Stalin y Hitler en carteles de propaganda

Rusia-Polonia: memorias encontradas

Una veintena de jefes de gobierno recuerdan, el 1 de septiembre cerca de Gdansk, en Polonia, el 70 aniversario del comienzo de la II Guerra Mundial. Las ceremonias van a desarrollarse bajo las tensiones entre Rusia y Polonia, que se atribuyen entre ellas la responsabilidad del conflicto. Una discordia que la prensa alemana observa con prudencia.

Publicado en 31 agosto 2009 a las 16:49
Stalin y Hitler en carteles de propaganda

El 1 de septiembre, dirigentes polacos, alemanes y rusos se reúnen para recordar la invasión alemana de Polonia que desencadenó la Segunda Guerra Mundial en 1939. Pero entre Varsovia y Moscú, la guerra de declaraciones se intensifica respecto a la responsabilidad de la Unión Soviética en los hechos.

Antes de su visita a Polonia para la conmemoración del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro Vladimir Putin ha condenado, en la prensa polaca, el pacto germano-soviético de 1939 [o Pacto Molotov-Ribbentrop, nombre dado al tratado de no agresión entre la Alemania nazi y la URSS, firmado el 23 de agosto de 1939]. En una carta abiertapublicada en el diario Gazeta Wyborcza, el líder ruso subraya en todo caso que este pacto no fue el único "desencadenante" de la guerra. "Un año antes, Francia y el Reino Unido firmaron un acuerdo poco conocido con Hitler en Munich, arruinando todas las esperanzas de un frente común contra el fascismo", escribe Putin. Por tanto, la Unión Soviética no pudo rechazar la oferta de Alemania para firmar un pacto de no agresión. ¿Conclusión, según Putin? Europa no puede crear un sistema de defensa y seguridad eficaz sin la participación de todos los países europeos, incluida Rusia".

El primer ministro ruso declaró que comprendía la "sensibilidad" de los polacos sobre la ejecución de oficiales y miembros de la intelectualidad polaca en Katyn y en Miednoye por las fuerzas de seguridad soviéticas, y ha hecho un llamamiento para que los cementerios polacos y las tumbas de prisioneros de guerra rusos- capturados por los polacos después de la guerra ruso-polaca de 1920- se conviertan en los símbolos de una "pena compartida" y de un "perdón recíproco". "Unas prometederas perspectivas de asociación y de relaciones de alto nivel entre dos grandes naciones europeas se abren entre Rusia y Polonia", subraya Putin.

El escritor ruso Vladimir Bukovsky, citado por Dziennik, cree que el primer ministro ruso y otros miembros del establishment del Kremlin vienen optando desde hace un tiempo por una agresiva campaña propagandística cuyo objeto no es solamente "suavizar" a los polacos antes de la llegada de Putin a Westerplatte, Gdansk, el 1 de septiembre, sino igualmente rehabilitar a Stalin y a "la construcción de la identidad nacional rusa haciéndose eco de un gran imperio- la Unión Soviética". Según Bukovsky, Polonia se ha convertido en el gran objetivo de los repetidos ataques propagandísticos del Kremlin porque "cada dictadura necesita de un enemigo externo para ganar el apoyo del pueblo que de otra manera se revolvería contra ella". Las palabras conciliatorias de Putin en un artículo para Gazeta Wyborcza, condenando el pacto Ribbentrop-Molotov y haciendo un llamamiento para la reconciliación entre polacos y rusos no cambiarán esto. Como Andrzej Talaga apunta correctamente en Dziennik, resulta un error mezclar verdades y mentiras. Y es una equivocación confundir sobre la responsabilidad en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial intentando desplazarla con mentiras de mayor o menor calado hacia un supuesto plan germano-polaco para invadir conjuntamente Rusia. Es un error "distorsionar los hechos básicos y encubrir a un criminal- Stalin. Nuestra memoria y la suya son diferentes. Es comprensible", escribe Talaga. Pero hasta que nos pongamos de acuerdo sobre los hechos, las palabras sobre la reconciliación, aunque sean bonitas y originales, caerán en saco roto".

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En Alemania, la prensa observa la disputa con cierta distancia. El Frankfurter Allgemeine Zeitung se sorprendede que "los polacos estén convencidos de que su país ha sido uno de los que más influyó el curso de la Segunda Guerra Mundial, además de haber sido uno de los que más la padeció, incluso más que los judíos". Según una encuesta del diario polaco Gazeta Wyborcza, esta es la imagen de la guerra que predomina en el recuerdo para los polacos, informa la revista FAZ. Y este "polacocentrismo", si recogemos la expresión del sociólogo polaco Piotr Kwiatkowski, tiene altas probabilidades de volverse a celebrar durante la conmemoración del desencadenamiento de la guerra, considera la revista FAZ.

"El Primer Ministro polaco Donald Tusk, estaba dispuesto a todo para conseguir que Gdansk fuera el nuevo centro mundial de la memoria histórica", apunta la FAZ. Pero en el último momento, los dirigentes norteamericanos y de Europa Occidental, excepto Angela Merkel, decidieron enviar tan sólo a sus representantes. "Tal y como ocurrió hace 70 años", observa un diplomático polaco que cita el diario de Frankfurt: "Los enemigos están ahí, y los aliados se disculpan". "La presencia de Vladimir Putin, pareció ser un primer indicio de distensión entre las relaciones rusas y polacas", hasta que las divergencias acerca de la "gran responsabilidad rusa" en el desencadenamiento de la guerra se interpusieran, constata la FAZ.

Sobre este asunto, aparece en el títulodel diario Süddeutsche Zeitung: los antiguos "reflejos rusos" han vuelto. Los lectores del periódico Rzeczpospolita exigieron una disculpa oficial por la invasión de Polonia por parte de los rusos el 17 de septiembre de 1939. Pero Putin obvió todos los reproches tras considerarlos "mentiras cínicas". Según el periódico, los rusos llevan mucho tiempo convencidos de que están rodeados de "manipuladores de la historia, que tejen un entramado de mentiras con intención de menoscabar el mérito ruso en la lucha contra el fascismo".

Según el diario Der Spiegel, muchos historiadores rusos liberales lamentan el "ensalzamiento de la era de Stalin, mientras que la versión oficial de la historia defiende la estrategia de Stalin como un golpe maestro". Frente a estas divergencias, observa la revista semanal, la participación de Putin en la conmemoración de Gdansk "será como una prueba de equilibrio, dado que cada palabra será juzgada ipso facto".

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