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El nuevo Parlamento aparece más fragmentado que el saliente, con una presencia reforzada de los partidos pequeños, reflejo de las divisiones de la opinión pública europea.
"El Parlamento Europeo va a ser más ruidoso, más difícil de dirigir, más confuso y con más dificultades para negociar como resultado de las elecciones europeas", escribe Quentin en Financial Times. El editorialista británico afirma que
El aumento del apoyo a los partidos populistas y anti-europeos a la derecha y a la izquierda en países como el Reino Unido, Francia y Grecia dejarán a esta asamblea de 751 diputados sin mayoría clara a un lado y otro del espectro político. Parecen inevitables semanas de discusiones políticas, durante las que los nuevos diputados se pelearán por formar alianzas con extraños compañeros de viaje, y los partidos principales se pelearán para formar una mayoría con objeto de decidir quién será el próximo presidente de la Comisión Europea.Podría darse un prolongado bloqueo entre el Parlamento y el Consejo Europeo, en el que los dirigentes de los 28 Estados miembros se reúnen para decidir sobre el sucesor de José Manuel Barroso para este puesto.
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Mientras que el Partido Demócrata del presidente del Consejo Mateo Renzi registra un resultado récord, con más del 40% de votos, en los otros países, “ no es el ‘voto de protesta’ anunciado por los sondeos, y quizás tampoco el ‘choque saludable’ evocado por [lel antiguo presidente de la Comisión Europea, Romano] Prodi. Es algo más”, escribe Corriere della Sera :
Las elecciones de 2014 se recordarán como las de la derrota histórica de un sistema político. El eclipse de los partidos tradicionales. El rechazo al establishment europeo. El resultado de ayer indica dos cosas. Europa ha dado la mala respuesta a la crisis. El mundo entero reaccionó al hundimiento industrial y financiero con una política de expansión e inversiones; solamente la Europa guiada por Alemania ha seguido la política de recortes y de la austeridad, empobreciendo a todos los países salvo a Alemania. […] El voto confirma una tendencia difusa más allá del continente: el signo de nuestro tiempo es la revuelta contra las élites, contra las instituciones, contra las formas tradicionales de representación. Y Europa es percibida como el fundamento y garantía de estas élites contra las que se ha declarado la rebeldía.
“Un revés para la Plataforma Cívica”, titula Gazeta Wyborcza. Aunque los resultados no son todavía definitivos en el momento del cierre de edición, los dos principales partidos ,la Plataforma Cívica del primer ministro Donald Tusk y el partido Derecho y Justicia (oposición) han obtenido 19 escaños en el Parlamento Europeo. De manera sorprendente, [indica] el diario, el partido anti-europeo Congreso de la Nueva Derecha (KNP) hace su entrada en el Parlamento Europeo, superando la barrera del 7%. Según Gazeta, los resultados de los partidos populistas y de extrema derecha en las elecciones europeas podrían tener repercusiones a largo plazo en la política europea:
Incluso aunque el euroescepticismo radical no debería sacudir de manera brutal el funcionamiento de la UE, podría desgraciadamente convertirse en un virus que infecta a los otros. El populismo y la histeria por las "olas de inmigrantes” y “la omnipotente Bruselas” y las demandas de un Estado nacional fuerte […] podrían hacerse populares entre los otros partidos, especialmente si quieren conquistar a los electores euroescépticos.
“Aunque ya había sido anunciada, la victoria del Frente Nacional”, que se convierte en el primer partido del país, con más de 25% de los votos, “supone un choque que va a sacudir a Francia y a Europa ”, escribe Libération. Para el diario francés de izquierda,
la onda de choque creada por el FN supera las fronteras. Sus resultados, acompañados por los buenos resultados de otros partidos eurófobos en Dinamarca, en Austria o en el Reino Unido, constituyen una amenaza real para la idea europea. El virus que contamina Francia desde hace años puede expandirse en una Unión en la que la cólera contra las políticas de austeridad se hace más sorda, en la que el miedo al extranjero no cesa de aumentar. Solamente la capacidad de los partidos democráticos para hablar a este pueblo en ruptura democrática puede combatir el mal.
Para Die Tageszeitung, es claramente “la crisis del euro” la es responsable de la subida del populismo en Europa. El partido euroescéptico Alternative für Deutschland (AfD) se hace con 7 escaños en el Parlamento Europeo. Creado en 2013, obtiene un indudable éxito, mientras que la mayoría de los demás partidos pierden electores. El partido de extrema derecha NPD obtiene por su parte un escaño. Según TAZ, el éxito de AfD simboliza la transformación del entorno liberal. En Alemania, hay
los que se ganan mejor la vida que otros. Están hartos de la república multicultural. No tienen ninguna gana de pagar por los perezosos griegos. [...]Sin embargo resultaría ingenuo crear que el AfD se arruinará a sí mismo. Su éxito puede ser más bien considerado como una suerte de normalización europea. En Austria y en los Países Bajos, partidos populistas de derecha han reemplazado desde hace largo tiempo a los partidos liberales. El euroescepticismo, ¿se va a convertir por tanto en la [nueva]norma europea?
“*Un gran resultado para el Partido del Pueblo Danés”, titula Berlingske, según el que el partido populista de derecha ha obtenido el 25% de votos, convirtiéndose en el primer partido del país. A pesar de ello, el diario danés siembra dudas sobre el poder real de los partidos euroescépticos en el Parlamento Europeo:
A pesar de sus progresos, el avance de los partidos euroescépticos resulta significativo esencialmente desde el putno de vista electoral. La cuestión es saber si la mayoría pro-europea podrá ignorar este nuevo golpe del euroescepticismo en Europa. Marine Le Pen ha dicho que quiere destruir a Europa desde dentro. Pero a pesar del triunfo del Frente Nacional, queda por ver si Le Pen será capaz de reunir a suficientes países para formar un grupo en el seno del nuevo Parlamento.
Al día siguiente de las elecciones europeas, Eleftherotipya titula "¡Syriza por vez primera¡", refiriéndose al partido de extrema izquierda liderado por Alexis Tsipras, y que, con un 27,6% de votos, adelanta al partido del primer ministro Antonis Samaras, Nueva Democracia (22,8%). Resulta una gran derrota sin paliativos, estima el diario, para la coalición en el poder (ND-socialistas), que pierde un 11% en relación a 2012 [”pero que no quiere recibir el mensaje”]. El diario señala también el resultado del partido neonazi Aurora Dorada (9,39 %):
La tercera posición del partido Aurora Dorada ha ensuciado las elecciones, en un contexto de subida de los euroescépticos y de la extrema derecha en toda Europa.
