En la viñeta: “Recepcionista”. En la camisa: “Acogida de refugiados afganos”.

El 1 de septiembre los países de la Unión Europea votaron a favor de una ayuda financiera destinada a los países vecinos de Afganistán para que estos se encarguen de la acogida de los refugiados afganos. Los países miembros no se han puesto de acuerdo en una política de asilo común, pues temen que así vengan más personas y se repita la crisis de refugiados sirios de 2015. Según la comisaria de Asuntos de Interior Ylva Johansson, que la UE apoye a los afganos en Afganistán es primordial: “Debemos ver qué podemos hacer para evitar una crisis humanitaria.

Es la mejor manera de evitar una crisis migratoria”. En septiembre organizará una gran negociación sobre el derecho de asilo para poder acoger “a los afganos que corren más riesgo, particularmente las mujeres, niños, activistas, periodistas y abogados”. Aunque algunos países europeos han anunciado su voluntad de acoger a refugiados afganos, otros se han negado en rotundo. Janez Janša, el primer ministro de Eslovenia, país que ocupa actualmente la presidencia del Consejo de la Unión Europea, tuiteó al respecto el 22 de agosto: “Ayudar y pagar por todos aquellos que huyen en lugar de luchar por su país no es responsabilidad ni de la UE ni de Eslovenia”.

Un gélido recibimiento por parte de Europa.

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