Anguloso, translúcido, calado, teatro de un juego de sombras y luces y dominado por los elementos, en este caso el aire y el agua, en armonía con el espíritu y la tradición de la vida diaria islandesa: el Harpa, la sala de conciertos y centro de congresos de Reikiavik, recibió el 29 de abril el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea, concedido por la fundación Mies van der Rohe y la Comisión Europea.
En su estructura se reflejan el mar que bordea el puerto de la capital islandesa y los cielos del Atlántico Norte y del Ártico, pero también constituye una señal: el Harpa “ha dejado de ser un símbolo de la crisis para convertirse en un símbolo de la recuperación de la crisis”, comenta el arquitecto portugués Pedro Gadanho, miembro del jurado del premio Mies van der Rohe que acaba de premiar así a los estudios Henning Larsen Architects y Batteríið Architects, en colaboración el estudio del artista plástico Olafur Eliasson.
El jurado de este premio de arquitectura contemporánea buscaba proyectos que “simbolizaran la unión de Europa” y asociaran “la arquitectura como elemento impulsor de la proyección cultural” del viejo continente, como comenta este portugués miembro del jurado. Una semana antes de dar a conocer su decisión, el jurado surcó Europa para ir a ver los cinco proyectos en liza y elegir entre ellos al vencedor, que acabaron encontrando en Islandia. La combinación ganadora fue sobre todo el espíritu de colaboración, el espacio público, el sueño y la economía.
Una estrategia de crecimiento
El Harpa, erigido en un barrio de la capital islandesa que desea reinventarse, ha sido recompensado por “haber sabido inmortalizar la mitología de una nación islandesa, que ha reaccionado con decisión a favor de un edificio cultural híbrido en medio de la Gran Recesión”, precisa en un comunicado el presidente del jurado, Wiel Arets.
El proyecto, premiado con 60.000 euros, según Arets “transmite un mensaje importante al mundo y al pueblo islandés, al hacer realidad un antiguo sueño”. El mismo Peer Teglgaard Jeppesen, del estudio Henning Larsen, ve en el Harpa “un símbolo del dinamismo renovado de Islandia”.
Pedro Gadanho, responsable de arquitectura contemporánea en el departamento de arquitectura y de diseño del Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, insiste menos en la tradición islandesa en la que se inspira el proyecto que en el hecho de que “se trata de un edificio realizado con ciertas dificultades y en un contexto más bien hostil”: Lehman Brothers, finales de 2008, el inicio de la recesión y una “Islandia que fue el primer país en sufrir los efectos de la crisis”. “El proyecto, en plena construcción, quedó atrapado en la crisis y en la convulsión”, señala.
Pero el Harpa, además de ser un símbolo económico, también es el testimonio vibrante de “una nueva arquitectura, repleta de referencias nuevas, que responde al intenso deseo de los islandeses de contar con una sala de conciertos”. Pedro Gadanho insiste en la colaboración de los arquitectos y de Olafur Eliasson “en la construcción de la fachada”, en las “salas de conciertos de gran amplitud” y en los “juegos de luz, combinados con la ubicación a orillas del mar”, todo ello integrado en una estrategia de “crecimiento de la ciudad”, que se reinventa en su zona portuaria.
Una arquitectura en crisis
La fundación Mies van der Rohe y la Comisión Europea (que destaca el lugar de la arquitectura en las industrias de la creación en Europa, al generar más de 500.000 empleos y al contribuir con un 4,5 % del PIB de la Unión) no sólo han premiado este centro cultural en una nueva arteria del corazón de Islandia.
La Mención Especial de “Arquitectura Emergente” (dotada con 20.000 euros) ha recaído en el dúo español formado por María Langarita y Víctor Navarro, que han transformado un almacén de los antiguos mataderos de Madrid. La “Nave de Música Matadero”, que acoge la Red Bull Music Academy, un evento patrocinado por esta marca de bebidas que reúne cada año en una ciudad distinta a músicos y productores establecidos y a estrellas emergentes, se construyó en tan sólo dos meses.
En el Harpa se puede ver “una obra del antiguo régimen iconográfico”, “una victoria de la imagen ‘transparente’ y del objeto emblemático”, como opina el crítico de arquitectura Jorge Figueira, y en la Nave de Música, un espacio “revelador como arquitectura de crisis, una poética del pragmatismo, que fluye directamente de la vocación del espacio”, incluso una “victoria de la no-imagen y de la ironía”.
En su primera edición [en 1988], fue el portugués Alvaro Siza quien recibió el premio por el proyecto del Banco Borges & Irmão, en Vila do Conde [en la región de Oporto]. La ceremonia de entrega de la 13ª edición del premio Mies van der Rohe tendrá lugar el 7 de junio en el pabellón Mies van der Rohe, en Barcelona, donde también se celebrarán los 25 años de la concesión de este premio.