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El viernes 25 de noviembre se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este marcó el inicio de 16 días de iniciativas que buscan prevenir y erradicar los actos de violencia, así como promover la concienciación sobre el tema y el apoyo a este.
Un nuevo informe de las Naciones Unidas respecto a los homicidios por razones de género, revelado días antes esa misma semana, presenta una imagen devastadora de la situación: en 2021, 45 000 mujeres y niñas en todo el mundo fueron asesinadas por un miembro de su círculo familiar. Ese mismo año, en Europa se registraron 2500 feminicidios en el contexto familiar.
Es posible que esta cifra – que ya es alarmante – en realidad sea mucho más alta, ya que la falta de datos impide tener una idea clara de una situación que no se limita a la violencia en un ámbito privado. Pese a todo, en Europa, entre 2010 y 2021, se pudo constatar una disminución de un 19,5 % en la tasa de homicidios contra mujeres perpetrados por personas cercanas.
En estos últimos años, muchos gobiernos se han ocupado de la cuestión de los feminicidios. Las iniciativas surgen una tras otra, ya vengan de la Comisión Europea, de España (que anunció su intención de ser el primer país de Europa en registrar todos los feminicidios) o de Bélgica (que un mes antes aprobó un texto sobre el estatus legal de los feminicidios). Sin embargo, estas siguen siendo bastante insuficientes ante la amplitud del fenómeno.
