Elige un idioma
Tan solo dos días después del inicio de la guerra en Ucrania, una organización no gubernamental con el orwelliano nombre de “Instituto de la Sociedad Libre” envió una carta pública al Parlamento lituano instándole a posponer la audiencia de la Ley de uniones con neutralidad de género (el Parlamento debe votar sobre ella en las próximas semanas).
Este proyecto de ley ha sido una de las principales preocupaciones del movimiento antigénero en Lituania, junto con una serie de otras cuestiones "polémicas", como la ratificación del denominado Convenio de Estambul (el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica) y la descriminalización de la posesión de pequeñas cantidades de drogas.
Aprovechando el terror del que es presa actualmente la sociedad lituana, estas personas y grupos decidieron actuar rápidamente para borrar estas cuestiones de derechos humanos de la agenda política durante un periodo de tiempo impredecible.
La ironía, o más bien, la tendencia predecible de estos avances, es que la posición de estos activistas antigénero repite textualmente la ideología de "valores tradicionales" que promueve el Kremlin.
La carta del Instituto de la Sociedad Libre solicitaba al Parlamento lituano que se abstuviera de tratar cuestiones que podían "dividir a los ciudadanos lituanos" y amenazar la estabilidad de la "familia tradicional" y la propia base de la sociedad. En cuestión de días, se hizo eco de sus argumentos la parlamentaria Agnė Širinskienė, una teóloga, abogada y conocida defensora de las causas conservadoras.
Insistió en que, debido a las "tensiones geopolíticas" en Europa, las cuestiones "divisorias" debían borrarse del orden del día e incluso presentó una moción para evitar que el proyecto de ley se debatiera en la sesión parlamentaria de la primavera. Mientras, los miembros del Parlamento recibieron de forma masiva correos electrónicos y mensajes de texto amenazantes de los defensores de la familia tradicional, en los que les instaba a no debatir sobre la Ley de Uniones.
Narrativas familiares
Estos episodios de Lituania le resultarán familiares a cualquier persona que trate con grupos de presión antigénero en cualquier otro lugar en Europa y más allá. Desde hace ya algunas décadas, los movimientos ultraconservadores del mundo se han reunido en torno a lo que consideran la defensa de los "valores tradicionales" y la "familia natural". En realidad, su agenda es puramente oposicionista, ya que se oponen a los derechos LGTBQ, al derecho al aborto seguro y legal, a las iniciativas de igualdad de género, a la educación sexual y a otras cuestiones progresistas de derechos humanos.
A la vanguardia de estas fuerzas tradicionalistas encontramos a Rusia, autodeclarada defensora principal de la "familia tradicional" y último bastión de los "valores cristianos" en Europa.
Mientras que en los países de Europa Occidental el movimiento antigénero se opone al Estado liberal, que refuerza las normativas que fomentan la igualdad de género y protege los derechos LGTBQ, en el caso de Rusia, la ideología antigénero es autorizada por el Estado y aprobada oficialmente. Desde el regreso al poder de Putin en 2012, la resistencia a la denominada "ideología de género" y la "dictadura liberal" de Occidente se ha convertido en la misión de Rusia en cuanto a la civilización.
El movimiento de ultraderecha global desde hace tiempo
