"Ningunear a la Unión nunca fue tan fácil ni salió tan barato", señala José Ignacio Torreblanca en un artículo de El País. Desde que Rusia ignorara en 2008 todos los acuerdos europeos e invadiese parte de Georgia, otros países (entre ellos China, Israel y Libia) han decidido "pasar por encima" de la Unión Europea. A pesar de un "despliegue diplomático espectacular" que cuenta con 2172 embajadas y 933 consulados, los ministerios de Asuntos Exteriores de los países de la UE no son más que "muertos vivientes que apenas desempeñan función relevante alguna", según el director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations. Para superar la atomización de la política exterior, Catherine Ashton ha presentado el Servicio Europeo de Acción Exterior, que pretende unificar la diplomacia "en lugar de hacer cada uno la guerra por su cuenta". Aunque "sobre el papel, todo tenía bastante sentido", la fusión está siendo más problemática de lo previsto, por lo que los expertos han hablado de la existencia de una "guerra de trincheras". Sin embargo, Torreblanca considera que "no es para tanto" y que"todo lo que los europeos son capaces de arrojarse unos a otros son artículos legales, organigramas y notas a pie de página".
Desde Estados Unidos
Washington, aún escéptico
Mientras que Lady Ashton va sentando las bases de su nuevo cargo en el ámbito de la política exterior, Europa sigue gravemente herida por la indiferencia procedente de Estados Unidos, informa el New York Times. Tras las peticiones realizadas por José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión, para que los europeos “piensen de un modo global y para que sus acciones crucen la barrera del Atlántico”, los principales líderes de los Veintisiete “han prometido a la administración Obama que Europa será un aliado para retos globales tan heterogéneos como la seguridad o el cambio climático”. No obstante, los dirigentes estadounidenses y los expertos europeos siguen manteniendo una postura educadamente escéptica. Con los líderes europeos nacionales centrados en sus propios debates sobre Grecia y la crisis de la deuda, el Viejo Continente no supone “ningún problema para Estados Unidos, pero tampoco una gran ayuda”. Desde el 11 de septiembre, los intereses de EE.UU. se han centrado en Oriente Medio, Afganistán, China e Irán y, por ahora, los de la UE no han ido en la misma dirección. Con este panorama, ¿llegará a concretarse la idea colectiva de poder global que sostiene la UE? Según un antiguo embajador, “hablan mucho sobre el tema, pero no lo llevan a la práctica”.