El voto ya estaba decidido. Las elecciones presidenciales de Rusia tuvieron lugar entre el viernes 15 y el domingo 17 de marzo. Como era de esperar, el presidente saliente Vladímir Putin fue electo para un quinto mandato, con más de un 87 % de votos a favor. Fue una victoria previsible para el amo del Kremlin, que se enfrentó a una oposición casi inexistente y contó con una intensa campaña de propaganda acompañada por una mayor vigilancia de los electores.
El porcentaje de participación (más del 74 %), marcó un aumento significativo con respecto al escrutinio de 2018, en el que participaron el 67,50 % de los electores. Putin salió más fuerte de unas elecciones cuyo objetivo no era tanto ganar — todos se lo esperaban — sino poner a prueba la opinión pública y jactarse internamente de sus credenciales democráticas. Sin embargo, sigue siendo un hecho que la votación estuvo salpicada de manifestaciones de la oposición, la cual llamó a votar el domingo a mediodía en protesta contra el régimen. Asimismo, muchos centros electorales fueron vandalizados en todo el país.