Cada año tiene derecho a su propio escándalo financiero internacional. Después de los Pandora Papers en 2021, ahora, a inicios de 2022, les toca a los Suisse Secrets sacudir el mundo de las finanzas. Esta gran investigación del consorcio de periodistas Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) saca a la luz la manera en la que el Credit Suisse albergó durante años fondos de origen criminal o ilícito al punto de exceder los 100 000 millones de dólares en su apogeo.
El secreto bancario suizo es absoluto, pero gracias a una filtración de datos sobre más de 18 000 cuentas abiertas en el Credit Suisse entre los años cuarenta y finales de la década de 2010, el OCCRP pudo trazar un perfil del sistema financiero que acogió a criminales y políticos corruptos notorios.
El Credit Suisse, por su parte, negó rotundamente estas alegaciones, sosteniendo que las preguntas planteadas en la investigación estaban basadas en “información parcial, inexacta o selectiva fuera de contexto que daba lugar a interpretaciones tendenciosas de la gestión de los asuntos del banco”. La empresa agrega en particular que la mayoría de las cuentas en cuestión se habían cerrado desde hacía tiempo y que las que quedaban habían sido debidamente inspeccionadas.