El Gobierno británico quiere atribuir a los diputados ingleses el poder para derogar leyes que no tengan que ver ni con Escocia ni Gales ni con Irlanda del Norte, escribe The Independent.
En virtud de las reformas constitucionales propuestas, que serán presentadas al Parlamento en otoño,
los diputados ingleses podrán rechazar la legislación en temas relacionados con educación, el Servicio Nacional de Salud, transporte o medio ambiente, incluso si han sido aprobadas por una mayoría de diputados en la Cámara de los Comunes. El proceso reequilibraría de forma considerable el poder en el Parlamento, y podría desembocar en un futuro Gobierno Laborista incapaz de aprobar leyes importantes sin el apoyo de otros partidos (puesto que un significativo número de diputados laboristas son galeses y escoceses).
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Actualmente, todos los diputados del Parlamento de Reino Unido pueden votar la legislación que afecta a Inglaterra, pero los diputados ingleses no tienen la misma influencia en materias votadas por parlamentos nacionales y asambleas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
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