casi impensable cuando crearon las copas europeas en los años 50, 60 y 70.
Nuestro futuro es una Europa unida, democrática y solidaria. Si creemos en un destino común y en que somos ciudadanos pertenecientes a una misma Unión Europea, conseguiremos igualdad de derechos y solidaridad ciudadana. Todas las expresiones sociales, culturales, artísticas y deportivas deben seguir esta tendencia, empezando por el fútbol, uno de los vectores más poderosos de la integración, aprendizaje mutuo e intercambio cultural europeo. “Europa nació un miércoles”, escribió el sociólogo Deltev Claussen, haciendo referencia a la manera en que los partidos de la Liga de Campeones unificaron a los ciudadanos europeos subconscientemente, antes incluso de la caída del muro de Berlín.
Los fans descubrieron Europa siguiendo a sus equipos, se enamoraron de clubes extranjeros y los espectadores buscaron información sobre adversarios lejanos. Las brechas en Europa son cada vez más pequeñas y los extremos están cada vez más cerca. La idea de Michel Platini de organizar la Eurocopa 2020 en doce capitales diferentes fue una nueva etapa hacia la integración del deporte y de la sociedad europea. Sin embargo, debemos dar un paso más en el fútbol, antes de que los inversores al margen de la cultura deportiva y social europea terminen por tomar el control e imponer reglas con fines exclusivamente económicos. Hay que organizar un campeonato europeo de clubes.
El nuevo torneo se podría organizar de la siguiente manera:
Lo más lógico sería empezar por el campeonato 2022-2023, para que las 56 federaciones que forman parte de la UEFA puedan organizarse.
El campeonato se puede dividir en cuatro grupos de 20 equipos. En total, 80. La elección de estos equipos se realizaría teniendo en cuenta la clasificación de la UEFA al final de la temporada 2021-2022. Los dos primeros de cada ronda entrarían en las eliminatorias, que, a través de los cuartos de final, la semifinal y la final, decidirán el campeón de Europa.
Los dos últimos de cada ronda quedarían eliminados. Los equipos que hayan ganado los campeonatos nacionales (a excepción de los 80 equipos ya inscritos en el Campeonato de Europa), podrían inscribirse al torneo. A estos 8 equipos se les escogería también a través de una eliminatoria organizada por sus respectivas federaciones, que también se encargarían de organizar los campeonatos de las divisiones menores.
También podría planearse un campeonato europeo de equipos de jóvenes basado en el mismo modelo, en el que participarían las canteras de los 80 equipos seleccionados para el campeonato europeo.
El proyecto está abierto a debate, a modificaciones y a otras propuestas, pero hay que conservar ciertos principios: la necesidad de europeizar el fútbol a través de un sistema que permita lo mejor del espectáculo deportivo sin que los clubes más ricos lo acaparen, mediante un sistema inclusivo que garantice una gran movilidad en la clasificación (ascensiones y la eliminaciones), y la participación de todos los territorios europeos.
Empecemos ya a construir el fútbol europeo del siglo XXI.